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martes, 8 de septiembre de 2015

La media luna de la Virgen de las Angustias de Nerja, una pieza de la Real Fábrica de Platería Martínez




Media luna (anverso) 


A los pies de la imagen de Nuestra Señora de las Angustias que recibe culto en su ermita de Nerja hay una media luna, obra de platería del siglo XIX perfectamente conservada hasta nuestros días. La pieza, rematada en sus extremos por dos estrellas de ocho puntas, tiene  en la parte central una cartela con hojas de acanto que envuelven una cadenilla que enmarca una cruz con sudario. En el reverso figura grabado el siguiente texto: “Esta alhaja es propia de los Señores D. Manuel Mª Manescau Santiago y su Esposa Dª Francisca Rodríguez Cano año 1862”.


Media luna (reverso) 

A ambos lados de la cartela y duplicado se encuentra el contraste de platero, una M sobre la que reposa una Z invertida y tumbada de menor tamaño; este contraste usado por la Real Fábrica de Platería Martínez permite identificarla como obra salida de los talleres de la misma. La fábrica fue creada en Madrid en 1778 por el afamado platero aragonés Antonio Martínez Barrio con el nombre de Escuela de Platería y Máquinas, aunque pronto contó con el apoyo del rey Carlos III, obteniendo la denominación de Real Fábrica. La fábrica cerró en 1867 y durante sus ochenta y nueve años de existencia fabricó piezas de plata y oro para los palacios reales, a la vez que servía a toda España, y funcionó como escuela de formación de plateros, conforme a la mentalidad ilustrada de su fundador y del monarca promotor de la misma.


Media luna (anverso con detalle del contraste de platero) 


Por lo que se refiere a los donantes diremos que Manuel María Manescau Santiago fue juez y ejerció en diferentes destinos entre 1843 y 1879; pertenecía a una rama de la familia Manescau, descendiente de comerciantes franceses establecidos en Málaga en el siglo XVIII, que se asentó en Nerja en el XIX,  emparentó con algunas personas naturales de esta localidad y formó parte de la élite social y política de la misma (familiar suyo fue el malagueño José María Manescau Saborío, senador por la provincia y presidente del Tribunal Supremo; también Vicente Martínez Manescau, fundador de la fábrica azucarera ‘San José’ y alcalde de Nerja).

La alhaja fue ofrecida por los esposos Manescau en 1862, unos años después de la obtención del patronato de la ermita de Nuestra Señora de las Angustias por parte del Ayuntamiento de Nerja y de su proclamación como patrona de la localidad. La ermita había sido fundada por Bernarda María Alférez, viuda de Luis López de Alcántara, propietario del ingenio azucarero ‘San Antonio Abad’, en 1720, a la vez que obtenía el nombramiento de patrona de la misma; sus descendientes mantuvieron el patronato hasta 1825 en que uno de ellos, el presbítero Francisco Antonio Rodríguez de Alcántara, al morir, lo legó a Miguel Rebolledo y a su esposa María de la Concepción Romero y Aragón, vecinos de Granada. Esta última no debió ejercer demasiado bien sus funciones y en la década de 1840 la ermita ya sufría un importante deterioro; como consecuencia, el Ayuntamiento llegó a un acuerdo con María de la Concepción Romero por el que, mediante escritura de 1 de agosto de 1853,  le cedió el patronato de la ermita a la corporación municipal de Nerja “en representación de su común”, manteniéndolo hasta la actualidad. El día 28 de agosto el Ayuntamiento procedió a realizar un inventario completo de todo lo que había en la ermita y en él figuraba “una media luna de hoja de lata”, entre otros enseres de desigual valor y estado de conservación[1]. Poco después, en 1857, el obispo de Málaga concedía para la Virgen de las Angustias el título de Patrona de Nerja y a partir de entonces algunas personas pertenecientes a los grupos dominantes de la localidad, aun cuando estas residieran fuera de Nerja, ofrecieron o regalaron ropas y alhajas para la imagen de la Virgen de las Angustias u objetos litúrgicos para su culto, acto devocional que llevaba aparejada la exhibición de riqueza y poder, a la vez que proporcionaba reconocimiento y prestigio. Este fue el caso del deán de la catedral de Córdoba, Juan Gutiérrez Correa, quien en 1863 regaló “un cáliz de plata de buena hechura, con vinajeras y platillos del mismo metal para que sirvan en las próximas festividades y octavas de nuestros patronos la Santísima Virgen de las Angustias y glorioso Arcángel San Miguel como un recuerdo de un hijo de Nerja y en testimonio de la devoción a tan sagradas imágenes”[2]; y este fue también el caso que nos ocupa del matrimonio formado por Manuel María Manescau y Francisca Rodríguez al ofrecer una media luna de plata, metal más noble, en sustitución de la pieza de hojalata con que contaba la imagen.


