Borrón de las plaias del Partido de Vélez. S.a, s.l. [Vélez-Málaga], s.f. [diciembre de 1797]. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Archivo General de Simancas, Mapas, Planos y Dibujos, 61-25.
Desde la Antigüedad, la
costa de la Axarquía estuvo jalonada de torres cuya función era la
de dar avisos con señales de fuego o ahumadas a las distintas fortalezas
dotadas de guarnición para su defensa. Desde finales del siglo XV, gran parte de
esta costa, desde el arroyo de Patas Secas hasta el de Cantarriján,
perteneciente a los actuales municipios de Vélez-Málaga, Algarrobo, Torrox y
Nerja, estuvo bajo el mando de la ciudad de Vélez-Málaga, cuyo partido lo
conformaban trece torres y cuatro fortalezas costeras y tres o cuatro situadas
cerca de la costa, aunque no en la primera línea. Todo el dispositivo
defensivo, tanto de este partido como de la costa del reino granadino se
centralizaba en Vélez-Málaga, en cuyo palacio de Beniel tenía su sede la
Capitanía General de la Costa del reino de Granada, trasladada a esta ciudad
desde la capital del reino en el último cuarto del siglo XVI.
A partir de la toma de
Gibraltar por los ingleses en 1704 el contrabando procedente del Peñón hará su
aparición en las costas malagueñas, intensificádose a lo largo del siglo XVIII.
De manera paralela se intensificarán el control y la represión del mismo por
parte del Estado, tarea para la que se utilizará la infraestructura defensiva y el personal existente. Serán los
torreros de las distintas torres los encargados de transmitir avisos de fuego
cuando avisten barcos de contrabandistas y las autoridades establecidas en la ciudad cabeza
de su término las que organicen la represión, hasta que en 1850 se cree el
Cuerpo de Carabineros, dependiente del Ministerio de Hacienda, encargado del
resguardo de las rentas públicas y la lucha contra el contrabando.
La práctica del contrabando en la costa de la actual Axarquía fue generalizada y muy intensa desde el siglo XVIII. Se ha conservado documentación al respecto y de toda ella vamos a destacar la relativa a un episodio que tuvo lugar en los últimos años del siglo XVIII, y sobre el que dio puntual noticia Ignacio de Liaño y Córdoba.
Era este un destacado personaje, de gran significación en asuntos
relacionados con la defensa en el partido veleño[1].
Liaño, caballero de la Orden de Santiago y teniente coronel, había sido
nombrado veedor y ministro principal de Hacienda y Guerra de la costa del reino
de Granada, llegando a Vélez-Málaga en 1781 para desempeñar su cargo. Era
un destacado hombre de ideas ilustradas,
conocedor del pensamiento de Campomanes y amigo de Jovellanos, que en 1783, a
los pocos años de instalarse en la ciudad, fundó la Sociedad Económica y
Patriótica de Vélez Málaga para procurar “el adelantamiento de la industria,
artes, agricultura, cría de ganados, y navegación”[2].
Uno de los aspectos que preocupó a Liaño fue la inexistencia de un muelle en
Torre del Mar que protegiera la actividad de carga de los productos agrícolas
del país y, desde septiembre de 1778, de entrada de mercancías nacionales y
extranjeras. Para paliar esta falta de
infraestructuras propuso la construcción de un fondeadero, proyecto que no
llegó a ejecutarse; se trataba de hacer una ensenada excavada al este de la
fortaleza torreña, protegida por un brazo de muelle en la parte de levante y
conectada con la ciudad por un canal navegable[3].
