Ermita de las Angustias (Nerja). Autor desconocido. Década de 1910. Foto: cortesía de Alejandro Jaime Peñuela |
1. La ermita
En la plaza de la Ermita de Nerja hay un pequeño santuario en el que se venera a la patrona de la localidad, la Virgen de las Angustias, que cuando se construyó estaba situado extramuros, en pleno campo y a la orilla del camino de Vélez-Málaga a Almuñécar[1]. Las obras del templo finalizaron en febrero de 1720, fecha en que también fue bendecido, según consta en la documentación custodiada en el Archivo Catedralicio de Málaga, y fue construido por iniciativa de Bernarda Alférez y Velasco, entonces viuda de Luis López Enríquez de Alcántara (propietario del ingenio azucarero de Nerja desde 1700 hasta su muerte en septiembre de 1713), quien se convirtió en su primera patrona. Parece que el edificio que levantó Bernarda Alférez no fue sino el resultante de la modificación y ampliación de otro más pequeño y sencillo construido unos años antes, en 1714, por iniciativa, ya fuera solo de su esposo en su último año de vida, ya de ambos conjuntamente, pero finalizado, en todo caso, cuando este ya había fallecido; sin embargo, no es posible confirmar si este primer oratorio llegó a ser bendecido y estuvo abierto al culto en algún momento[2]. Esto se desprende del cotejo de la información documental de archivo de que se dispone con la que va proporcionando la lectura de los paramentos del edificio en la intervención que actualmente se lleva a cabo en la ermita, lo que está permitiendo fijar con bastante precisión las distintas fases constructivas del edificio y situar en una secuencia cronológica aquellas alteraciones (la ermita ha tenido muchas a lo largo de su historia) que aún no habían podido serlo, o que se desconocían, y sobre las que hasta ahora nos habíamos movido siempre en el terreno de la hipótesis.
La ermita construida y bendecida en 1720 es en su mayor parte, desde el punto de vista arquitectónico, la que puede verse actualmente, con ciertos cambios y agregados: Un edificio de planta rectangular, dividido interiormente en dos espacios, la nave y el presbiterio, siendo el segundo de mayor altura que la primera, al que se encuentra adosado por su cabecera un camarín, bajo el que existe una cripta para enterramientos y al que se accede por su correspondiente escalera (Scala Dei). Formando parte de la construcción, hay unas dependencias externas, dedicadas a vivienda del ermitaño y sacristía, situadas en su cara noroccidental, inicialmente de dos alturas situadas a la misma cota, aunque parcialmente elevadas muy posteriormente. Los materiales empleados en su construcción fueron el ladrillo y la mampostería, que en el exterior se mostraban desnudo, aquel, y enlucida con mezcla de cal y arena, esta, y completamente revocados en el interior, como era habitual en la época en este tipo de edificios. Carecía de pórtico y sobre el arco de medio punto de su puerta de entrada se abría una pequeña hornacina que debió albergar alguna pequeña imagen. La ermita fue decorada interiormente, primero con un sencillo programa pictórico y en la década de 1730 con un segundo programa de pinturas al seco más complejo, localizado en sus bóvedas fingidas y muros.
La ermita de las Angustias de Nerja tal como debió ser al finalizar su construcción en 1720. Reconstrucción virtual realizada por Dori Castillo Delgado |
A partir de mediados del siglo XIX y en un contexto del que trataremos a continuación, se realizaron varias intervenciones que afectaron a las dependencias externas y apertura de vanos. Sin embargo, las que aquí nos interesan son aquellas que transformaron el aspecto del santuario y la percepción visual que se tenía del mismo, como fueron el blanqueo del edificio, totalmente en el exterior y parcialmente en el interior, primero con pigmentos en tonos ocres amarillentos o azulados, e incluso grises, y posteriormente sin ellos, y, sobre todo, el añadido de un pórtico de aire neoclásico. Se trataba de ocultar aquellos elementos de estética barroca que los cambios experimentados en el gusto rechazaban, y de darle a la ermita un aspecto acorde con el del exterior de los edificios y el ornato público que se iban imponiendo a partir de entonces en Nerja y que se generalizarían durante la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX .
2. El contexto
Desde su fundación y hasta 1826 la propiedad y el patronato de la ermita habían estado en manos de la familia fundadora, los López de Alcántara, hasta que en dicho año murió el último patrono de la familia, el sacerdote Francisco Antonio Rodríguez de Alcántara, quien al fallecer en Granada legó la ermita a los esposos Miguel Rebolledo y María de la Concepción Romero en agradecimiento por los cuidados que le dispensaron en la última etapa de su vida. María de la Concepción Romero enviudó y fue dedicando los recursos destinados al mantenimiento de la ermita a sus necesidades particulares, dejó de sufragar las misas que los días festivos debían celebrarse, vendió la corona, joyas y ajuar de la imagen, sustituyéndolos por otros de muy escaso valor, y dejó de atender las reparaciones que el edificio iba precisando.
Desde el año 1848, en vista del deterioro y la ruina que se iban apoderando del edificio, el Ayuntamiento de Nerja inició un largo litigio con la patrona, que se prolongó por espacio de cinco años, ante el obispado de Málaga para hacerse con la ermita. En agosto de 1852 comunicaba al obispo que “el edificio [está] con necesidad de reparación y algunas de las piezas de la casa del sacristán en inminente ruina”, indicando que “si la patrona no puede acudir a la reparación de un santuario que fue siempre el objeto de nuestra veneración [...] el Ayuntamiento, el clero, los mayores contribuyentes, el pueblo todo se obliga a cuidar de él.”[3]
Un mes después, en septiembre el vicario arcipreste de Torrox y párroco de su iglesia, José María Navarro, enviado por el obispado a reconocer la ermita y remitir el informe correspondiente, escribía que “reconocí con el mayor detenimiento el interior del edificio, camarín de la santa imagen, sacristía y habitación del ermitaño, e hice que un maestro alarife lo reconociera y certificase de su estado”. Fue el maestro de obras de la villa de Nerja, Pedro de Algarra, el encargado de ello, indicando en su informe que
“resulta hallarse esta bastantemente deteriorada tanto por sus altos como por sus bajos, exigiendo por ello una extraordinaria composición y reparación en el cielo raso inmediato al camarín de la santa imagen, sus tejados parte de ellos por hallarse cimbrados y no tener por esta razón las aguas llovedizas la corriente que se requiere, resultando por ello a hacer este retroceso con grave perjuicio del enmaderado que lo contiene, así como en las piezas interiores de dicha ermita, su sacristía y camarín, varios reparos de precisa y urgente necesidad.”
Parece que los informes surtieron efecto y María de la Concepción Romero terminaría cediendo gracias al empeño personal del entonces alcalde, José García Peralta, no sin recibir una suma en metálico como compensación; el día 1 de agosto de 1853 otorgaba escritura de cesión de la ermita conjuntamente al canónigo de la catedral de Málaga, el nerjeño Juan Gutiérrez Correa y a la “Corporación Municipal de la (...) villa de Nerja por representación de su común[4]. Al poco tiempo Gutiérrez Correa dejó como único patrono a la Corporación Municipal, que actualmente sigue manteniendo el patronato de la ermita, obviamente en representación del pueblo de Nerja.
Una vez obtenidas las escrituras y demás credenciales, el día 28 de agosto el ayuntamiento procedió a realizar un inventario de las imágenes y enseres de la ermita, afortunadamente conservado, y los días 7 y 24 de diciembre designó, respectivamente, al ermitaño y capellán de la misma. Aunque no se ha conservado documentación de archivo referente a las obras, cabe pensar que estas debieron ejecutarse a partir del mes de agosto y quizá estuvieran concluidas, al menos en lo principal, a finales del año 1853 o primeros meses de 1854, sin que se pueda descartar que en meses o años sucesivos se realizaran más intervenciones. Y todo ello en unos momentos en que el Ayuntamiento de Nerja ponía fin a un gran proyecto constructivo, como era el nuevo cementerio de San Miguel, consagrado el mismo año 1853. No fueron simples reparaciones las que se llevaron a cabo en la ermita, a tenor de la información que la lectura de paramentos que más arriba mencionábamos va arrojando sobre el edificio. Se hicieron modificaciones sustanciales en la zona de la sacristía y vivienda del ermitaño y algunos añadidos, como el pórtico objeto de esta entrada.