Media luna (anverso, cartela central)


La media luna es un elemento simbólico asociado a la imagen de la Virgen que tiene su origen en un párrafo del libro del Apocalipsis: “Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza” (Ap 12, 1). Ciertamente, la luna forma parte de la iconocrafía de la Inmaculada y no de la Piedad o Lamentación de la Virgen sobre Cristo muerto en sus brazos, a partir de la cual se creó el nuevo modelo iconográfico de la Virgen de las Angustias; para entender el porqué de esta presencia hay que referirse a la imagen de la Virgen de las Angustias de Granada que ha servido de modelo a las tres imágenes de la misma advocación que a lo largo de casi trescientos años han recibido culto en la ermita de Nerja.

La imagen de la Virgen de las Angustias granadina, talla del siglo XVI atribuida a Gaspar Becerra, es una variación del tema de la Lamentación o Piedad muy extendido por Europa durante la Edad Media, cuyo culto fue introducido en Granada por Isabel la Católica, y cuya iconografía se fue elaborando lentamente a lo largo de más de un siglo. La Virgen, vestida de luto al modo cortesano del reinado de Felipe II,  se encuentra a los pies de una cruz de plata de la que cuelga el sudario del Descendimiento y tiene ante sí a Cristo muerto, no en sus brazos sino sobre un banco o mesa, especie de altar sacrificial, envuelto en telas blancas. Aunque carecía de media luna esta le fue incorporada en 1640, configurándose así como una Virgen apocalíptica, y de esta manera figura en múltiples grabados antiguos. La imagen tenía inicialmente las manos sobre el pecho y la cabeza inclinada sobre su Hijo, pero en 1718, para que pudiera lucir sobre el pecherín un pectoral con valiosa cruz, regalo del arzobispo de Granada, el escultor Pedro Duque Cornejo le separó los brazos y modificó la posición de la cabeza, imprimiéndole la rigidez y el hieratismo que la caracterizan[3].


 Virgen de las Angustias, patrona de Granada. Foto de J. Torres,hacia 1890    


La imagen dieciochesca de la Virgen de las Angustias nerjeña, la primera de las tres, desapareció durante la Guerra Civil, aunque se han conservado fotografías anteriores que nos permiten conocer cómo era. Tras la guerra se adquirió otra, atribuida a José Navas Parejo,  cuyo cuerpo de escayola se rompió al caer del paso en que procesionaba; esta segunda imagen fue sustituida por la tercera y actual. Todas ellas toman como modelo la Virgen de las Angustias de Granada y, como esta, incorporan la media luna, que desde 1862 es la que donaron los esposos Manescau, como puede comprobarse  a través de las fotografías. Que sepamos, solo la media luna y, aunque algo modificada,  la corona imperial que luce la imagen de la Virgen son los únicos elementos antiguos de su ajuar que han llegado hasta nuestros días.



  Primera imagen de la Virgen de las Angustias de Nerja (desaparecida en 1936)



Segunda imagen de la Virgen de las Angustias de Nerja atribuida a José Navas Parejo, ca. 1940 (Foto de José Padial Bobadilla)



