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miércoles, 31 de mayo de 2017

Por los caminos del agua: acequias, acueductos y atarjeas en Nerja y Maro





Acueducto del Águila, canal abierto (foto del autor)


Entre 1504 y 1505,  diecisiete años después de la conquista de su territorio por los Reyes Católicos, los habitantes moriscos de Nerja y de Maro lo abandonaron y huyeron al norte de África. Entre otras cosas dejaban unas tierras que tanto sus antepasados como ellos mismos habían cultivado con esmero, convirtiendo el secano en fértiles hazas de riego, gracias a la construcción de una extensa red de acequias por las que el agua fluía para dar vida a sus vegas. También dejaban unos cultivos que en su mayor parte habían sido introducidos por las generaciones que les precedieron y entre los que ocupaba un lugar principalísimo el del moral, cuyas hojas servían de alimento a los gusanos que producían seda, la principal riqueza de estas tierras, que los comerciantes italianos se encargaban de llevar hasta lejanos mercados de Europa.

Una vez que se produjo la huida, todas las tierras y propiedades de los moriscos pasaron a ser propiedad de la Corona de Castilla. En febrero de 1505 la reina Juana vendió Maro a su secretario Gaspar de Gricio, dándosele casi de inmediato posesión del lugar con todas sus “aguas estantes e manantes”[1]. En septiembre del mismo año la reina ordenó al concejo de Vélez-Málaga la repoblación de Nerja y aprobó el acuerdo que la ciudad había alcanzado con el regidor de la misma García de Guzmán para que desempeñara el cargo de alcaide. El primer documento conservado que Vélez-Málaga envió al nuevo alcaide otorgándole poder para la gobernación de Nerja data del día 4 de mayo de 1506 y en él se le daban instrucciones precisas acerca de la construcción y el mantenimiento de las acequias y de la organización de los riegos, prueba evidente de la importancia que se concedía a la conservación de los sistemas de cultivo dejados por los moriscos, que en cierta medida eran ajenos a los nuevos pobladores. El documento, que transcribimos modernizando la ortografía y añadiendo algunos signos de puntuación para su mejor comprensión, dice así:

“Nos, el concejo, justicias e regimiento de la noble ciudad de Vélez-Málaga, por la presente damos poder cumplido a vos, García de Guzmán, vecino de esta ciudad y alcaide de Nerja, para que en el dicho lugar podáis entender en las cosas tocantes a la buena gobernación del lugar; conviene a saber, para que cuando fueren menester sacar algunas acequias, mandéis a los vecinos que las saquen e les pongáis pena sobre ello, la cual nos, por la presente, les ponemos. E otrosí, para que no se tomen los unos a los otros el agua, sino que cada uno goce del tiempo que le pertenezca. E otrosí, para que si en las heredades anduvieren haciendo algunos daños, enviéis un peón a los prender, contando que el que recibiere el daño venga a lo pedir ante nos para que le hagamos justicia. E otrosí, para que podáis hacer las otras cosas que convengan e menester sean para que el lugar esté bien gobernado e no se hagan agravios unos a otros de lo tocante a la dicha agua. En cuatro de mayo de mil e quinientos e seis años. El bachiller Del Castillo [rubricado]. Jurado Pedro Vázquez [rubricado].  Pedro de Madrid [rubricado]. Juan de Santacruz, escribano público y del cabildo [rubricado].”[2]


Carta de poder del Concejo de Vélez-Málaga a García de Guzmán para la gobernación de Nerja, 4 de mayo de 1506. Archivo de la Real Chancillería de Granada, Leg. 3.058, pieza 1, s.f.


Desde entonces se puso especial cuidado en el cultivo del moral (véase la entrada dedicada al tema en este mismo blog) y, aunque durante parte del siglo XVI Nerja y Maro estuvieron despoblados, es cierto que, salvo en determinados periodos, nunca dejaron de cultivarse muchas de sus tierras por vecinos de otros lugares que se desplazaban a ellas ocasionalmente para trabajarlas.