3. El pórtico
Ermita de las Angustias (Nerja). Ca. 1949. Foto Som Cerezo |
Ya hemos comentado que la ermita de las Angustias era un edificio barroco situado junto a Nerja, en el campo y no en un espacio urbano. Este oratorio de patronato privado, que con el paso del tiempo se había ido convirtiendo en centro de devoción popular, adquirió una nueva significación al pasar a ser de patronato municipal. Dejó de ser un santuario particular para transformarse en un edificio público dotado de un carácter institucional (fue en él y no en la iglesia parroquial de El Salvador donde las autoridades locales y el rey Alfonso XII rezaron un Te Deum de acción de gracias a la llegada del monarca a Nerja, el día 20 de enero de 1885, en su periplo por las localidades afectadas por el terremoto del mes anterior). Además, a partir de la década de 1850 se daría un impulso a la urbanización del entorno de la ermita, donde ya existía una plazuela en las primeras décadas del siglo XIX, con la construcción de viviendas (en 1857, por ejemplo, se le concedían para ello al industrial José Maeso terrenos municipales en la ermita[5]), con lo que esta se convertía en un elemento regulador de la zona. También en 1857 la ermita se convertía en el santuario de la Patrona de Nerja, al ser nombrada la Virgen de las Angustias por el obispo de Málaga.
La ermita de las Angustias había adquirido un nuevo carácter ‘oficial’ que debía expresarse presentando, al menos en su exterior, un aspecto diferenciado del que tenía el sencillo edificio dieciochesco incorporando un elemento de aparato que le proporcionara suntuosidad y magnificencia. Y este elemento fue el pórtico, situado en la fachada principal, con el que se creaba un espacio cubierto de transición entre el exterior y el interior del templo que, a la vez, le otorgaba una función de tipo social y ceremonial.
Capilla de San Jorge del cementerio Inglés (Málaga). Manuel Mesa. 1839-1840. Foto del autor |
El pórtico era similar a los de orden dórico tomados de la arquitectura clásica griega por los arquitectos neoclásicos, y decimos similar porque presentaba algunas diferencias con estos, en parte obligadas al tenerse que adaptar a la fachada preexistente; en realidad era un pórtico historicista en la medida en que no reproducía fielmente un orden clásico, sino que lo reinterpretaba, como, por otra parte, hacía también el neoclasicismo con la arquitectura clásica de la Antigüedad. Era un pórtico tetrástilo, es decir, de cuatro columnas, aunque estas se sustituyeron aquí por pilares cuadrados con las esquinas biseladas; los pilares tenían basa (elemento este ajeno al orden dórico) y los fustes estaban rematados por capiteles formados por equino y ábaco. Sobre ellos se situaba un listón o dintel (el arquitrabe) y sobre él la cornisa, faltando el friso que en el orden dórico debe colocarse entre ambos. El pórtico estaba rematado por un frontón triangular en el que figuraba el monograma de la Virgen María, y se cubría con tejadillo a dos aguas.
Museo Loringiano (Finca La Concepción. Málaga). H. Strack. 1859. Legado Temboury. Archivo fotográfico. Foto nº 1.977 A |
La adopción del orden dórico propio de la estética neoclásica para el pórtico de la ermita, aunque en este caso libremente interpretado, obedecía a una práctica habitual incluso a estas alturas del siglo XIX. El neoclasicismo es un estilo que surgió en el siglo XVIII y fue adoptado por los ilustrados y la burguesía revolucionaria, que veía en la Antigüedad de Grecia y Roma el modelo estético a seguir. A mediados del siglo XIX este estilo, que había comenzado siendo revolucionario, ya se había convertido en un estilo conservador que aportaría “su imagen a edificios institucionales y públicos en general, pues mantiene su aura de estilo superior, noble y decoroso, avalado por la Antigüedad”[6], otorgándoles a todos ellos un aire de racionalidad, severidad, orden y moderación. Pórticos neoclásicos se incluyeron en iglesias y cementerios (tanto en portadas, como en capillas y panteones), en villas particulares y edificios públicos hasta bien avanzado el siglo XIX, incluso hasta finales del mismo. En Málaga tenemos varios ejemplos con los que pudiera entroncar el de la ermita de las Angustias, salvando las diferencias: el pórtico dórico de la capilla de San Jorge del cementerio Inglés, proyectado por Manuel Mesa en 1839 y finalizado en 1840 para vivienda del guarda y su familia y habitación para clérigos, y transformado en capilla entre 1890 y 1891[7]; el Museo Loringiano, un templo tetrástilo dórico mandado construir en 1859 por los marqueses de Casa-Loring en su Finca La Concepción para albergar antigüedades romanas, proyectado por el arquitecto alemán Heinrich Strack, discípulo del neoclasicista Schinkel[8]; y, en cierto sentido, con la portada del cementerio de San Miguel de Málaga (1830) o la de la capilla de las Ánimas del cementerio de San Miguel de Nerja (1853), proyectada por el mismo maestro de obras de la villa, Pedro de Algarra. El pórtico fue demolido a comienzos de la década de 1980, siendo sustituido por otro de ladrillo visto que a nosotros nos recuerda los que disponen ciertas viviendas rurales o algunos chalets de urbanizaciones que en torno a esas fechas proliferaron en algunos pueblos de nuestra costa o cercanos a ella.
Portada principal del cementerio de San Miguel (Málaga). Legado Temboury. Archivo fotográfico. Foto nº 5.059 B |
Portada de la capilla de las Ánimas del cementerio de San Miguel (Nerja) |
No se conservan planos ni alzados del pórtico, que con seguridad tuvo que ser sometido a la valoración de la Academia Provincial de Bellas Artes de Málaga, a la que, por norma y desde 1851, había que someter los diseños de los edificios, quedando afectadas también las “capillas abiertas al culto, siquiera sean de propiedad particular”[9]. La primera fotografía que nos permite conocer el pórtico, y de la que ignoramos su autor y fecha exacta de realización, podría situarse en la década de 1910 y en ella aparecen miembros de familias pertenecientes a la burguesía local y en un segundo plano trabajadores y campesinos. La foto bien podría servir para ilustrar un estudio sobre la sociedad nerjeña de la época, aunque a nosotros nos interesa en este momento como documento para el estudio de la evolución de la ermita y análisis de su antiguo pórtico neoclásico; la fotografía sería utilizada unos años después, en 1920, como postal de propaganda de la tienda La Ideal de Manriquez & Cía. Hay otras posteriores que también nos muestran el pórtico, tomadas la mayor parte de ellas por el fotógrafo nerjeño Emilio A. Som Cerezo; todas constituyen una documentación de primer orden sobre el pórtico y las variaciones del exterior de la ermita durante gran parte del siglo XX.
Ermita de las Angustias (Nerja) con el pórtico construido a comienzos de la década de 1980. Foto del autor |
[1]Véase, CAPILLA LUQUE, F., y ARCOS VON HAARTMAN, E., La ermita de Nuestra Señora de las Angustias de Nerja y sus pinturas murales, Málaga, 2012.
[2]En la obra citada en la nota 1 recogíamos el dato proporcionado por José A. de Estrada en su obra Población general de España, sus reynos y provincias, ciudades, villas y pueblos, islas adjacentes, y presidios de África, publicada en 1768, donde se dice que en Nerja “hay una ermita de Nuestra Señora de las Angustias labrada año 1714” (ob.cit., T. II, pág.38), considerándola inexacta y atribuyendo la fecha a una información errónea recogida por el autor, o quizá la de comienzo de las obras; pero la lectura de paramentos a que nos referimos en esta entrada hace que revisemos nuestras conclusiones iniciales y planteemos la posibilidad de un primer edificio construido en la fecha que Estrada proporciona, aunque ampliado en los años sucesivos.
[3](A)rchivo (M)unicipal de (N)erja. Leg. Histórico 1850-1870.
[4]Archivo Histórico Provincial de Málaga. Escribanía de Juan Bautista Vignola, leg. 4.391, fols. 1.304 rº-1.306 vº.
[5]A.M.N. Libro de Sesiones de 1857, sesión de 5 de diciembre.
[6]HERNANDO, J., Arquitectura en España, 1700-1900, Madrid, 2004, pág. 150.
[7]RODRÍGUEZ MARÍN, F.J., “Patrimonio y ciudad. Valores culturales y artísticos del Cementerio inglés de Málaga: entre la magnificencia y el olvido”, Isla de Arriarán. Revista cultural y científicanº 25, 2005, págs. 23-60.
[8]RAMOS FRENDO, E.M., “Aproximación a las villas de recreo de la familia Heredia en Málaga”, Baetica. Estudios de Arte, Geografía e Historia28, 2006, págs. 91-108.
[9]Real Orden de 23 de junio de 1851 (Gaceta de Madridde 1 de julio de 1851).
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