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domingo, 7 de abril de 2019

«En Nerja, donde el ṭirāz rayado». Historia de un texto de ibn Sa'id al-Magribī



Fragmento de la descripción de Nerja por ibn Sacīd. Analectes de al-Maqqarī, T. I, pág. 109. (Rodeado por una elipse roja el topónimo Nāriŷa)

1. Una fuente escrita medieval sobre Nerja 

En el siglo XIII, probablemente en la década de 1230, el polígrafo andalusí Alī ibn Mūsa ibn Sacīd al-Magribī (en adelante, ibn Sacīd), visitó la alquería de Nāriŷa/Nerja. Iba acompañado de su padre, Mūsa ibn Muḥammad, y tiempo después, en alguna de sus obras cuyo manuscrito se ha perdido dio noticia de aquella visita, recogió una somera descripción del lugar e insertó un poema que compuso inspirado por el paisaje y el ambiente que allí se respiraba.

El texto, que ha resultado ser una de las escasas fuentes escritas para la historia de Nerja en la Edad Media, sobre el que me extenderé más adelante, nos ha sido transmitido por al-Maqqarī, un historiador argelino de Tremecén que vivió entre los siglos XVI y XVII, es decir, unos cuatrocientos años después que ibn Sacīd. Él lo incluyó en su obra Nafḥ al-ṭīb min guṣn al-Andalus al-raṭīb (Efluvio de perfumes sobre la memoria de al-Andalus), primera parte de un título más extenso, en la que incorporó gran cantidad de noticias, fragmentos y poemas tomados de distintos autores antiguos[1].

Del Nafḥ al-ṭīb de al-Maqqarī, del que se han conservado varios ejemplares manuscritos custodiados en distintas bibliotecas, el arabista español Pascual de Gayangos publicó en 1840 y 1843, en inglés, una traducción resumida y reordenada, que no iba acompañada del texto en su lengua original y en la que incluía un breve párrafo referido a Nerja[2]. El texto árabe completo de al-Maqqarī, que se divide en ocho libros, con una extensa introducción y notas en francés, fue publicado por primera vez en dos volúmenes entre 1855 y 1861, en la ciudad holandesa de Leiden por varios especialistas con el título de Analectes sur l’histoire et la littérature des árabes d’Espagne (Analectas sobre la historia y la literatura de los árabes de España). El que interesa aquí es el primero de los ocho, que trata de la descripción de al-Andalus; en las páginas 109 y 110 del volumen se encuentra la descripción de Nāriŷa/Nerja y el poema que le sigue, tomados de ibn Sacīd.

Casi al mismo tiempo, en 1860, el arabista Francisco Javier Simonet publicaba la Descripción del reino de Granada bajo la dominación de los Naseritas, sacada de los autores árabes, seguida del texto inédito de Mohamed Ebn Aljatib. Al tratar de Nerja Simonet incluyó el texto de ibn Sacīd, cuyo nombre translitera como Ebn Sadi, transmitido por al-Maqqarī, pero finalmente optó por suprimir el poema «por no dilatarme»[3]. Años después, en 1874, Francisco Guillén Robles, en la Historia de Málaga y su provincia, resumiría en un par de líneas lo esencial de Nerja contenido en el libro de Simonet[4].

De manera que, a partir de las publicaciones mencionadas, quien no supiera árabe clásico y quisiera acceder a la información que ibn Sacīd había dejado escrita de la Nerja del siglo XIII, recogida por al-Maqqarī en su Nafḥ al-ṭīb, solo podía hacerlo a través de la traducción que ofrecía Simonet o del resumen en inglés de Gayangos, pero no al poema que, como se ha dicho, únicamente estaba incluido en la edición en árabe de al-Maqqarī publicada en Leiden y, por lo tanto, requería el conocimiento de dicha lengua.



Portada de los Apuntes históricos de Nerja (1899), de Alejandro Bueno García


2. La recepción del texto de ibn Sacīd en Nerja

A finales del siglo XIX el nerjeño Alejandro Bueno García (1859-1927) llevó a cabo la publicación de unos Apuntes históricos de Nerja (1899), un opúsculo de 32 páginas en el que esboza un discurso histórico, dando a conocer los aspectos y acontecimientos del pasado de la localidad que consideraba más importantes [5]; a esta obra le seguirá la Reseña histórica de la villa de Nerja (1907), más amplia y desarrollada que la anterior[6]. Aunque las actividades habituales de Alejandro Bueno eran, según él mismo reconocía, «la política, la administración, y la agricultura, faenas a que me dedico»[7],  su interés por la historia le llevó a investigar y documentarse, dedicándose a la tarea, en palabras de su propio hijo, de «dotar a su pueblo de memoria de sí mismo, esto es, de conciencia histórica local y lo hizo como lo habría hecho un universitario, aunque no tenía título académico alguno»[8]. Podemos adscribir a Alejandro Bueno al grupo de historiadores locales y cronistas de la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX que, sin formación académica, pero guiados por su curiosidad y pasión por la historia, se convirtieron en muchos casos en los pioneros de la historiografía local en España. Bueno estaba influenciado, a través de sus lecturas y contactos, por la prestigiosa escuela de arabistas españoles que durante el siglo XIX dieron un impulso formidable a los estudios sobre al-Andalus, aspecto este clave para entender el empeño del historiador nerjeño por conseguir el texto de ibn Sacīd, única fuente escrita a partir de la que pudo construir un relato sobre la Nerja medieval, a la vez que la situaba en el mapa literario de lugares elogiados por destacados autores del pasado.

Desde muy joven Bueno García asumió distintas tareas y ejerció cargos en el Ayuntamiento de Nerja (escribiente, depositario de fondos, secretario en funciones, concejal y alcalde), por lo que tuvo a su disposición la documentación histórica custodiada en el archivo de la institución que consultó y utilizó para sus libros. Pero, además, poseía una nutrida biblioteca y se sirvió de las obras comentadas de Simonet, Guillén Robles y otros, como él mismo confiesa en las notas de los Apuntes y de la Reseña. De dichos autores obtuvo los datos correspondientes a la Nerja andalusí que completó con referencias a la fortificación medieval (el denominado Castillo Alto), algunos de cuyos vestigios todavía podían verse en su época, y del cercano Castillejo de río de la Miel. Mientras que en los Apuntes la información sobre la Nerja andalusí era reducida y en ellos lo que quizá resulte más interesante sean los datos que proporciona su autor sobre los vestigios de la alquería y sus sepulturas y su localización, en la Reseña incluye íntegra la traducción que hizo Simonet del texto de ibn Sacīd, añadiendo el poema que por primera vez se publicaba en castellano, aunque en una muy mala traducción, maquillada por la versificación que le hizo Narciso Díaz de Escovar, del gusto de muchos lectores, pero en gran parte alejada de lo que realmente escribió ibn Sacīd.



Portada de la Reseña histórica de la villa de Nerja (1907), de Alejandro Bueno García


Antes de dar a la imprenta la Reseña Alejandro Bueno había hecho gestiones para conseguir el poema de ibn Sacīd así como su traducción castellana con objeto de incluirlo en el libro. El 15 de mayo de 1906 el arqueólogo e historiador Rodrigo Amador de los Ríos, quien poseía en su biblioteca madrileña un ejemplar de la edición en árabe de la obra de al-Maqqarī publicada en Leiden, enviaba a José Ortega García, inspector del cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos y nerjeño, una copia manuscrita del poema a petición de este. Ortega se la remitió a Nerja a Alejandro Bueno, quien a través del coronel de Carabineros Emilio Noguera Herrero consiguió una traducción del texto, realizada por el entonces canciller del consulado español en Tánger, Manuel Villalta Atalaya[9]. El 8 de agosto de 1906 Bueno escribía a Narciso Díaz de Escovar, afamado polígrafo, cronista de Málaga, poeta y amigo suyo, con quien mantenía una intensa correspondencia, comunicándole que «por fin me han traducido en la legación de Tánger las poesías a Nerja y ahora lo está haciendo un arabista de Ceuta muy nombrado»[10], el profesor del colegio militar de dicha ciudad, Sid Medani. Un mes después, el 10 de septiembre, Alejandro Bueno volvía a escribir a Díaz de Escovar enviándole tres traducciones distintas del poema y advirtiéndole de la dificultad que habían expresado los traductores en la realización del trabajo «porque para este clásico antiguo no hay diccionarios [... y] convienen todos ellos en que para arrancar al texto toda su hermosura poética es de necesidad reforme las traducciones un poeta, y en este caso a V. recurro con esta agradable jaqueca en la seguridad de que sabrá como nadie sacar la punta al ovillo y hará un hermoso trabajo digno de un poeta tantas veces laureado». Y añadía: «Use para su composición de los tres textos pues todos ellos tienen algo de interés, y no prescinda de la palabra Narija, pues si bien dos de ellos no la emplean, es porque Narija quiere decir manantial abundanterío caudalosocaudal de aguas, mayor curso, de cuya circunstancia viene el nombre de Nerja», pidiéndole finalmente que acortara los versos porque «sería conveniente para la impresión»[11]. La traducción versificada del poema de ibn Sacīd publicada por Alejandro Bueno, puede leerse en las páginas 14 y 15 de su Reseña histórica de la villa de Nerja (hacer clic sobre el título  de la obra para acceder en línea al ejemplar alojado en la web de la Biblioteca Virtual de Andalucía).

A partir de entonces, no exactamente el poema de ibn Sacīd, sino la traducción versificada por Díaz de Escovar y publicada por Alejandro Bueno, se convirtió en el modelo a seguir para todos los panegiristas de Nerja que han encontrado en sus versos algunos de los tópicos que, en una suerte de «vuelo lírico», han repetido al cantar sus bellezas, equiparándola al paraíso en poemas, prosa, coplillas; en el «piropo a Nerja» de las celebraciones de Carnaval; y últimamente en ciertos mensajes excesivamente cargados de autocomplacencia que se difunden por las redes sociales. 

Agotadas tanto la edición de la Reseña de Alejandro Bueno como la reedición de la obra que se hizo en 1987, y convertida en un libro de culto casi imposible de conseguir a falta de otros estudios históricos sobre Nerja hasta hace un par de décadas, el poema fue reproducido, aunque separado del resto del texto de ibn Sacīd, en varias publicaciones de carácter local, la última de las cuales se debió al que fuera cronista oficial de Nerja, José A. Pascual Navas. La importancia que a lo largo del siglo XX alcanzó el texto de ibn Sacīd fue tal que el Ayuntamiento de Nerja decidió dar el nombre de este escritor andalusí a una de las calles de la localidad: la calle Ebn Sadi, adoptando la transliteración de Simonet, mantenida por Alejandro Bueno.

3. El texto de ibn Sacīd en el Museo de Nerja



Panel dedicado al texto de ibn Sacīd en el Museo de Nerja (cortesía del museo)


En los primeros meses de 2018, cuando se ultimaba el diseño de los nuevos contenidos museísticos del Museo de Nerja, el museo de historia de la localidad sometido a renovación desde unos años antes, el director del mismo, Juan Bautista Salado Escaño, decidió incluir el texto de ibn Sacīd en una sección dedicada a Nerja y Maro en la Edad Media, por ser una fuente escrita fundamental para la historia nerjeña de la época. Para ello pidió a la arabista María Antonia Martínez Núñez, profesora de la Universidad de Málaga, considerada la mejor especialista de España en epigrafía árabe en al-Andalus, que realizara una nueva traducción del texto de ibn Sacīd, incluyendo el poema. El resultado fue una traducción literal, pulcra, sin distorsiones de carácter lírico y absolutamente fiable que reproduzco a continuación por cortesía del museo:

«Dijo Ibn Sacīd cuando realizó la mención de la alquería de Nerja: la alquería de Nerja es una alquería grande que se parece a las ciudades. Está rodeada de jardines y tiene un río que seduce a quienes lo miran. Y es de los distritos de Málaga. Y él la recorrió una vez con su padre, Abū cImrān Mūsà, y eso fue en el tiempo en que tenían la tintura de seda y habían instalado unas tiendas en el valle del río entre sus vados. Algunos de ellos bebían, otros cantaban y tocaban música. Preguntaron: ¿cuál es el nombre de este lugar? Dijeron: al-Ṭirāz. Y dijo mi padre: un nombre que se ajusta a lo que designa y una palabra que explica su significado. Encontré el lugar dicho dotado de riqueza y una voz diciendo: “Di”, entonces dijo: 

         En Nerja, donde el ṭirāz rayado,
Dije: me detengo sobre un río cuya boca sonríe.
Dijo: Escuchas los sonidos
Dije: de cantos que deleita.
Dijo: ¿Acaso, ¡oh jardín del Paraíso!, no soy un hombre?
Dije: Pues no sea mi suerte arrepentirme por tus culpas.
Dijo: Es penoso para nosotros visitarte, como
Dije: visita el fantasma de Sulaymà a un converso.
Dijo: Y si yo hubiese dado la opción, no habría creído
Dije: nadie que tu enclave es para mí la mejor panorámica.
Dijo: En donde el céfiro y la sombra a causa de sus encantos
Dije: preservan en el jardín de la picadura de una serpiente del río.
Dijo: ¡Oh dolor! que no hubo para mí retorno.
Dije: Sé rey, que yo te protegeré del mal de ojo.
Dijo: Yo considero esto el fin del pacto entre nosotros.
Dije: Y el Misericordioso observa mi añoranza y se apiada.
Dijo: ¡Salud, salud! no deja de repetirte
Dije: y las nubes no cesan por ti de derramarse.» 



Poema de ibn Sacīd. Analectes de al-Maqqarī, T. I, pág. 110. (Rodeado por una elipse roja el topónimo Nāriŷa)


En el texto al-Maqqarī cuenta que ibn Sacīd visitó la alquería de Nerja y reproduce las observaciones que este escribió sobre el lugar: que era una alquería de gran tamaño rodeada de jardines perteneciente a Málaga (la cora de Rayya) y que en aquel momento una de sus actividades económicas era la manufactura de ṭirāz, un tejido de seda brocado, verdadero artículo de lujo cuya posesión estaba reservada a escasísimas personas. El término ṭirāz designa el tejido, que adoptaba diversos diseños, uno de los cuales era el rayado, que consistía en una serie de bandas que alternaban generalmente los colores rojo y azul con inscripciones en oro. Pero también al-Ṭirāz designaba el taller en que se realizaban las operaciones de fabricación de este tejido. Por lo tanto, el punto exacto de Nerja en el que los viajeros se encontraban en la escena que se describe, y que da lugar a la composición del poema final, era el del taller de la manufactura, al-Ṭirāz, situado junto al río Chíllar, en las afueras de la alquería. El recurso de oír a alguien, una voz, que le invita a improvisar y que inicia una especie de duelo poético proponiendo un primer verso, da pie al poema en el que los versos, que riman en mīm (eme) por ser esta la letra en que terminan todos ellos, se suceden, precedidos los que proponen de la palabra «dijo» y los que sirven de respuesta de la palabra «dije». Entre la versión versificada que publicó Alejandro Bueno y la traducción fiel al original de María Antonia Martínez hay una diferencia abismal y gracias a esta última podemos leer en castellano y captar el sentido exacto del texto que ibn Sacīd compuso. Sirvan como ejemplo de lo que afirmo los primeros versos, que en la traducción de María Antonia Martínez dicen:

«En Nerja, donde el ṭirāz rayado,
 Dije: me detengo sobre un río cuya boca sonríe.
 Dijo: Escuchas los sonidos
 Dije: de cantos que deleita.»,

en una de las traducciones que obtuvo Alejandro Bueno figuraban como: 

«Esperaba entregarme al sueño
Dije: arriba del río corre y remolinea
Dije: te oía hacia lejos
Dije: con una vista de vegetación», 

siendo transformados por Narciso Díaz de Escovar tras su versificación en:

«Tendido sobre alfombra de mágicos colores
mientras el dulce sueño mis párpados cerraba,
Narija, mi Narija, brotando entre las flores
con todas sus bellezas mi vista recreaba.» 



Ṭirāz


4. Algunos datos sobre Nāriŷa/Nerja

Nāriŷa, la Nerja medieval que visitó ibn Sacīd, no se encontraba donde la población actual, sino alejada de ella 1,7 km aproximadamente, en la margen derecha del río Chíllar, aunque algo apartada del mismo. Las indicaciones de Alejandro Bueno unidas a la información proporcionada por la documentación conservada de distintos apeos y deslindes de tierras de fechas posteriores a la conquista castellana del territorio y del siglo XVIII, confirmada por los resultados arrojados por varias excavaciones arqueológicas de urgencia llevadas a cabo en los últimos veinte años, han permitido ubicar la alquería en un terreno atravesado por la carretera comarcal de Nerja a Frigiliana, entre la denominada cuesta del Cabañil, el cerro de Arriba y el polígono industrial Castillo Alto. 

Esta alquería debió fundarse en el siglo X, al igual que la vecina de Mārūh/Maro, cuando, derrotadas las comunidades rebeldes que durante décadas habían hecho frente desde las montañas al poder del estado cordobés, fueron obligadas a «bajar al llano», con objeto de que se pudiera ejercer un control fiscal efectivo sobre ellas, a la vez que se insertaban en el modelo social dominante en el estado. El caserío se extendía a la sombra de una fortificación (ḥisn), el castillo Alto, que era una torre de alquería rodeada de una cerca. Además de los datos proporcionados por ibn Sacīd, se sabe que la alquería disponía de mezquita, baño y una necrópolis (maqbara) en la que se han podido documentar 187 tumbas con una datación que abarca desde el siglo X al XV. 

Las tierras de Nerja estaban regadas y la propia alquería se abastecía del agua del río canalizada a través de una extensa red de acequias, practicándose en ella diversos cultivos, aunque el más importante era el del moral, de cuyas hojas se alimentaban los gusanos de seda. Por tanto, la seda, como ya se puede deducir del texto de ibn Sacīd, era el producto principal de Nerja que era trabajada en la propia alquería para fabricar ṭirāz  y también transportada a las alcaicerías de las ciudades próximas para su comercialización. En los primeros años del siglo XVI, bajo dominio castellano, aún seguía siendo la base económica de Nerja.



Situación aproximada de la alquería de Nāriŷa/Nerja a partir de datos de un documento de 1743


Conquistado el territorio por los Reyes Católicos en 1487, la situación de los moriscos nerjeños a partir de 1500 se hizo muy difícil, huyendo en masa al norte de África entre 1504 y 1505. Despoblada Nerja durante gran parte del siglo XVI, el castillo y caserío andalusíes fueron definitivamente abandonados al fundarse la nueva población junto al mar en 1633. A mediados del siglo XVIII aún eran visibles las ruinas de Nāriŷa, de las que, hacia 1900, ya quedaban escasos restos en superficie. Hoy muchos de esos restos han sido destruidos o están ocultos a la vista.



Rótulo de la calle Ebn Sadí de Nerja




[1] El título completo de la obra de al-MaqqarīNafḥal-ṭīb min guṣn al-Andalus al-raṭīb wa-dikr wazīri-hā Lisān al-Dīn ibn al Jaṭīb (Efluvio de perfumes sobre la memoria de al-Andalus y el recuerdo de su visir Lisān al-Dīn ibn al Jaṭīb). La primera parte, un 75% de la obra, se divide en ocho libros: el primero está dedicado a la descripción de al-Andalus; el segundo a la conquista; el tercero a la historia de los emires y califas que tuvo; el cuarto a la ciudad de Córdoba, su historia y monumentos; el quinto trata de los sabios andalusíes que viajaron a oriente; el sexto a los sabios de oriente que viajaron a al-Andalus; el séptimo a la Historia literaria y las cualidades morales e intelectuales de los andalusíes; y el octavo a la conquista de al-Andalus por los cristianos.
[2] GAYANGOS, Pascual de, The History of the Mohammedan Dynasties in Spain: extracted from the Nafhu-t-tib min ghosni-l-Andalusi-r-Rattib wa Ta’rikh Lisa’un-ad-Din Ibn-l-Khattíb, by Ahmed Ibni Mohammed al-Makkarí, a native of Telemsán, vol. I, Londres, 1840, pág. 50. El fragmento relativo a Nerja dice: «farther on, on coast, is Nerjah (Nerja), which Ibnu Sa’id describes as a very large town, almost resembling a city in size, surrounded by orchards and gardens, and with a river so pleasant that in tempts the travelers to halt on its banks».
[3] SIMONET, Francisco Javier, Descripción del reino de Granada bajo la dominación de los Naseritas, sacada de los autores árabes, seguida del texto inédito de Mohamed Ebn Aljatib, Madrid, 1860, págs. 94-95.
[4] «[...] y Naricha, Nerja, que era una populosa alquería cuyos muros bañaban las aguas de un río: en Nerja se tejían ricas y vistosas telas de seda». GUILLÉN ROBLES, Francisco, Historia de Málaga y su provincia, Málaga, 1874, pág. 249.
[5] BUENO GARCÍA, Alejandro, Apuntes históricos de Nerja, Vélez-Málaga, 1899.
[6] BUENO GARCÍA, Alejandro, Reseña histórica de la villa de Nerja, Vélez-Málaga, 1907.
[7] Carta de Alejandro Bueno García a Narciso Díaz de Escovar, Nerja, 19-XII-1905. (A)rchivo (D)íaz de (E)scovar, caja 111, doc. 9.12.
[8] BUENO GARCