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lunes, 4 de mayo de 2020

El castillo de Bentomiz (2)





Castillo de Bentomiz. Cara interior del lienzo con merlatura del lado norte de la parte de la villa (foto del autor)



El castillo de Bentomiz se encontraba en la parte más elevada de la cima del cerro que estaba completamente rodeado de murallas torreadas. No toda la superficie amurallada pertenecía al castillo, pues la fortaleza contaba con dos recintos, el superior, más pequeño, era el del castillo y el inferior, mucho más extenso, era un albácar en el que debía encontrarse la villa de Bentomiz. La planta de todo el conjunto es un polígono irregular, si bien todas sus caras se distribuyen conformando tres grandes lados: uno casi recto orientado al norte, hacia la parte de Arenas y Daimalos; otro similar dirigido al oeste, hacia la parte de Vélez-Málaga; y un tercero, el mayor, alabeado y orientado al sur. Dicha figura tiene tres esquinas conocidas con los nombres de Esquina de Arenas (NO), de Daimalos (NE), y de Vélez-Málaga (SO). 

En la zona noroccidental de la fortificación, dominando todo el conjunto, estaba el castillo propiamente dicho que tenía la misma forma que se ha descrito, aunque ocupaba una superficie equivalente a un 15%, aproximadamente, de los 39.718 m² fortificados.



Plano del estado actual del castillo de Bentomiz. Fuente: CHAVARRÍA VARGAS, J.A., “De la fortaleza y sierra de Bentomiz”, Jábega 46, 1984, pág. 12

La entrada del castillo se halla perdida y debía encontrarse en el lado septentrional, muy cerca de la esquina nororiental del mismo o de Daimalos; la puerta estaba flanqueada por dos torres situadas a derecha e izquierda. La torre de la derecha, conforme se entraba, era de planta cuadrada y su hueco tenía 3,22 m de lado, y la de la izquierda era rectangular y su hueco medía 3,22 m de largo y 2,34 m de ancho. Desde la torre de la izquierda partía un muro que cerraba el castillo por el sur y lo separaba de la parte de la villa; este muro terminaba en otra torre rectangular, de 4,10 m de largo y 3,22 m de ancho, «que está en el esquina de la dicha fortaleza hacia la parte de Vélez»[1]. El muro se dividía en tres lienzos de 37, 35 y 29 m respectivamente, entre los que se distribuían dos torres rectangulares: la primera de ellas conforme se venía de la entrada tenía dos habitaciones, una de 4,10 m de largo y 3,22 m de ancho que salía hacia la parte de la villa, y otra de idénticas dimensiones que daba al interior del castillo; la segunda torre tenía 2,63 m de largo y 2,34 m de ancho[2].

El lado occidental del castillo partía de la torre de la esquina de Vélez y terminaba en la esquina noroccidental o de Arenas, donde había otra torre rectangular de 3,22 m de largo y 2,34 m de ancho. Entre ambas se levantaba una torre ochavada de 5,86×5,86 m unida a ellas por dos lienzos de 37 y 33 m de largo[3].

El lado norte partía de la torre de la esquina de Arenas y terminaba en la puerta de entrada al castillo. Junto a este muro, por la parte de dentro, sobre una plataforma, se encontraba la torre del Homenaje, y en él había, además, «una torrecilla que hasta salía en el muro para garita de vela sobre Arenas» y otra torre «que está a un esquina que hace el dicho muro frontero de Daimalos», de 4,98 m de largo y 2,34 m de ancho, situada a 14 m de la puerta principal. Delante de este lado norte existía una barrera o falsabraga de retraimiento con dos cubos redondos con troneras en su base y 25 m de circunferencia.


Castillo de Bentomiz. Torre ochavada (foto del autor)

Castillo de Bentomiz. La torre ochavada y lienzo vistos desde la esquina de Arenas (foto del autor)


El castillo tendría un perímetro amurallado de unos 250 m, aproximadamente, con nueve torres, más la torre del Homenaje y la barrera con los dos cubos redondos. De todas ellas sólo se conservan dos y uno de los cubos. Tanto los muros como las torres eran de mampostería, aunque la mitad superior era de tapial, y estaban coronados por adarves con camino de ronda y pretil almenado; es posible que el material empleado fuera sólo la mampostería y las partes de tapial hubieran sido incorporadas en periodos posteriores ante la necesidad de reparar las partes altas de los mismos, conforme se iban deteriorando. Todas las torres estaban terraplenadas, excepto la del Homenaje y la que tenía estancias en su interior, y disponían de terrados rodeados de pretiles almenados. Merece destacarse la torre ochavada, de tapial sobre base formada por cajones de mampostería entre verdugadas de ladrillo, que Fernández López sitúa en época almohade, a finales del siglo XII o primera mitad del siglo XIII[4]. En el patio de la fortaleza había «una casa de aposentamiento» o dependencia para alojar tropas, una caballeriza arrimada al muro, dos cámaras, alta y baja, y un horno. Además, contaba con dos aljibes rectangulares cubiertos con bóveda de cañón, enlucidos y pintados con almagra, de los que Pedro Fernández de Madrid no da noticia en su Relación, y que Fernández López considera de época califal[5]. Tanto los aposentos como los lienzos y pretiles de la fortaleza estaban muy deteriorados en 1509 y uno de los lienzos estaba completamente caído[6]; el visitador ordenaba al tenedor de la fortaleza que, sin dilación alguna, «haga reparar los aposentamientos de la dicha fortaleza e las garitas de las torres e muro de ella donde han de estar las estancias de las velas e que lo tenga enhiesto e reparado»[7].


Castillo de Bentomiz. Aljibe del castillo (foto del autor)


Sin embargo, Pedro Fernández de Madrid, no incluía en la documentación de la visita información alguna de la parte de la villa, aunque hacía referencia a ella. De los ángulos nororiental y suroccidental del castillo partían muros que rodeaban completamente el espacio en que se encontraba la villa, y donde se estabulaba el ganado, formando un perímetro amurallado en el que quedan restos de cuatro torres. Gran parte del muro conservado tiene amplia base de mampostería y parte superior de tapial, pero los muros del ángulo nororiental de la villa son enteramente de tapial, y uno de los lienzos está realizado con una técnica inusual, que no se halla en el resto de la fortaleza, en que los cajones de tapial, algunos de ellos trapezoidales, se asientan sobre gruesas capas de cal que ocultan los orificios producidos por las agujas. También se mantiene en el lado norte un pedazo de lienzo de tapial sobre base de mampostería con desaguaderos, que conserva catorce merlones y el tramo correspondiente del camino de ronda; igualmente, por el lado occidental, se conservan algunos paños de lienzo y restos de su merlatura. La entrada a este segundo recinto, muy vulnerable, se encontraba en el ángulo nororiental y contaba con antepuerta, si bien actualmente está perdida. 


Castillo de Bentomiz. Cara exterior del resto de lienzo con merlatura del lado norte de la parte de la villa (foto del autor)

Castillo de Bentomiz. Base y desagües del lienzo anterior (foto del autor)

No se conservan restos de construcciones de la villa, que ya en el siglo XVI debía estar completamente abandonada, aunque quedan dos grandes aljibes rectangulares construidos para asegurar el abastecimiento de agua a sus habitantes, que podríamos considerar de época nazarí[8]. Uno de ellos, de 6,40×3,75 m, estaba cubierto con bóveda de cañón y tenía la cara interior de sus muros revocada y pintada a la almagra, y el otro, mucho más grande y profundo, de 10,55×7,30 m, tenía bóvedas de cañón de ladrillo entrecruzadas. Junto a este último aljibe y adosados al muro norte del segundo recinto, existen los muros de una vivienda cuya construcción fue muy posterior a la de la fortificación, probablemente se levantó en el siglo XVIII o en el XIX y, por lo tanto, no formó parte de ella[9].


Castillo de Bentomiz. Aljibe de la parte de la villa (foto del autor)


En la segunda mitad del siglo XVI el castillo estaba muy deteriorado, y en 1571, tras la Rebelión de los Moriscos, Francisco Arévalo de Zuazo lo visitó, alabando la situación tan privilegiada de que gozaba: «dicen que es la mejor atalaya que hay en todo este reino de mar y tierra y se descubren de él todos los lugares de la Sierra de Bentomiz sino son los del río de Lautín»[10]. Arévalo de Zuazo proponía repararlo, pues estaba «mucha parte de él derribado», al menos la torre principal o del Homenaje, que carecía de techos y tenía hundido el suelo del segundo piso, donde podrían residir el alcaide y los dos velas que este tenía obligación de poner. Consideraba que había que mantener la fortificación porque reunía una serie de condiciones que la hacían imprescindible para atender a la seguridad de los nuevos vecinos con que se iba a repoblar el territorio:

«Tiene aljibes con agua y cerca fuente, y los lugares que se poblaren en la sierra estarán con más seguridad porque a qualquiera cosa que les suceda viniendo moros a ellos con hacer almenaras y ahumadas les responde el castillo y Vélez ve las del castillo y podrá salir al socorro y no puede ver los lugares que hay grandes sierras en medio y será grande esfuerzo para los pobladores, y no hay más costa de solo el reparo pues el alcaide es obligado a las guardas y es bien conservar aquel edificio por estar en parte tan importante».[11]


Castillo de Bentomiz. Aljibe de la parte de la villa (foto del autor)


Seguramente no se atendieron las recomendaciones del visitador, pues en el mismo reinado de Felipe II se produjo otra visita, posterior a ésta, de la que se informaba que 

«El Castillo de Bentomiz está todo caído. No tiene persona alguna en él, ni hay donde poder morar ni vivir. […] No tiene situado cosa alguna para su reparo, ni hay para qué reedificarlo porque no es de momento alguno, porque está en una sierra muy áspera donde no hay agua, y cuando quisieren reedificarlo, ni se podría hacer con veinte mil ducados, como lo declaran personas y oficiales que lo entienden».

No obstante, si se tomaba la decisión de repararlo, se aconsejaba realizar obras con urgencia en el «cuarto de aposentamiento» del que hablaba Pedro Fernández de Madrid, al que habría que rehacer sus dos plantas; construirse tres aposentos para que sirvieran de morada a los guardas; reconstruir interiormente la torre del Homenaje, así como las demás torres que no eran macizas y estaban dotadas de cámaras. 


Castillo de Bentomiz. Cara interior del resto de lienzo de tapial del lado oriental de la parte de la villa (foto del autor)


El castillo de Bentomiz, de tanta importancia en la Edad Media, dejó de ser considerado un enclave fundamental en el esquema defensivo que la Corona había diseñado para el territorio a finales del siglo XV; la costa se había convertido en el único frente que merecía la pena mantener fortificado, y al que se dirigieron todas las energías, mientras que el interior del territorio, en otro tiempo cuajado de fortificaciones, iba presentando una estampa con fortalezas ruinosas y abandonadas que se hacía más nítida conforme iba avanzando el siglo XVI. La misma población morisca que vivía en la sierra de Bentomiz, cuando se rebeló en 1569, rehusó atrincherarse en el castillo, a pesar de que éste se encontraba a la mano de la mayor parte de los lugares y disponía de espacio suficiente para acoger a una gran multitud, y prefirió enriscarse en el Fuerte de Frigiliana. Todavía en los primeros años del siglo XVII, Juan Vázquez Rengifo trataba la fortaleza sin referirse al estado de ruina en que se encontraba: 

«Tiene las espaldas al norte y está en el cuchillo del cerro, sobre una muy agra y larga cuesta que con gran dificultad se puede subir por ella, aunque no haya resistencia de contrarios; y por la delantera, al mediodía, tiene una apacible plaza, cercada de una espaciosa y torreada muralla que nace del castillo por el un lado del levante y por el otro del puniente, en que comprehende un sitio casi redondo, donde pudiera haber una populosa población.En aquel sitio hay dos muy grandes y bien labrados aljibes, cisternas para agua, y otro de la misma forma en el castillo».[12]


Castillo de Bentomiz. Lado norte de la parte de la villa; en primer término, los restos de vivienda (foto del autor)


Pero con sus palabras, dejando aparte las inexactitudes que pudieran presentar desde el punto de vista histórico, Rengifo deja traslucir el concepto que sus contemporáneos tenían del castillo, una fortificación antaño formidable con un papel que desempeñar, pero innecesaria en esos momentos y convertida en reliquia de un pasado ya muy lejano:

«Y aunque en el sitio de la muralla no parece haber habido población ni haber sido habitado más que sólo el castillo, se colige de su sitio, fundamento, traza y fábrica que se hizo con grandísimo costo y para algún considerable efecto. Y fue que, después que Sevilla volvió a poder de cristianos, salían della y por la mar venían a esta costa y se llevaban los moros y ganados de las alcarías della; y para remediar aquel daño, los moros hicieron aquella fuerza, donde se pudiesen recoger personas y ganados y de donde con almenaras y ahumadas se diese a todas partes el aviso y rebato. Y para aquel efeto fue fundado aquel castillo y muralla, que para ello era cómoda y suficiente; y como amparo de la tierra tomó el nombre de la sierra».[13]

En la actualidad las ruinas del Castillo de Bentomiz se encuentran en una finca propiedad privada, parcelada y repartida entre varios propietarios, parte de la cual está cultivada; todo el terreno ha sido sometido a intensa actividad agrícola durante décadas y de ello dan fe los múltiples majanos que se encuentran por todas partes. El abandono del castillo, el efecto del paso del tiempo, y la utilización desde siglos atrás de muchos de sus materiales para la construcción de casas de campo, han dejado en el lugar restos ruinosos a la vista de los cuales todavía se puede adivinar la grandeza de esta fortificación. 

El castillo, como el resto de las fortificaciones de España, cuenta con protección jurídica desde la publicación del Decreto de 22 de abril de 1949, sobre protección de los castillos españoles. Más tarde, la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español (L.P.H.E.), en su Disposición Adicional Segunda declaraba de interés cultural todos los bienes incluidos en el citado decreto, por lo que el castillo de Bentomiz alcanzó la categoría de Bien de Interés Cultural (BIC). Así mismo, en virtud de lo establecido la Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía, el castillo de Bentomiz está incluido en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz. También forma parte del Catálogo de Bienes Protegidos de la normativa urbanística del municipio de Arenas[14].


Castillo de Bentomiz. Restos de muros del lado sur de la parte de la villa (foto del autor)


(Fin)



[1](A)RCHIVO DE LA (A)LHAMBRA DE (G)RANADA, Leg. 20, doc. 1, fol. 4 v.
[2]Idem.
[3]Idem.
[4]FERNÁNDEZ LÓPEZ, S., Catalogación y estudio de las fortalezas medievales de Málaga y su territorio, Tesis Doctoral inédita leída en la Universidad de Málaga en 1987, págs. 177-193.
[5]FERNÁNDEZ LÓPEZ, S., «La fortaleza y tā‛ade Bentomiz», en Andalucía en el tránsito a la modernidad. Actas del Coloquio celebrado con motivo del V Centenario de la conquista de Vélez-Málaga (1487-1987), Málaga, Diputación Provincial de Málaga, 1991, págs. 41-46.
[6]A.A.G. Ibidem, fol. 5 v.
[7]Ibidem, fol. 3.
[8]FERNÁNDEZ LÓPEZ, S., Catalogación y estudio de las fortalezas…, págs. 177-193.
[9]Chavarría Vargas denomina a esta construcción «la casa del Castillo», y la misma mantiene Fernández López. 
[10](A)RCHIVO (G)ENERAL DE (S)IMANCAS, Cámara de Castilla, leg. 2.158.
[11]Idem.
[12]VÁZQUEZ RENGIFO, J., Grandezas de la ciudad de Vélez y hechos notables de sus naturales, Vélez Málaga, Arte y Cultura, 1998, págs. 99-100.
[13]Idem.
[14]CAPILLA LUQUE, F., Las fortificaciones del partido de Vélez-Málaga entre los siglos XV y XIX, tesis doctoral inédita leída en la Universidad de Málaga el 20-01-2009.

sábado, 18 de abril de 2020

Historial legislativo del Sitio Histórico Paraje Pintoresco de Maro




En el  Día Internacional de los Monumentos y Sitios




Plano del Paraje Pintoresco de Maro, mayo de 1967. Ministerio de Cultura y Deporte, Instituto del Patrimonio Cultural de España, PLM ARCH 2 860/2



En 1961, dos años después de descubrirse la Cueva de Nerja, esta cavidad fue declarada Monumento Histórico-Artístico por medio del Decreto 988/1961, de 25 de mayo, quedando desde entonces bajo la protección del Estado. En 1968, por el Decreto 1.288/1968, de 11 de mayo, los alrededores de Maro-Cueva de Nerja eran declarados Paraje Pintoresco. 

En el decreto se especificaba que “este agreste paraje [...] ofrece una belleza natural que merece ser conservada y protegida no solo por su peculiar fisonomía sino como marco de la singular Cueva de Nerja”, quedando bajo la protección del Estado “en evitación de su desaparición o de reformas perjudiciales”. Los límites del Paraje quedaban establecidos en el barranco de Maro, al oeste; el arroyo del Campillo (conocido también como arroyo del Sanguino), al este; los pinares, al norte; y el mar, al sur. La zona comprendida entre estos límites figuraba delineada en un plano conservado en el Instituto del Patrimonio Cultural de España, que, aunque no se publicaba con el decreto en el Boletín Oficial del Estado, este especificaba que era el que se adjuntaba al expediente.

En 1985 se promulgaba la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, por cuya disposición transitoria octava los Parajes Pintorescos se convertían en Bienes de Interés Cultural (BIC). Por su parte, la Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía, en virtud de su disposición adicional tercera, declara inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz todos los Bienes de Interés Cultural de la ley española de Patrimonio Histórico, así como los que tengan atribuida tal consideración. El Paraje Pintoresco Alrededores de Maro-Cueva de Nerja se convirtió así en el Sitio Histórico Paraje Pintoresco de Maro, al asignársele dicha tipología de las que componen la clasificación del Catálogo (son Sitios Históricos los lugares vinculados a acontecimientos o recuerdos del pasado, a tradiciones, creaciones culturales o de la naturaleza y a obras humanas, que posean un relevante valor histórico, etnológico, arqueológico, paleontológico o industrial). 

La ley andaluza de Patrimonio Histórico (arts. 30 y 31) obliga a los municipios a elaborar planes urbanísticos para los Sitios Históricos (y para otras tipologías) inscritos en el Catálogo, estableciendo unos contenidos mínimos, pudiendo estos “solicitar que se les delegue la competencia para autorizar obras o actuaciones que afecten a los bienes inscritos y a sus entornos”. Para ello es necesario tener aprobado el referido plan y contar con “una Comisión técnica municipal que informe las obras y actuaciones” (art. 40). En consecuencia, el 1 de agosto de 2013 el Ayuntamiento de Nerja aprobó el Plan Especial de Protección del Sitio Histórico Paraje Pintoresco de Maro y, posteriormente, propuesta la Comisión técnica, solicitó la delegación de competencias prevista en la ley. Esta le fue concedida por la Consejería de Educación, Cultura y Deporte a través de la Orden de 25 de mayo de 2015.

Sin embargo, el 11 de febrero de 2014, la Sociedad Azucarera Larios, S.A. y Sociedad Azucarera Larios Patrimonio, S.L., interpusieron recurso contencioso administrativo contra el Texto Refundido del Plan Especial de Protección del Sitio Histórico del Paraje Pintoresco de Maro, aprobado por el Ayuntamiento de Nerja. El recurso fue estimado, declarándose nulo el acuerdo del Pleno del Ayuntamiento de Nerja que aprobó el Plan, por sentencia n.º 2539/2017, de 18 de diciembre, del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. El Plan Especial de Protección del Sitio Histórico Paraje Pintoresco de Maro está anulado, pero el Sitio Histórico Paraje Pintoresco de Maro sigue siendo un Bien de Interés Cultural protegido por las normativas estatal y andaluza.


ANEXO


LA CREACIÓN DEL PARAJE PINTORESCO ALREDEDORES DE MARO-LA CUEVA DE NERJA EN LOS LIBROS DE SESIONES DEL AYUNTAMIENTO DE NERJA

1. Sesión del Ayuntamiento Pleno de Nerja de 6 de febrero de 1966
Punto 9.º.- Asuntos urgentes, apartado c) Cueva de Nerja
Archivo Municipal de Nerja. Libro de actas del Ayuntamiento Pleno de Nerja, años 1963-1969, fol. 261 r.º.

«También da cuenta el Sr. Presidente  de que en la reunión del Patronato [de la Cueva de Nerja] se propuso al Ilmo. Sr. Director general de Bellas Artes la conveniencia de declarar zona o paisaje pintoresco a la Cueva de Nerja y sus alrededores, mostrándose la Corporación conforme en principio, si bien antes de decidir concretamente sobre el particular deberá conocerse y estudiarse el alcance de la declaración para obrar con conocimiento de causa.»


2. Sesión del Ayuntamiento Pleno de Nerja de 8 de marzo de 1967
Punto 6.º Declaración de zona pintoresca de los alrededores de la Cueva de Nerja.
Archivo Municipal de Nerja. Libro de actas del Ayuntamiento Pleno de Nerja, años 1963-1969, fol. 325 v.º.

«A requerimiento de la Dirección General de Bellas Artes y en ejecución de lo acordado por el Ayuntamiento Pleno en su sesión de 22 de febrero de 1966, se acuerda por unanimidad de los ocho concejales asistentes a la sesión, siendo nueve el número de concejales que de hecho y de derecho componen la Corporación, declarar zona o paisaje pintoresco a la Cueva de Nerja y sus alrededores, comprendidos dentro del perímetro siguiente; por el norte la parte de los montes de propios de este Ayuntamiento donde está enclavada la Cueva y que a una distancia media de unos 300 metros es visible desde ella; al sur con el mar Mediterráneo; al este con el barranco del Sanguino, y al oeste con el barranco de Maro. La zona queda marcada en rojo en las fotografías de los planos que obran en el expediente.
 En este perímetro la Dirección de Urbanismo ha proyectado, dentro del Plan General de Ordenación Urbana de este municipio, una ordenación entre el anejo de Maro y la Cueva de Nerja, que será respetada y no podrá ser afectada. También partiendo de la carretera de acceso a la Cueva de Nerja se inicia una carretera forestal que conduce a la “Fuente del Esparto”, cuyo proyecto debidamente aprobado obra en el Patrimonio Forestal del Estado. Tampoco este proyecto podrá ser afectado.»

 
Borrador del Plano del Paraje Pintoresco de Maro










viernes, 20 de marzo de 2020

El castillo de Bentomiz (1)




Restos del castillo de Bentomiz. Al fondo, Competa y la sierra de Almijara. (Foto del autor)



En el término municipal de Arenas (Málaga) se encuentran los restos del castillo de Bentomiz, situado en el cerro del mismo nombre (709 m de altitud), una de las fortalezas medievales más importantes del territorio de la actual Axarquía. A partir de la incorporación del territorio a la Corona de Castilla en 1487, los Reyes Católicos concedieron prioridad a la defensa costera, la frontera marítima y desmantelaron muchas de las fortalezas andalusíes que se encontraban en el interior. Sin embargo, aunque no estaba en la misma costa, se consideró que este castillo podría ejercer un importante papel en la defensa costera, prestando un gran apoyo a la ciudad de Vélez-Málaga, cabeza de todo el territorio, tanto por su proximidad al litoral como por la situación estratégica de que gozaba. El castillo de Bentomiz, convertido en un auténtico centro receptor y emisor de avisos, ejercería de enlace entre la marina, las sierras del interior, y la propia ciudad de Vélez, por lo que se mantuvo activo durante todo el siglo XVI, aunque no más allá de esta centuria[1].


Castillo de Bentomiz, torre Ochavada. (Foto del autor)


El cerro de Bentomiz estuvo poblado desde la Prehistoria, y de ello dan testimonio los restos líticos que se encuentran dispersos por la superficie del terreno, donde han aflorado a causa del incesante laboreo a que ha sido sometido debido a la práctica de la agricultura. Aunque dicho poblamiento no deja de ser más que una hipótesis, pues, salvo algunos ensayos publicados sobre la fortaleza andalusí y algunos estudios sobre toponimia, no hay informes arqueológicos que avalen dicho planteamiento, por la sencilla razón de que, hasta el momento, no se han realizado excavaciones, al menos de forma científica y sistemática. 


En la cumbre del cerro se encuentra el castillo de Bentomiz[2], una fortaleza desde la que se domina un amplísimo territorio: la costa, desde la de Algarrobo hasta el occidente de la ciudad de Málaga, con un dominio absoluto de la desembocadura del río de Vélez y de la ensenada de Vélez-Málaga y Torre del Mar; el valle fluvial del Vélez, al menos la parte correspondiente al curso bajo del río y su extensa vega litoral, y la misma ciudad de Vélez-Málaga y los cerros que se interponen entre ella y el castillo de Bentomiz; el territorio situado a occidente de dicho río, Comares y su tierra; parte del corredor Colmenar-Periana, y especialmente esta última localidad; al norte, la sierra de Tejeda y gran parte de la sierra de Almijara, y casi todas las localidades que se encuentran situadas en su cara meridional; y al este, el valle del río de Algarrobo y, más allá, los cerros y cumbres de la zona más oriental de la provincia. Quizá sea este último flanco el menos controlado visualmente por el castillo de Bentomiz, pues entre él y la sierra de Almijara se interponen elevaciones que impiden el dominio sobre el valle del río de Torrox, Frigiliana y Nerja, así como del sector costero situado al oriente del Morro de Lagos; sin embargo, desde las cimas de los cerros Rávita de Sayalonga (672 m) y Rávita de Torrox (694 m), situados a occidente y oriente respectivamente del río de Torrox, y desde la del Peñón del Fuerte de Frigiliana se puede establecer una comunicación perfecta con esa parte del territorio[3].


Torre del Mar y el delta del río de Vélez vistos desde el castillo de Bentomiz. (Foto del autor)


El nombre Bentomiz deriva del topónimo Munt Mās (donde el orónimo Munt es un término romance que significa «monte» y Mās hace referencia a alguna característica física del lugar) que nos conduciría directamente a un pasado preislámico de la fortaleza, por lo cual parece posible la existencia en el cerro de una estructura castral romana o hispanogoda (castellum oppidum) anterior al ḥiṣn andalusí. En época andalusí, Bentomiz/Munt Mās era un castillo, pero también era un distrito rural o taha al frente del cual estaba la fortaleza, además del nombre de la sierra en que se encontraban tanto la fortaleza como las distintas alquerías que formaban parte de la citada taha.

La primera referencia al castillo de Bentomiz/ḥiṣn Munt Mās es del siglo XI y la encontramos en las Memorias de ̔Abd Allāh, último rey zīri de Granada. El monarca, en lucha con su hermano Tamīm ibn Buluggīn, príncipe de Málaga, al llegar a Bentomiz vio «que era un castillo muy grande en el que se habían reunido todos los habitantes de las cercanías»[4]. El historiador Virgilio Martínez Enamorado ha llamado la atención sobre el papel desempeñado por el castillo, convertido en ocasiones en lugar de refugio para la población de los lugares circundantes. En el siglo XI era la única superviviente de todas las fortalezas situadas en su distrito, además de la cabeza rectora del mismo, formado por un conjunto de alquerías, al que, según las fuentes árabes pertenecían Daimalos, Sayalonga, Acuchayla o Çuheila, Algarrobo, Batarxis, y el conjunto de barrios que mucho más tarde conformarían Torrox. En el siglo XIII, el castillo, junto al que existía un núcleo de población, como veremos más adelante, presentaba rasgos propios de una pequeña medina, pues era la sede de un cadiazgo con competencias sobre todo el distrito[5].

En el tiempo de la conquista castellana, la taha de Bentomiz estaba formada por las siguientes localidades: Alcaucín, Algarrobo, Arches, Arenas, Batarxis, Benescalera, Bentomiz, Canillas de Aceituno, Canillas de Albaida, Cómpeta, Corumbela, Çuheila, Daimalos, Frigiliana, Lautín, Nerja, Periana, Rubite, Salares, Sayalonga, Sedella y Torrox[6]. Sin embargo, la documentación fiscal de comienzos del siglo XVI sitúa Frigiliana, Nerja, Maro, Lautín, Periana y Torrox (Alhaguer, Almedina y Alhandac) en una taha distinta, la de Frigiliana, que comprendía todo el territorio oriental de la Sierra de Bentomiz, precisamente aquel que estaba visualmente poco controlado por el castillo de Bentomiz[7].


Arenas y el pico Maroma vistos desde el castillo de Bentomiz. (Foto del autor)


En 1487, era alcaide del castillo El Gibli, perteneciente a la facción que apoyaba a Boabdil, quien entonces no era aún emir de Granada, sino tan sólo pretendiente al trono que disputaría a su tío El Zagal. El 15 de abril de dicho año, cuando el rey Fernando, decidido a sitiar Vélez-Málaga, instaló su campamento entre esta ciudad y Bentomiz, El Gibli prestó sumisión a Fernando el Católico quien le ordenó guardar la fortaleza en su nombre. Posteriormente, una vez tomada Vélez-Málaga, la taha de Bentomiz capituló el día 4 de mayo[8]y el rey personalmente subió a la fortaleza para verla y se la entregó a Pedro Navarro, marino, militar e ingeniero –introductor del uso de minas terrestres en el asedio de Málaga–, y le «dio la tenencia de ella, con más de mil e quinientos vecinos que cerca de ella viven»[9], lo cual evidencia que el alcaide del castillo de Bentomiz ejercía la autoridad sobre todos los lugares que formaban parte de su taha. Desde 1492 hasta 1517 tuvo la tenencia de Bentomiz el tesorero de los Reyes Católicos Ruy López de Toledo, que a la vez gozaba de la tenencia de la Torre del Mar que «solía andar con ella»; en 1492, el cargo estaba dotado con un salario anual de 250.000 maravedís, pero a partir de 1504, el sueldo del alcaide se redujo a 166.666 maravedís[10]. En 1517, al morir el tesorero Ruy López, la tenencia del castillo pasó a Antonio de Mendoza, comendador de Socuéllamos e hijo del primer capitán general del reino de Granada, Íñigo López de Mendoza, conde de Tendilla, que la tuvo hasta finales de 1534. En 1535, por renuncia del anterior, la alcaidía de Bentomiz pasó a su hijo, Francisco de Mendoza, que la tuvo hasta 1563, año de su muerte[11]. En 1564, fue nombrado alcaide Diego de Córdoba, hijo de Alonso de Córdoba, conde de Alcaudete, quien seguía siéndolo en 1598[12].


Vélez-Málaga vista desde el castillo de Bentomiz. Al fondo, el occidente de la ciudad de Málaga. (Foto del autor)


El castillo de Bentomiz no se encuentra incluido en las relaciones de las fortalezas de la costa de Vélez-Málaga que la Corona ordenaba hacer a los visitadores e ingenieros, y es por ello que carecemos de la información que ofrecen estos documentos para otras fortificaciones; sin embargo, en una visita llevada a cabo en 1503 sí se recoge el estado de esta fortaleza, situada «más de una legua a la mano izquierda de la mar […] la cual está mal reparada», aunque el visitadador no ofrecía más datos porque, en el caso de Bentomiz,  manifestaba su preferencia por informar de palabra, y no por escrito, a la superioridad; no obstante, en el margen de la Relación se anota «que se repare la torre del homenaje e lo que más se pudiere reparar», por una cuantía de 60.000 maravedís[13].

Del estado en que se encontraba el castillo, así como de las armas y municiones que había en él y de las propiedades que tenía asignadas para su mantenimiento, informa muy detalladamente Pedro Fernández de Madrid, secretario del Consejo Real, en el acta de la visita que realizó, por orden de la reina Juana I, el día 2 de marzo de 1509. La relación de la visita contiene un listado de las armas que poseía la fortaleza e información sobre los bienes raíces propios, con especificación de lo que rentaban al año, que eran:

«en el Competín un heredamiento de tierras de secano e de riego e morales e otros árboles de fruto […] que renta cada año quince mil e quinientos maravedís, e una carga de pasas, e diez o doce gallinas, e más que quedan para el alcaide, morales en que puede criar tres onzas de seda. E asimismo que la dicha casa tiene en Arenas y en Daimalos e Pataxaxis [sic] e Çuheila, lugares de la sierra de Abentomiz ciertos pedazos de viñas e higueras e almendros e olivos e tierras que renta todo diez ducados […]. E otrosí que la dicha casa tiene un sitio de molino en el río del Competín el cual nunca se edificó ni molió después que se dio para la dicha casa.Otrosí que la dicha casa tiene cuatro pedazuelos de viña que se cogen hasta treinta o cuarenta arrobas de vino cada año»[14].

Por último, la documentación de la visita de Pedro Fernández de Madrid incluye una relación de los muros y torres de la fortaleza que permite hacer una reconstrucción bastante exacta de la misma, si se lee cotejando los datos que aporta con los restos y cimientos que quedan en pie. 

Continuará




[1]A pesar de la importancia de este cerro como lugar de poblamiento desde la Prehistoria, y particularmente del castillo, constatado desde el siglo X, los estudios y la bibliografía sobre el mismo son más bien escasos, aunque se encuentren citas y referencias breves en muchas obras. Generalmente, salvo alguna excepción, los artículos o capítulos de obras más extensas no sólo tratan de la fortaleza, sino también del territorio regido por ella. Esta entrada y la que le seguirá son una versión resumida del capítulo dedicado al castillo de Bentomiz en CAPILLA LUQUE, F., Las fortificaciones del partido de Vélez-Málaga entre los siglos XV y XIX, tesis doctoral inédita leída en la Universidad de Málaga el 29-01-2009. Véase también, CHAVARRÍA VARGAS, J.A., «De la fortaleza y sierra de Bentomiz»,Jábega 46, 1984, págs. 11-26; FERNÁNDEZ HERVÁS, E., «El Castillo de Arenas, fortaleza nazarita del Reino de Granada», Castillos de España 91, 1986, págs. 41-44; FERNÁNDEZ LÓPEZ, S., Catalogación y estudio de las fortalezas medievales de Málaga y su territorio, Tesis Doctoral inédita leída en la Universidad de Málaga en 1987, págs. 177-193, y «La fortaleza y tā‛a de Bentomiz», en Andalucía en el tránsito a la modernidad. Actas del Coloquio celebrado con motivo del V Centenario de la conquista de Vélez-Málaga (1487-1987), Málaga, Diputación Provincial de Málaga, 1991, págs. 41-46. También está incluido en LÓPEZ GUZMÁN, R. (Coord.), Arquitectura de al-Andalus (Almería, Granada, Jaén, Málaga), Granada, Junta de Andalucía, 2002. Además, observaciones muy interesantes sobre el castillo andalusí y el papel ejercido sobre el territorio circundante en MARTÍNEZ ENAMORADO, V., Al-Andalus desde la periferia. La formación de una sociedad musulmana en tierras malagueñas (siglos VIII-X), Málaga, Diputación Provincial de Málaga, 2003. Por otra parte, el castillo está incluido en FERNÁNDEZ RAMOS, J., Historia de la Fortaleza de Vélez Málaga. La Axarquía, Vélez Málaga, 1980, aún no siendo ésta una obra dedicada específicamente a Bentomiz; y la capitulación de Bentomiz en 1487 ha sido tratada en RUIZ GARCÍA, P. y MARTÍN CÓRDOBA, E., «La capitulación de Bentomiz», Isla de Arriarán IX, Málaga, 1997, págs. 7-16. 
[2]Sus coordenadas son: 36º 48’ 13.05” N y 4º 02’ 39.83” O, y se puede acceder al mismo por la cara norte del cerro a través de un carril terrizo que parte del pueblo de Arenas o bien, por el lado sur, por otro camino que comunica Algarrobo con el castillo.
[3]Los términos rābiṭa (pl. rābiṭāt) y ribātʿ designan realidades distintas: las rābiṭāt eran lugares a los que se retiraban hombres piadosos, donde eran enterrados una vez que morían, convirtiéndose en focos de peregrinación y culto popular; sin embargo, un  ribātʿ era un eremitorio, generalmente costero, donde monjes guerreros musulmanes se entregaban a la vida religiosa a la vez que a la defensa. J.A. Chavarría considera que la Rávita de Torrox (también la de Sayalonga) pudo ser un puesto de vigilancia o ribātʿ que con el paso del tiempo perdió su función militar. Cfr. CHAVARRÍA VARGAS, J.A., «De la fortaleza…», pág. 18.
[4]ABD ALLĀH, Memorias, en El siglo XI en 1.ª persona. «Memorias» de ̔Abd Allāh, último Rey Zīrí de Granada destronado por los Almorávides (traducción, introducción y notas de E. Leví-Provençal y E. García Gómez), Madrid, Alianza Editorial, 1980, pág. 185.
[5]MARTÍNEZ ENAMORADO, V., Al-Andalus desde la periferia…, págs. 326-327 y 579.
[6]FERNÁNDEZ LÓPEZ, S., «La fortaleza y tā‛a…», págs. 41-46.
[7]LADERO QUESADA, M.A., «La defensa de Granada a raíz de la conquista. Comienzos de un problema», Miscelánea de Estudios árabes y hebraicos XVI-XVII, Granada, Universidad de Granada, 1967-1968, pág. 27; véase también RUIZ GARCÍA, P. La taha de Frigiliana…, págs. 19-27.
[8]RUIZ GARCÍA, P. y MARTÍN CÓRDOBA, E., «La capitulación…», págs. 7-16.
[9]VALERA, D. de, Crónica…, pág. 237.
[10](A)RCHIVO (G)ENERAL DE (S)IMANCAS, Escribanía Mayor de Rentas, Tenencias de Fortalezas, legs. 1 y 2, Abentomiz, sin foliar.
[11]A.G.S. Contaduría del Sueldo, 2ª Serie, legs. 371-1 y 378-1.
[12]Idem. Véase también VAZQUEZ RENGIFO, J., Grandezas de la ciudad de Vélez y hechos notables de sus naturales, Vélez-Málaga, Arte y Cultura, 1998, pág. 99.
[13]A.G.S. Secretaría de Guerra y Marina, leg. 1, doc. 182.
[14]Relaçión de la fortaleza de Abentomyz, tierra de la çibdad de Vélez-Málaga, y de los muros e torres della. Pedro Fernández de Madrid. Bentomiz, 2 de marzo de 1509. ARCHIVO DE LA ALHAMBRA DE GRANADA, Leg. 20, doc. 1,fols. 2-2 v.