Imagen actual de la Virgen de las Angustias de Nerja






[1] CAPILLA LUQUE, F., y ARCOS VON HAARTMAN, E., La ermita de Nuestra Señora de las Angustias de Nerja y sus pinturas murales, Málaga, Fundación Cueva de Nerja-Ayuntamiento de Nerja, 2012, y (A)rchivo (M)unicipal de (N)erja. Leg. Histórico, S. XIX, s.n.
[2] A.M.N. Actas capitulares, acta del 10 de septiembre de 1863.
[3] SÁNCHEZ APARICIO, M.S., “La Virgen de las Angustias: devoción de la Granada del seiscientos (y II)”, http://www.lahornacina.com/articulosgranada5.htm

martes, 9 de junio de 2015

Un documento para la historia social de Nerja


En el Día Internacional de los  Archivos


Quisiera contribuir a la celebración de esta jornada con la publicación de la transcripción de un documento significativo para la historia social de Nerja que se encuentra en su Archivo Municipal. Se trata de la comunicación que el alcalde de Nerja envía al gobernador civil de Málaga el día 28 de diciembre de 1901, informándole de las acciones promovidas por la Sociedad 'La Luz de la Ciencia', exigiendo la eliminación de impuestos. La jornada fue bastante agitada con piquetes impidiendo el acceso de los obreros a la fábrica de Larios, entre otras acciones, y una manifestación por las calles de la localidad que podría calificarse de exitosa (300 a 400 participantes) si se tiene en cuenta la población que tenía en esos momentos (menos de 7.000 habitantes); en suma, un pequeño contrapunto a la versión un tanto edulcorada que de la historia local a veces se quiere transmitir.







1901, diciembre, 28
Nerja

Escrito del alcalde de Nerja,  dirigido al gobernador civil de Málaga informándole de la manifestación y acciones promovidas por la Sociedad ‘La Luz de la Ciencia’.

Archivo Municipal de Nerja. Leg. Histórico S. XX (1902-1927).



Excmo. Sr.

En aclaración al telegrama que en este día he tenido el honor de dirigir a V.E., debo expresar que en las primeras horas de la mañana de hoy diversos grupos compuestos de 30 a 40 hombres cada uno se situaron en las salidas del pueblo impidiendo a labradores y jornaleros pacíficos acudir a sus ocupaciones habituales. Engrosados los grupos de revoltosos ascendentes a unos 300 o 400 recorrieron las calles de la población dando voces subversivas y llegaron por último a la Casa Consistorial pidiendo desaparezcan los derechos que gravan los arbitrios municipales.

Para formar una idea acabada de lo ocurrido es de mencionar que hace dos días se presentó en esta Alcaldía el vecino Miguel Parras Ramírez exhibiendo un pliego comprensivo de los estatutos de la Sociedad ‘La Luz de la Ciencia’, registrados en el Gobierno Civil de su digno mando con fecha 18 del que cursa, y tal sociedad es la que ha ocasionado la perturbación que se lamenta en la vida normal de esta villa. El Miguel Parras Ramírez, como presidente de dicha sociedad y otros individuos afiliados a ella, han sido los que se han mostrado en forma más ostensible en la manifestación pública.

Son conocidos según versiones llegadas a la Alcaldía con individuos que también han ejercido coacción sobre gente pacífica Gerónimo Atencia Laín y Francisco Jaime Platero, siendo detenido todo el personal de la fábrica azucarera de los Sres. Larios al dirigirse a sus faenas y entre otras personas que sufrieron igual contrariedad se cuenta a José Laín Pérez y varios braceros que se ocupaban de la labor del cortijo propiedad de Antonio Aranda García.

Esta Alcaldía, en vista del conflicto y en evitación de más perjudiciales atropellos, accedió en algo de lo que dentro de la ley podía ser factible a las peticiones hechas; pero teniendo en cuenta la forma que revisten las manifestaciones externas de la manifestada sociedad, que tan poco han cumplido con lo que preceptúa el art. 9º de la Ley de 30 de junio de 1887 y los fines mostrados por sus actos ilegales ejecutados en este día, que se separaron por completo de los que los estatutos prescriben, me permito con el debido respeto llamar la atención de V.E. sobre la conveniencia de suspender la mencionada sociedad y pasar a conocimiento de los tribunales de justicia los hechos relatados por si ha lugar a su disolución.

En evitación de hechos análogos y que las autoridades de esta villa no se vean desprovistas de los medios necesarios para evitarlos, también se ve precisada esta Alcaldía a poner en conocimiento de esa superioridad la escasa dotación de este puesto de la Guardia Civil, en el día de hoy compuesto por tres Guardias, lo que supone imposibilidad material de imponer el orden ante muchedumbres en tumulto como hoy ha ocurrido y que entra en lo posible tratara de repetirse con cualquier otro pretexto o en ocasión de la próxima zafra de la caña de azúcar.

De los hechos acaecidos en la manifestación he dado con esta fecha conocimiento al Sr. Juez de Instrucción del Partido.

Todo lo cual pongo en conocimiento de V.E. debiendo indicar por último que a la hora de las doce se fueron retirando los grupos en actitud pacífica reinando el orden más completo hasta la hora del anochecer en que me dirijo con la presente a su Autoridad.

Dios guarde a V.E. muchos años.

Nerja, 28 diciembre 1901


EXCMO. SEÑOR GOBERNADOR CIVIL DE LA PROVINCIA







viernes, 22 de mayo de 2015

Los cruciformes de la fábrica 'San Joaquín' de Maro, en Nerja (Málaga)








En 1991, el que fuera primer conservador de la Cueva de Nerja, Pablo Solo de Zaldívar, publicaba en la revista Jábega, editada por la Diputación Provincial de Málaga, un artículo titulado “Los cruciformes del cementerio de Maro, en Nerja (Málaga)”[1]. En él daba a conocer una serie de grabados existentes en la cara externa de los muros del antiguo cementerio de Maro (actualmente utilizado como ermita de San Isidro), en los que había reparado y había estudiado en 1960. Estos grabados, sobre los que ya tratamos en una entrada anterior de este mismo blog dedicada a la antigua necrópolis mareña, representan diversas figuras, como bastones, cruces con y sin peana, figuras antropomorfas esquemáticas y barcos con sus velas desplegadas; fueron ejecutados con dos técnicas distintas: el picado en el enlucido y la incisión con punzón cuando este estaba aún fresco. Solo de Zaldívar atribuía la autoría de los mismos a pastores y lugareños, a tenor de la información que había recabado de algunas de las personas más ancianas de Maro, que sin embargo no supieron, o no quisieron, explicar el motivo por el que los hacían. El conservador fechaba la realización de los grabados a mediados del siglo XIX, aunque esta datación es inexacta, ya que la construcción del cementerio comenzó en 1901 y fue consagrado en enero de 1904.









Sin embargo, no son estos los únicos grabados de semejantes características que se conservan en la zona, pues también los podemos encontrar en la fábrica azucarera y alcoholera ‘San Joaquín’ de Maro. Esta fábrica fue construida en 1879 por Joaquín Pérez del Pulgar y Ruiz de Molina en el pago de ‘Las Mercedes´, declarado colonia agrícola en 1881. La fábrica se encuentra en un solar con forma trapezoidal de 36.964 m2 de superficie, cerrado por una cerca de mampostería revocada que en su lado norte tiene ocho casas que estuvieron destinadas a trabajadores de la colonia, mientras que en el lado noreste hay otras dos, respectivamente habilitadas para el administrador y el mecánico de la fábrica. Los muros testeros de las viviendas de los colonos dan al exterior, al antiguo camino de Nerja a Almuñécar, y aunque muchos de ellos están derruidos, otros se mantienen en pie y conservan grabados idénticos a los del antiguo cementerio de Maro que bien pudieron encontrarse en otras partes de le cerca actualmente ruinosas.








Los grabados se hallan ubicados en ocho paneles de la cara norte exterior agrupados en dos conjuntos: seis paneles consecutivos a partir del ángulo nororiental y dos paneles consecutivos, aunque separados de los anteriores. Las figuras representan bastones, cruces con y sin peana y formas rectangulares; no se aprecian, al menos a simple vista, antropomorfos ni figuras o signos de otro tipo.  El significado tanto de estos grabados murales de la fábrica ‘San Joaquín’ como del cementerio de Maro se nos escapa, aunque pudieran tener un carácter identitario y algunos de ellos, en especial las cruces, constituir verdaderos amuletos o signos de protección de las viviendas que lindaban con el camino antes citado y el monte, a la vez que contribuían a la sacralización del espacio. Sin duda ambos conjuntos, los del cementerio y la fábrica, constituyen un importante documento antropológico que debe ser conservado y protegido.











           






[1] Solo de Zaldívar Yébenes, P., “Los cruciformes del cementerio de Maro, en Nerja (Málaga)”, Jábega 71, 3-14.