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sábado, 1 de diciembre de 2018

La pintada anarquista de la ermita de las Angustias, un retazo de la historia de Nerja al descubierto




[L]A REVOLUCIÓN, Restos de pintada anarquista (1936-1937) aparecida en el exterior del muro sur de la ermita de las Angustias de Nerja (foto del autor)


El pasado mes de octubre, durante las obras que se están ejecutando en la ermita de Nuestra Señora de las Angustias de Nerja, mientras se trabajaba en la cara externa del muro sur en la eliminación de las capas de cal con que estaba recubierto el aparejo, formado por cajones de mampostería enlucida entre machones de ladrillo, que en su origen y hasta la segunda mitad del siglo XIX podía verse sin los encalados sucesivos que terminaron revistiéndolo, apareció un fragmento de pintura mural, una pintada localizada en la mitad del muro.

La pintada está muy perdida y de ella solo puede leerse la expresión [L]A REVOLUCIÓN; del resto se observan pequeñas manchas que no aportan información alguna. Quedan trazas de una pintada anterior en color rojo sobre la que se realizó esta segunda, reaprovechándose parcialmente algunas de las letras de aquella. Si la segunda está incompleta, la primera está totalmente perdida, al quedar oculta por esta como si de un palimpsesto se tratara. La pintada, que podemos adscribir a la C.N.T.-F.A.I. (Confederación Nacional del Trabajo-Federación Anarquista Ibérica), está realizada en dos colores: negro en la mitad superior de las letras y rojo para la inferior, colores ambos de la bandera de estas organizaciones anarquistas que entre el mes de julio de 1936 y febrero de 1937 ocuparon la ermita, convirtiéndola, tras ser desacralizada, en su sede local (la ermita es un santuario bendecido en 1720 que hasta 1853 fue de patronato privado, pasando a ser en dicho año de propiedad municipal). Esta entrada es una aproximación al conocimiento de la ocupación cenetista de la misma, en la que se reunirá la muy escasa información documental conservada que ha sido posible obtener, con el objetivo de documentar y contextualizar la pintada en cuestión.

En 2004 me ocupé de esta ermita nerjeña, cuando se llevó a cabo la restauración de sus pinturas murales, dirigida por la profesora Estrella Arcos von Haartman. La investigación histórica, efectuada con el objetivo de documentar la ermita y asesorar en calidad de historiador al equipo restaurador en sus trabajos, culminó en la publicación conjunta con la directora del mismo del libro La ermita de Nuestra Señora de las Angustias de Nerja y sus pinturas murales. En él recogía el dato incluido en uno de los dos o tres libros parroquiales del archivo de la iglesia de El Salvador de Nerja que se salvaron de su destrucción en 1936 y conservados en el Archivo Diocesano de Málaga, que también había sido publicado por Lisardo Guede, cronista oficial de la diócesis malacitana, en su obra Ermitas de Málaga: “Existe en este pueblo la ermita de la Virgen de las Angustias, Patrona del pueblo y fue saqueada y utilizada como Centro de la C.N.T.-F.A.I.”[1]. Muy posteriormente, y en este mismo blog, realicé un acercamiento al tema en una entrada titulada “La ermita de las Angustias de Nerja, centro de la C.N.T.-F.A.I. (1936-1937). Textos y documentos”, en la que publicaba una de las fotografías existentes del interior de la ermita en aquellos momentos y sobre las que más adelante me extenderé.