La ciudad de Vélez-Málaga se vio obligada a repoblar Nerja en dos ocasiones, una en 1505 y otra en 1515, y, por tanto, a repartir tierras y casas entre los nuevos pobladores (la repoblación de Maro era competencia de su propietario, el secretario Gricio). Estos repartimientos quedaron consignados en el llamado Libro de los pliegos horadados, que no se conserva, aunque conocemos el nombre y extensión de muchas de las hazas, así como los de los pagos en que se encontraban y los propietarios moriscos que las poseyeron por traslados de dicho libro insertos en escrituras de venta de las tierras, en apeos y deslindes de las mismas y en documentación varia posterior. Hasta mediados del siglo XVI se empleaban en los documentos los nombres arábigos de los pagos de Nerja, cuya situación exacta desconocemos (actualmente el pago de Imaroga es el único que mantiene su nombre primitivo algo modificado), aunque poco a poco los nombres se castellanizaron, ya fuera por nueva denominación o por traducción del que tenían. Algunos de estos pagos tenían nombres como Abdafalí, Algofra, Alhalya, Almeliz, Andarcalquivir (Río Seco), Aymaroa (Imaroga), Aynimarda, Azucal, Borgemuza, Berxcanayar, Darfadeire, Fadinarroha, Guirelmy, Lauxiles, Macáber, Paunit, Tafadeya, Taheyla, Tarfadayr, etc[3].

Estos pagos eran regados, y en parte todavía lo son, por tres acequias, con distintos brazales y tornas, que tomaban sus aguas del río Chíllar; eran las llamadas Alta, de Enmedio, ambas situadas en la margen derecha del río, y Baja o del Pueblo, situada en la margen izquierda. Sin embargo, no todas las tierras de Nerja eran regadas con el agua de las acequias; había algunas a las que esta no llegaba que se regaban por medio de norias movidas por caballerías que extraían el agua de pozos. A partir de mediados del siglo XIX estas norias fueron desapareciendo conforme el Ayuntamiento iba dando autorización a sus propietarios para construir brazales conectados con cualquiera de las tres acequias.


Plano de acequias de Nerja. Ingeniero Carlos Werner Bolín, Málaga, 25 de octubre de 1932. Archivo Histórico Provincial de Málaga, Confederación Hidrográfica del Sur de España, Leg. 46.359-4. (En color blanco la acequia Alta, en negro la acequia de Enmedio y en verde la acequia del Pueblo)


Hasta que se constituyó la Comunidad de Regantes dispuesta por las leyes de aguas de 1866 y 1879 la gestión de las infraestructuras para el riego correspondió al Ayuntamiento, que nombraba un maestro alarife encargado de las acequias y atarjeas, cargo que correspondió primeramente a Antonio Cantarero y después a su hijo Francisco Cantarero Martín. A la Comunidad de regantes pertenecían todos los regantes y fabricantes que aprovechaban las aguas del río Chíllar y de los distintos manantiales, estableciéndose en sus estatutos un Sindicato de siete miembros encargado de la organización de los riegos y de las infraestructuras y un Jurado de riegos formado por tres regantes que dirimía las desavenencias que surgieran y las infracciones cometidas, imponiendo penalizaciones[4].


Cauce de la acequia de Enmedio a la altura del antiguo ingenio San Miguel (foto del autor)


En las ordenanzas de 1887 de la Comunidad de Regantes de Nerja se describían las acequias Alta y Baja que partían de sus propias presas en el curso medio del río (en realidad las dos partían de una acequia Madre o acequia Alta del Molino que se bifurcaba en dos, la Alta y la de Enmedio a la altura del antiguo molino harinero convertido durante un tiempo en ingenio San Miguel) y en ellas el agua fluía primeramente en dirección norte sur, para girar y surcar la vega de levante a poniente de manera sinuosa.  La acequia Alta terminaba en río Seco y de ella partían los brazales Repostero, Romeral, Voladera, Molinero, Requena, Cantera, Medio Pan, Algarrobillo, Cancharrales, Moleón, Puntal, Aurador y Cabrieles. La acequia de Enmedio moría en Macaca y sus brazales eran el de los Pinos Álamo, Cañaveral, Brazalillo, Junco, San Antona con su partidero, Parriza, Camino, Correo, los Arandas y Mancilla. La acequia del Pueblo aunque en principio se dirigía hacia el sur y el oeste, al entrar en el pago del Chaparil cambia de dirección para encaminarse a la playa de Burriana, en cuyo extremo oriental muere, transcurriendo bajo algunas de las calles de Nerja; sus brazales: de las Cuevas, Torrecilla con tres partideros, Alambique, Higuera con el del Golilla, Henchidero, Chorro, D. Eugenio, Teja, Carrillo, Gálvez y Martínez. Esta acequia proporcionaba el agua al pago del Chaparil a través de distintos brazales y también al lavadero público y a las fuentes públicas del pueblo. Las dos acequias de la margen derecha del río regaban 259 h 58 a 02 c y la de la margen izquierda 57 h 53 a 90 c, lo que hacía un total de 314 h 11 a 92 c.


Restos de la atarjea que conducía el agua al pago del Chaparil y a la fábrica azucarera San José (foto del autor)


Esta extensa red de canalizaciones, verdaderos caminos para el agua, constituía un sistema de distribución que necesitaba de construcciones especiales para salvar los desniveles del terreno por determinados puntos: las atarjeas o tajeas (canales pequeños de mampostería a nivel del suelo o sobre arcos para conducir el agua) y los acueductos. En Nerja se han conservado varias atarjeas, entre ellas cabe destacar la que conduce el agua al cerro de Arriba desde la acequia Alta por el tramo superior del camino del Cabañil, construida en mampostería revocada y ladrillo con un gran arco rebajado, y también parte de la que conducía el agua a la fábrica azucarera San José, que data de la década de 1860 y de la que se conservan varios arcos que están empotrados en la base del parque Verano Azul.



Atarjea que conduce el agua de la acequia Alta al cerro de Arriba (foto del autor)


Asimismo, Maro conserva su propia red de acequias en la que destaca la acequia principal o acequia de Maro que toma sus aguas del nacimiento del río del mismo nombre. Es una acequia de origen medieval que, además de regar las tierras de su vega abasteció al ingenio de Maro desde su entrada en funcionamiento en 1586. La acequia se interrumpía al llegar al barranco de Maro, pero la construcción en este barranco del acueducto del Águila permitió prolongarla para regar las tierras del pago de Las Mercedes, también conocido como pago de Tetuán, adoptando en este último tramo el nombre de acequia de Las Mercedes. Esta acequia atraviesa la fábrica azucarera San Joaquín y proporcionó el agua para el funcionamiento de la misma hasta su paralización definitiva a comienzos de la década de 1930. La zona oriental de Maro, el pago de Tierras Nuevas, es regada también por una extensa acequia que se dirige hacia el este y tras rodear la torre de Maro finaliza en un punto próximo al arroyo de los Colmenarejos. En el Archivo Municipal de Nerja se conserva parte de la correspondencia mantenida en 1949 por el entones alcalde, José Cobos Ruiz, y el administrador de la Sociedad Azucarera Larios S.A. sobre la necesidad de construir esta acequia que regaría 400 marjales de tierra, tendría 3.250 m de longitud hasta la torre y un coste de 102.280 pesetas.

En Río de la Miel se conserva la acequia que, tomando las aguas de dicho río, se precipitaba sobre las tres voladeras del molino de papel que construyó Manuel Centurión en 1780 y proporcionaban el agua necesaria para la fabricación del papel, devolviendo el agua al río tras su paso por el molino.



Plano del Catastro de Nerja-Maro (polígonos 1-2), año 1911. Archivo Histórico Provincial de Málaga. La línea gruesa en color negro representa la acequia de Maro-Las Mercedes


Plano del catastro de Nerja-Maro (polígono 7), año 1970. Archivo Histórico Provincial de Málaga. La línea gruesa en color negro representa la acequia de Tierras Nuevas



Acequia de Las Mercedes a su paso por la fábrica San Joaquín (foto del autor)



Acequia del Molino de Papel en Río de la Miel (foto del autor)


En los límites oriental y occidental del pago de Las Mercedes se hallan las dos obras de ingeniería relacionadas con la conducción del agua para riego más importantes del término municipal de Nerja: el acueducto del Águila y el acueducto Tablazo.

El acueducto del Águila, al que hace unos años dedicamos una entrada en este mismo blog, fue construido a comienzos de la década de 1860 por el alarife Francisco Cantarero Martín a instancias de Joaquín Pérez del Pulgar para llevar el riego a las tierras del pago de las Mercedes, cultivadas de caña de azúcar; posteriormente, la fábrica San Joaquín, construida por Pérez del Pulgar en 1879, se benefició de la llegada del agua al pago a través de la acequia y el acueducto. El acueducto, del que se conserva un dibujo realizado por el propio Joaquín Pérez del Pulgar[5], es una magnífica obra de ingeniería que pertenece a la arquitectura industrial; mide unos 100 m de largo y 52 m de alto y tiene 36 arcos de medio punto peraltados, realizados en ladrillo, repartidos en cuatro niveles.  Por la parte superior discurren dos canales, uno central abierto y otro oculto, embutido en el pretil del lado sur. El canal mayor atraviesa un templete coronado por un airoso pináculo, mientras que la cara norte es la que presenta un aspecto más ornamentado, pues era la que quedaba a la vista, ya que antes de que se construyera la CN 340 el antiguo camino que iba a Almuñécar atravesaba el barranco por el norte del acueducto; así, el alzado norte se halla decorado con bolas sobre peanas de ladrillo y la cara norte tiene arcos ciegos de herradura apuntados o túmidos. En 2011 fue restaurado.



Joaquín Pérez del Pulgar, Acueducto del Águila. Dibujo, tinta y aguada sobre papel entelado, década de 1870. Madrid, Biblioteca Nacional de España, Dibujos 6261

El acueducto Tablazo, también llamado del Agua de Hierro, por el nombre de la fuente manantial de la que derivan sus aguas es el segundo en importancia y corre paralelo al antiguo camino de Burriana a Maro, en el lado derecho del barranco de Burriana, límite occidental del pago de Las Mercedes. Aunque no está documentado, debió ser construido en la última década del siglo XIX, presumiblemente por Rafael de Chaves y Manso, casado con María del Carmen Pérez del Pulgar y Blake, quien adquirió tierras al oeste del pago de Las Mercedes, agregándolas al mismo. Tiene unos 100 m de longitud y consta de veinticinco arcos de medio punto y está realizado en mampostería revocada y ladrillo. Presenta un mal estado de conservación.



Acueducto Tablazo o del Agua de Hierro. Vista general (foto del autor)


Acueducto Tablazo o del Agua de Hierro. Acequia (foto del autor)



Toda esta arquitectura del agua está al servicio de la agricultura, pero también estuvo durante siglos al servicio de la industria: ingenios y fábricas azucareras, molinos harineros, de aceite, de papel, fundiciones, etc., industrias todas ellas desaparecidas en Nerja y Maro, han utilizado el sistema hidráulico inicialmente creado para el regadío, de manera que ha sido durante siglos un elemento esencial en la configuración del territorio y el aprovechamiento económico de los recursos y su transformación. La arquitectura del agua, la arquitectura de la industria y los cultivos y sistemas de cultivo asociados a la industria, como fue el caso de la caña de azúcar, constituyen una tríada cuyos elementos son inseparables y han configurado paisajes que son paisajes de la producción y también auténticos paisajes culturales, como es el caso del pago de Las Mercedes. El mismo Plan Nacional de Patrimonio Industrial, aprobado en marzo de 2011 incluye entre los bienes de este patrimonio “los sistemas de redes industriales para el transporte del agua”, por lo que se entiende que, independientemente del valor histórico, cultural o económico que todo este conjunto de construcciones hidráulicas tenga, lo tiene también como elemento integrante del patrimonio industrial reconocido en la Ley 14/2007, de 26 de noviembre, del Patrimonio Histórico de Andalucía. En tanto que bienes del patrimonio industrial, pero también elementos integrantes de determinados paisajes culturales, debieran gozar de una protección efectiva de la que hoy en su mayor parte carecen.



Acueducto Tablazo o del Agua de Hierro. Detalle (foto del autor)





[1] (A)rchivo de la (R)eal (Ch)ancillería de (G)ranada, Leg. 1.621, pieza 1, sin foliar. Documento completo transcrito en CAPILLA LUQUE, F., La industria azucarera de Nerja y Maro (I). Los ingenios preindustriales, Vélez-Málaga, Libros de la Axarquía, 2016, págs. 197-199.
[2] A.R.Ch.G. Leg. 3.058, pieza 1, sin foliar.
[3] (A)rchivo (M)unicipal de (N)erja, Exxª en forma de sentencias de vista y revista a pedimento de D. Fernando de Aranda y consortes vecinos de la villa de la Puebla de Nerja del pleito que an seguido en esta corte con el fiscal de Su Magd y el Conzejo, Justizia y Rejimiento de la ciudad de Vélez Málaga sobre diferentes tierras, casas y […] en el campo de dicha villa. Granada, 19 de diciembre de 1747, leg. Histórico 2.
[4]A.M.N. Leg. Expedientes juzgados S. XIX.
[5] Biblioteca Nacional de España, Dibujos, 6261.

2 comentarios :

  1. Gracias Paco por ser siempre quién aclara mis curiosidades acerca de la historia de Nerja.

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  2. Magnifique explication, qui comble une fois de plus les curieux de l'histoire de ce pays plein de choses intéressantes à découvrir. Merci de nous informer.

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