En su faceta de veedor como ministro principal de Hacienda, desarrolló una
intensa labor en el control y represión del contrabando en las costas del
partido de Vélez-Málaga, ya que en su capital estaba la sede del Ministerio de
Hacienda en la costa. Entre la correspondencia que Liaño mantuvo con los
distintos directores generales de Rentas mientras ejerció de veedor, figura el
informe que envió a Francisco de Saavedra y Sangronis el 8 de diciembre de
1797, que ilustra perfectamente sobre la práctica del contrabando y las medidas
que se adoptaban para perseguirlo. Expone el veedor cómo los barcos que salían
cargados de frutos de la rada de Vélez-Málaga se dirigían a Gibraltar, donde
los descargaban y se aprovisionaban “de tabaco y otros géneros […] y vuelven a
estas playas para verificar la introdución del fraude, valiéndose de sus
confidentes que les avisan con faroles, cohetes, lumbreras y otras señas,
puestas en los montes de la costa, el sitio en que los esperan con los caballos
para cargarlo e introducirlo tierra adentro”[4].
Torre de Moya, primera del partido de Vélez Málaga por la parte de poniente
El día 28 de noviembre de 1797, él mismo había tenido que colocarse al
frente de las tropas de la costa y poner en marcha el dispositivo establecido
para aprehender el cargamento de tabaco de varios barcos, uno entre las torres
de Algarrobo y Lagos y otro en Cantarriján, en el límite oriental del partido.
Para ello, distribuyó partidas compuestas por un total de ciento dos hombres de
tropa desde la torre de la Caleta, en Cantarriján, hasta la de Moya, la última
de partido por la parte de poniente,
“para que dándose la mano pudiesen cubrir su extensión auxiliadas de las trece torres, repartidas de media a media legua que hay en ella, haciendo a los torreros y sus cabos el más estrecho encargo sobre que hiciesen con el hacho la señal de rebato (que corre de unas en otras) siempre que descubriesen barco sospechoso que intentase llegar a los resbaladeros a varar, y al mismo tiempo a las partidas apostadas, que acudiesen al sitio o torre donde saliese la primera señal de rebato, dejando siempre sus puestos con alguna custodia por si acaso fuese falsa la llamada o señal”[5].
Se
aprehendieron varios alijos de tabaco y se detuvo a un hombre
“que entre las armas que se le aprehendieron es una de ellas un cuchillo que por su labor, temple y firmeza, no he querido que se haga pedazos, según está prevenido, y sí remitirlo, como lo haré en primera ocasión, a manos de V. E. para que vea la especie de lujo que gastan en sus armas los contrabandistas de este país.”[6]
Acompañaba a la carta de Liaño el Borrón
de las plaias del partido de Vélez[7],
donde figuran todas las torres y castillos de la marina de esta ciudad y la
distribución por partidas de los ciento dos efectivos, que había utilizado
Liaño para organizar la operación.
Torre de la Caleta, primera del partido de Vélez-Málaga por la parte de levante
Transcribimos a continuación, modernizando la ortografía y signos de puntuación,
la carta de Liaño a Saavedra que contiene jugosos comentarios sobre la práctica
del contrabando en la época:
1797, diciembre, 8
Vélez-Málaga
Carta de Ignacio de Liaño y Córdoba, veedor y
ministro principal de Hacienda y Guerra de la costa del reino de Granada, a
Francisco de Saavedra y Sangronis, secretario de Hacienda, informándole del
contrabando de tabaco en la costa del partido de Vélez-Málaga.
Archivo General de Simancas,
Dirección General de Rentas, 2ª Remesa, leg. 1.027.
Excmo. Señor:
Con conocimiento de haber
salido de esta rada un barco palangranero, que llevaba a su bordo algunos
frutos de este país con su correspondiente guía de la aduana, y noticia del
juez de Marina para llevarlos a Cádiz u otros puertos de España, según siempre
se pretexta por los patrones de estos barcos, que son los que abandonando su
instituto de pescar en el canto, se han viciado en el contrabando; el cual
hacen llegando a la plaza de Gibraltar con dichos frutos y recogiendo (según
dicen) de un judío las vueltas de guía que contrahace, o por otros medios
fraudulentos, con que las consiguen de aquellos puertos para donde llevan sus
correspondientes conocimientos, y asegurados ya con estas vueltas de guía,
cargan en Gibraltar de tabaco y otros géneros sus barcos y vuelven a estas
playas para verificar la introducción del fraude, valiéndose de sus confidentes
que les avisan con faroles, cohetes, lumbreras y otras señas puestas en los
montes de la costa, el sitio en que los esperan con los caballos para cargarlo
e introducirlo tierra adentro, habiendo antes hecho su depósito de géneros en
el sitio que acuerdan y allí repartidos a prorrata los efectos entre todos los
interesados, de los cuales hacen siempre cabeza dos o tres de estos
especuladores que hacen su viaje en dichos barcos.
Calculando pues el día de la
salida del barco de esta rada, conceptué que para el día 28 de noviembre último
podría estar de vuelta y próximo a hacer el desembarco en estas playas, y para
aprehenderlo procedí, animado de mi obligación como subdelegado de V. E. y de
los estrechos encargos del capitán general interino de esta Costa, a pedir los
auxilios de tropa convenientes al comandante de las armas de este cuartel, D.
Joaquín Escobedo, que me facilitó con el mayor celo cuantos le pedí, y juntos
con los resguardos de Rentas, con acuerdo de todos y con presencia del plano y
torres de estas playas, comprendidas desde la de Caleta a la de Moya, cuyo
borrón incluyo, distribuí las partidas en las 7 leguas que comprende en los
sitios que juzgamos a propósito para que, dándose la mano, pudiesen cubrir su
extensión, auxilidas de las trece torres, repartidas de media a media legua que
hay en ella, haciendo a los torreros y sus cabos el más estrecho encargo sobre
que hiciesen con el hacho la señal de rebato (que corre de unas en otros)
siempre que descubriesen barco sospechoso
que intentase llegar a los resbaladeros a varar, y, al mismo tiempo, a las
partidas apostadas que acudiesen al sitio o torre donde saliese la primera
señal de rebato, dejando siempre sus puestos con alguna custodia, por si acaso
fuese falsa la llamada o la señal, y también que todas estas partidas
procurasen observar las señales de luces, faroles y demás que en los montes al
frente de las playas hacen los confidentes contrabandistas a los barcos en que
tienen sus intereses para que, borrando dichas señales o extraviándolas, no
pudiese el barco que se esperaba tener seguridad en ellas y hacerle vacilar y
consumir sus víveres en el mar, en donde a cierta altura y hora, dentro de la
canal, se presentan siempre los tales barcos para observar las dichas señales,
que les dicen hacia dónde deben dirigir su rumbo sin el riesgo de la tropa o
resguardos que hay colocados en tierra.
Efectivamente, la práctica
bien ordenada de estas precauciones tuvieran al barco o barcos cargados de
contrabando tan vacilantes e indecisos en el mar, que sin determinarse a
dirigirse a tierra, y ya casi consumidos sus víveres a la ventura, se
determinaron a poner la proa a tierra, y a varar en cualquier parte, por lo que
después de nueve días uno de los barcos llegó al rebalaje al favor de una
espesa niebla, entre las torres de Lagos y Algarrobo, donde echó en tierra dos
fardos de tripes para uno de los especuladores de este fraude, que aunque se
huyó, dejó los fardos y se aprehendieron por un soldado de la partida que
observaba aquel sitio, lo que junto con haberle disparado un cañonazo la torre
de Algarrobo, obligó al barco a virar para afuera y hacerse a la mar.
Con esta noticia creció la
vigilancia de las partidas y perdió el barco la esperanza de echar en tierra su
carga, tomando la resolución [de]
transbordarla a otro barco o lanchón que no haciéndose sospechoso pudiese verificarlo,
y limpio y lavado el principal barco palangranero, se presentó a la vista de
esta rada y recibió la visita del resguardo, sin duda para hacer que
descuidasen las partidas, y que creyesen que lejos de estas playas habría hecho
su desembarco, ciertos de que presentando su vuelta y guía y no hallándose
rastro ni olor a tabaco, ya estabann seguros en su hecho; pero en realidad no
les valió la astucia, pues sabida por un confidente y observado el lanchon
donde se transbordó el fraude, se logró en la mañana del día 7 del corriente
recoger todo el tabaco transbordado y traerlo en dos carros a la Administración
de esta ciudad, donde también se han llevado los dos fardos de tripe
aprehendidos por el soldado, sobre cuyos hechos se ha principiado la sumaria y
causa a los patrones del barco, especuladores y demás indiciados en ella, para
seguirla y sustanciarla según derecho e instrucciones que gobiernan este juzgado
de la Subdelegación de mi cargo, donde además hay noticia de que en la misma
noche se aprehendió otro fraude que puso en tierra en el arroyo de Cantarriján
una embarcación ragusea que fletaron en Gibraltar los mismos especuladores del
contrabando que fueron en el citado barco palangranero, porque en este no les
cupo todo el cargamento de su empleo, cuya aprehensión fue hecha por la partida
que se estableció a la vista de las torres de Nerja y Macaca, y también se
pondrá en esta Administración.
Doy a V. E. este aviso
teniendo a la vista el artículo 8º de la Real Instrucción de 22 de julio de
1761, que así me lo preceptúa.
Al mismo tiempo, me parece
oportuno noticiar a V. E. que, en la misma madrugada del día 7 del corriente,
la partida del 1er teniente de este Regimiento de Caballería de la
Costa, D. Miguel de Cárdenas, que cubría uno de los puestos acordados, prendió
un famoso contrabandista y, según dicen, malhechor, [...], compañero
que fue del facineroso Frasquete, a quien poco tiempo hace que se ahorcó y
descuartizó en Granada, y que entre las armas que se le aprehendieron es una de
ellas un cuchillo que por su labor, temple y firmeza, no he querido que se haga
pedazos, según está prevenido, y sí remitirlo, como lo haré en primera ocasión,
a manos de V. E. para que vea la especie de lujo que gastan en sus armas los
contrabandistas de este país y cuán hábiles son los armeros y fabricantes de
ellas aquí.
Dios guarde a V. E. muchos
años, como deseo.
Vélez-Málaga, 8 de diciembre
de 1797 = Excmo. Sr. = Ignacio de Liaño y Córdoba= Excmo. Sr. D. Francisco de
Saavedra.
Liaño [rubricado]
[1] MONTORO FERNÁNDEZ, F., La Sociedad Económica de
Amigos del País de Vélez Málaga (1783-1822), Vélez Málaga, Ayuntamiento de
Vélez Málaga, 1999.
[2] Ibidem,
pág. 225.
[3] Proyecto de
Fondeadero para embarcaciones de comercio en el surgidero de Torre del Mar de
Vélez Málaga. S.a, s.l., s.f., Ministerio de Educación, Cultura y Deporte,
Archivo Histórico Nacional, Estado, Mapas, Planos y Dibujos, 779. También,
CAMACHO MARTÍNEZ, R., “Urbanismo utópico en Vélez Málaga: el puerto de 1784 en
la ideología de la Ilustración”, en Vélez-Málaga en el siglo XVIII, algunos
aspectos urbanos, Vélez-Málaga, Arte y Cultura, 1997, págs. 17-42.
[4] Archivo General de Simancas, Dirección General de
Rentas, 2ª Remesa, leg. 1.027.
[5] Ibidem,
fols. 1 r-1 v.
[6] Ibidem,
fol. 2 r.
[7] Borrón de las
plaias del Partido de Vélez. S.a, s.l. [Vélez Málaga], s.f. [diciembre de
1797]. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Archivo General de Simancas,
Mapas, Planos y Dibujos, 61-25.
|
Etiquetas
- Documentos (1)
- Frigiliana (1)
- Indiferente (3)
- La Axarquía (11)
- Maro (17)
- Nerja (70)
- Publicaciones (8)
martes, 6 de marzo de 2018
Un caso de contrabando en las costas de la Axarquía a finales del siglo XVIII
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
Interesante, el contrabando desde Gibraltar ha sido constante desde que los ingleses tomaron la plaza durante la guerra de sucesión. Durante la guerra de independencia los zapadores ingleses de guarnición en Gibraltar recorrieron la costa destruyendo las baterías entre ellas la del castillo de Nerja y la de la torrecilla.
ResponderEliminar