***

En 1936 Nerja era una localidad con una población de 6.844 habitantes que vivía fundamentalmente de la agricultura, sobre todo de la caña dulce que abastecía de materia prima a la fábrica azucarera San José, propiedad de la Sociedad Azucarera Larios, del trabajo que ofrecía dicha industria, así como otras más pequeñas, y en menor medida de la pesca y la explotación de la sierra. Había medianos propietarios locales que cultivaban sus tierras en régimen de aparcería o medianería, pequeños propietarios y colonos que trabajaban la tierra con sus propias manos, y un gran número de jornaleros que no poseían otra cosa que su fuerza de trabajo. Por encima de todos ellos estaba la poderosa Sociedad Azucarera Larios que dominaba todo el sector azucarero nerjeño, poseía gran cantidad de tierras e inmuebles urbanos, y había comprado todas las fábricas e ingenios de la localidad (también la colonia agrícola Las Mercedes y Maro y su fábrica San Joaquín), procediendo a su cierre para concentrar toda la producción en San José. Todas estas tierras de Larios estaban arrendadas a colonos para su explotación, con la obligación de cultivar de caña el 75% de la superficie, y la empresa decidía el ritmo de la cosecha, el precio de la caña, etc. A partir de 1875, a comienzos de la Restauración borbónica, los Larios se habían convertido en uno de los grandes caciques de Málaga, parte de la Axarquía y, por supuesto, del distrito electoral de Torrox, del que Nerja formaba parte, tejiendo una serie de intereses con las élites locales. Una muestra del reconocimiento prestado por dichas élites fue la imposición en la década de 1910 a la calle principal de Nerja, calle Pintada, del nombre Marqués de Larios y a la calle de la Cruz del de Luis Alvarado, administrador de Larios y diputado a Cortes por el distrito de Vélez-Málaga entre 1914 y 1920 promocionado por ellos. 

Esta estructura de la propiedad de la tierra tenía su correspondencia con la estructura social, existiendo un núcleo dirigente local de propietarios que, por lo general, solían ocupar los cargos y puestos municipales (en la Plaza, el Casino, en su origen Círculo Conservador, era el símbolo del prestigio y poder de este grupo), una reducida clase media, formada sobre todo por comerciantes que también poseía cierto número de tierras, también por funcionarios municipales, y una amplísima base social de campesinos, jornaleros y obreros. Parte de esta población vivía en la pobreza acogida a la beneficencia, azotada frecuentemente por epidemias y enfermedades endémicas, como la lepra, tal como se refleja en las actas municipales desde el siglo XIX y parte del XX. Sobre todos ellos ejercía una indiscutible influencia la omnipresente Sociedad Azucarera Larios. 

Nerja no fue ajena a la conflictividad social y política que se vivió en todo el país durante la II República y también en los periodos precedentes de la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX en los que se produjeron estallidos de las tensiones sociales. Nerja se había incorporado a las corrientes asociacionistas obreras y campesinas ya en 1875, año en que un número indeterminado de agricultores formaba parte de la Federación Regional Española de la A.I.T. (Asociación Internacional de Trabajadores o Primera Internacional), de carácter anarquista. A comienzos del siglo XX, dos sociedades obreras, La Luz de la Ciencia y La Revancha y otra de artesanos, El Mutuo Auxilio, de ideas librepensadoras y anticlericales, habían protagonizado las luchas obreras y campesinas en el conflicto cañero que enfrentó a productores y fabricantes en la primera década de esa centuria, del que ya me ocupé en una entrada anterior este mismo blog. 


Vidal Torruella, T., 19 de julio 1936. CNT-FAI. Cartel. Ediciones Tierra y Libertad


El 17/18 de julio de 1936 se produjo la sublevación militar contra el gobierno de la República, el del Frente Popular salido de las elecciones del 16 de febrero de dicho año, un golpe que se transformó rápidamente en revolución y guerra, la Guerra de España. Revolución y guerra que se dieron de manera simultánea en la zona republicana y en la que, al menos en una primera fase, el Poder fue ejercido por una serie de comités, integrados por partidos obreros y sindicatos de tendencia anarquista, socialista y comunista, suplantando en la mayor parte de los casos a las propias instituciones del Estado republicano. 

En esos momentos el gobierno municipal de Nerja se encontraba en manos de una corporación integrada mayoritariamente por las fuerzas que formaban el Frente Popular, presidida por Manuel Martín Rico, alcalde y secretario general del P.C.E. (Partido Comunista de España) nerjeño, mientras que las dos grandes organizaciones sindicales presentes en la localidad eran la U.G.T. (Unión General de Trabajadores), mayoritaria, y la C.N.T.; a esta última se encontraba adscrito el Sindicato Único de Campesinos y Oficios Varios de Nerja, por cuyos estatutos se regía[2]. El sindicato se había constituido en el pueblo el 26 de marzo de 1936 y a principios del mes de mayo contaba ya con 280 afiliados[3]. Tanto los afiliados de la C.N.T. como la muy numerosa afiliación de la U.G.T. eran fundamentalmente jornaleros y campesinos, y trabajadores del sector pesquero y del industrial. Ambas organizaciones, junto con el P.C.E. y el P.S.O.E. (Partido Socialista Obrero Español), formaron los distintos comités establecidos en el pueblo en el mes de julio (Comité Político del Frente Popular, de Enlace, Trabajo, Abastecimiento y Alojamiento), ejercieron el poder al margen del propio Ayuntamiento, paralizado durante varios meses (el 5 de octubre, dos meses y medio después de iniciada la guerra, el alcalde emitía una serie de decretos, “con lo que vuelve a la normalidad el funcionamiento de la Corporación Municipal”[4]) y controlaron la fábrica azucarera San José, propiedad de Larios, una de las empresas, junto a las de Torrox y Torre del Mar, controladas por la C.N.T.-U.H.P.-U.G.T. en la provincia[5]. Los propietarios agrarios, por su parte, estaban integrados en un denominado Sindicato Agrícola.


Anuncio de las empresas Larios controladas en la provincia aparecido en la edición del diario Julio del 5 de octubre de 1936


Desde el inicio de la sublevación militar estallaron en Nerja las tensiones acumuladas durante los meses y años precedentes. Ya en el mes de marzo del 36 quedaron recogidas en las actas municipales intervenciones de concejales de izquierda que reclamaban “salvar a la República del sabotaje reaccionario” o exigir a la Guardia Civil, en protesta por los registros y cacheos que había efectuado, el registro de determinados edificios “por sospechar que haya armas con fuerzas de Málaga [...] en vista que el Gobierno ha decretado la necesidad de desarmar a los reaccionarios fascistas”; o propuestas, aprobadas por unanimidad, de “que no existan luces a las estampas en las calles, que hay pobres que no tienen con qué alumbrarse y se tapen las estampas y nichos que existen en las calles”[6], en referencia a las hornacinas callejeras con estampas, cruces o imágenes sagradas, invocando la Constitución republicana de 1931. El religioso será uno de los conflictos fundamentales de este periodo, desatándose una oleada de anticlericalismo, es decir, el combate del clericalismo (influencia e intervención del clero en asuntos políticos con objeto de orientarlos hacia sus propios fines), e iconoclastia (destrucción de imágenes sagradas). “Hubo sacerdotes –nos dice el historiador Pierre Vilar– que bendijeron los peores fusilamientos y multitudes que persiguieron a los religiosos hasta la tumba. Es el choque de una religión y una contrarreligión [...]”[7]. Sin embargo, nada de esto era nuevo en España ni exclusivo de los años de la II República; durante el siglo XIX y, posteriormente, durante la Semana Trágica de Barcelona, en 1909, se produjeron violentos estallidos anticlericales en repetidas ocasiones y fueron una constante de nuestra historia contemporánea hasta la Guerra de España.

Ya en mayo de 1931 había tenido lugar la quema de iglesias y conventos, pero en 1936 las acciones consistieron generalmente en la destrucción de imágenes, retablos y mobiliario, así como archivos, y en el expolio de gran parte de objetos litúrgicos, mientras que se conservaron los edificios para darles un uso civil. El escritor británico Gerald Brenan, que fue testigo de los acontecimientos ocurridos el 18 de julio en la ciudad de Málaga nos cuenta que 

“Las iglesias tenían avisos en las paredes escritos con tiza diciendo, ‘Respetad la propiedad del pueblo’ y firmados C.N.T. y F.A.I. No había ardido ninguna porque Málaga tuvo ya su orgía de templos quemados en mayo del 31, cuando los anarquistas incendiaron unos treinta conventos e iglesias, y se consideraba sin duda que ya era suficiente. En la era del comunismo libertario que se aproximaba, las iglesias se utilizarían como lugares de reunión y también como cines donde desplegar las maravillas de la naturaleza ante públicos de la clase obrera.”[8]

En este contexto tuvo lugar la destrucción del retablo e imágenes de la ermita de Nuestra Señora de las Angustias de Nerja y la transformación en su sede local por parte de la C.N.T. Una de las fuentes que se manejan en la investigación de la destrucción del patrimonio religioso durante la guerra es la llamada Causa General, instruida en 1940 por la Fiscalía del Tribunal Supremo para averiguar los hechos delictivos cometidos en España “durante la dominación roja”, que contiene información considerada por algunos como poco objetiva. Entre la documentación aportada se encuentran los informes de las diócesis episcopales y los formularios remitidos por los alcaldes en los que se enumeran los saqueos e incendios de lugares de culto y otros delitos. En el caso de Nerja, el formulario fechado el 20 de enero de 1941 y firmado por el alcalde Manuel Urbano, incluye la destrucción de la capilla del cementerio; el saqueo y destrucción total del Casino; la destrucción de la biblioteca del magistrado Francisco Bueno García; y el saqueo y quema de imágenes y objetos de culto de la parroquia y la ermita; todo ello el 19 de julio de 1936 y con la participación de “la mayoría del pueblo”[9]


Hoja de la Causa General correspondiente a Nerja en la que se se indican los saqueos y destrucciones habidos en la localidad (A.H.N. Fondos Contemporáneos. Causa General, leg. 1.059, exp. 12.)


Tengo dudas sobre la exactitud de algunos de los datos proporcionados, como, por ejemplo, el de la destrucción de la biblioteca de Francisco Bueno García. Era este el hijo del exalcalde e historiador nerjeño Alejandro Bueno García y poseía una nutrida biblioteca personal, en parte heredada de su padre, que actualmente se conserva en la sede de la fundación que lleva su nombre; obviamente la biblioteca no fue destruida, aunque sí pudo ser incautada posteriormente, pues el 12 de octubre de 1936, en el pleno que celebraba el Ayuntamiento, se leía un “oficio de la Juventud Libertaria de esta villa en que interesa que por la Alcaldía se les entregue la biblioteca que existe en calle Carabeo propiedad de Herederos de Alejandro Bueno”, disponiéndose que pasara a disposición del Ayuntamiento para la creación de una Biblioteca Municipal que se debería instalar en los locales del Casino[10]. Por lo que se refiere a la fecha del saqueo de la iglesia de El Salvador, que sería utilizada por la U.G.T., el nerjeño José Acosta Sánchez, que coincide en la del 19 de julio para el casino, ofrece la fecha del 24 de julio para la parroquia[11], errónea por lo que parece a tenor del testimonio que veremos a continuación. Sobre la ermita de las Angustias disponemos del testimonio del alcalde Manuel Martín Rico, que en el pliego de descargos presentado el 25 de febrero de 1940, solicitando la conmutación de la pena de muerte a la que había sido condenado, expone:

“En la noche del 19 de julio de 1936 se presentaron varios coches de otras localidades completamente ocupados con individuos que hacían propaganda y excitaban los ánimos incluso de las mujeres, pretendiendo saquear e incendiar las iglesias, cosa que pude evitar hasta dos veces en la misma noche subiendo a un camión y hablando al pueblo en el lugar denominado ‘Plaza de la Ermita’. Esta declaración mía puede ser confirmada por el pueblo que en casi su totalidad se hallaba presente. 

Al día siguiente fui a Málaga a poner los hechos en conocimiento del Gobernador Civil, pedir instrucciones e interesar el envío de fuerzas con las que poder garantizar el orden ya que aquel pueblo carecía de ellas. Cuando fracasadas mis gestiones regresé dos días después al pueblo, el Teniente Alcalde que asumía mis funciones me comunicó la constitución de un Comité de Guerra que, por su cuenta, había asumido la dirección del pueblo permitiendo que la iglesia fuese saqueada e incendiada [...].”[12] 

Por lo tanto, si bien la cadena de saqueos y destrucciones comenzó el día 19, los de la iglesia y ermita debieron producirse entre los días 20 y 21 de julio.

Una vez desprovista la ermita de imágenes, retablo y mobiliario, y desacralizada, la C.N.T. se estableció en ella. Se encalaron los restos visibles de iconografía religiosa que, como las virtudes teologales de la Fe y la Justicia situadas en los pilares que sostienen el arco triunfal, no habían sido cubiertos por capas de cal en el siglo XIX, así como los cuatro evangelistas de las pechinas de la cúpula del presbiterio, aunque se dejó sin cubrir la Pentecostés de la misma. Así mismo, se mantuvo el zócalo pintado con marmoreado que rodeaba interiormente el templo. A partir de ese momento la ermita acogió las funciones de un local político-sindical, que debemos imaginar muy intensas en aquellos conflictivos meses, pues carecemos de información que nos ilustre sobre la vida que se desarrollaba en su interior. Salvo la de unas fotografías que dan testimonio de ello, tomadas por el fotógrafo catalán Pelayo Mas, hijo del fundador del famoso Archivo Mas de Barcelona, especializado en fotografías de arte hispánico, tras la toma de Nerja el 9 de febrero de 1937 por la columna italiana del Corpo Truppe Volontarie, al mando del coronel Guassardo.


Pelayo Mas, Ermita de Ntra. Sra. de las Angustias (Nerja), 1937. Barcelona. Fundació Institut Amatller d'Art Hispànic. Arxiu Mas, móvil Guerra Civil-74


Con estas fotografías y otras que había tomado, o que tomaría posteriormente, de la destrucción del patrimonio religioso en distintos lugares, Pelayo Mas confeccionó un álbum representando el “Martirio del arte y destrucción de la Iglesia en la España Roja”, fechado en Sevilla en “julio 1938, III Año Triunfal” y que dedicó y regaló al arzobispo de Toledo, el “Emmo. y Rvdmo. Dr. Isidro Gomá, Cardenal Primado de la Iglesia en España, con la mayor reverencia y profundo agradecimiento de su devoto servidor y amigo que besa su sagrada púrpura”. El álbum pertenece a la archidiócesis de Toledo, pero los negativos de las fotografías se encuentran en el Arxiu Mas de Barcelona, donde pude localizarlos e identificarlos.

En las fotos se pueden apreciar las consignas que los miembros de la C.N.T. rotularon:

En el camarín de la Virgen: 
“C.N.T.”

En el muro del presbiterio, entonces al descubierto tras la retirada del retablo, en el lado derecho:
“SUBSCRIPCIÓN A BENEFICIO DE LA COLUMNA C.E.F.A.”

y en el lado izquierdo:
“COMPAÑERO: UNO DE TUS PRINCIPALES DEBERES ES LA ASISTENCIA TODOS LOS JUEVES A LA REUNIÓN. SI NO COMPARECES DEMUESTRA CON ELLO TU POCO AMOR A LA CAUSA DE LOS TRABAJADORES. 

C.N.T. A.I.T.

DÍAS DE COTIZAS

LUNES Y SÁBADO”

En el muro del presbiterio, junto a la puerta de acceso a la sacristía:
“TU PATRIA ES EL MUNDO, TU FAMILIA LA HUMANIDAD.”

Y en la nave, sobre la puerta, actualmente clausurada, que daba acceso a la vivienda del ermitaño:
“EL SINDICATO ERES TÚ.

DEFENDIÉNDOLO, TE DEFIENDES.

C.N.T.=F.A.I.=A.I.T.”

Por tanto, la pintada aparecida en el exterior, en un muro visible desde la carretera nacional 340, cuyo trazado antiguo transcurría entonces paralelo al mismo, hay que entenderla en ese contexto y debió ser realizada por los mismos cenetistas en el periodo comprendido entre el 20/21 de julio de 1936 y el 9 de febrero de 1937, sin que podamos precisar el momento exacto, al no conservarse la consigna completa en ella reproducida. No quedan restos de las inscripciones del interior, aunque intuyo que tras el actual retablo y bajo algunas de las capas de cal pudieran conservarse las que allí había. Como cuando las casas de ciertos pueblos que antaño existieron, pero fueron condenados a la desaparición, al olvido y a la nada al ser inundados por el agua de pantanos que se decidió construir allá donde se encontraban, quedan al descubierto por efecto de las sequías y nos revelan que ahí estuvieron y ahí siguen y reclaman nuestra mirada, así, ochenta y dos años después de ser realizada, [L]A REVOLUCIÓN de la pintada exterior de la ermita de las Angustias de Nerja emerge ahora, reclamando nuestra atención sobre este capítulo de su pasado. 


[L]A REVOLUCIÓN, Restos de pintada anarquista (1936-1937) aparecida en el exterior del muro sur de la ermita de las Angustias de Nerja (foto del autor)





[1]Archivo Diocesano de Málaga, Caja 371, Nerja; CAPILLA LUQUE, F., y ARCOS VON HAARTMAN, E., La ermita de Nuestra Señora de las Angustias de Nerja y sus pinturas murales, Málaga, 2012, pág.13, y GUEDE FERNÁNDEZ, L., Ermitas de Málaga (compendio histórico), Málaga, 1987, pág. 158.
[2]  CORTÉS TORRES, F., “Sindicato Único de Campesinos y Oficios Varios de Nerja (1936)”. En: https://memoriahistoricacntmalaga.blogspot.com/2015/07/sindicato-unico-de-campesinos-y-oficios.html (Fecha de consulta: 26 de noviembre de 2018).
[3]Solidaridad Obrera, 6 de mayo de 1936, pág. 3. Véase también VELASCO GÓMEZ, J., Luchas políticas y sociales durante la II República en Málaga. 1931-1936, Málaga, 2005. Documentación custodiada en el Archivo Histórico Provincial de Málaga.
[4](A)rchivo (M)unicipal de (N)erja, Libro de sesiones del Ayuntamiento de 1935-1936, acta del 5 de octubre de 1936.
[5]Julio, 5 de septiembre de 1936.
[6]A.M.N., Libro de sesiones del Ayuntamiento de 1935-1936, actas del 13 de marzo y 31 de marzo de 1936.
[7]VILAR, P. Historia de España, París, 1963, págs. 147-148.
[8]BRENAN, G., Memoria personal 1920/1975, Madrid, 1976, págs. 414-415.
[9]Archivo Histórico Nacional, Fondos Contemporáneos. Causa General, leg. 1.059, exp. 12.
[10]A.M.N., Libro de sesiones del Ayuntamiento de 1935-1936, actas del 12 de octubre y 19 de octubre de 1936.
[11]ACOSTA SÁNCHEZ, J., Nerja, primer encuentro con mi pueblo, Málaga, 1965, pág. 49. 
[12]Archivo del Juzgado Togado Militar nº 24 de Málaga. Expediente de Manuel Martín Rico.

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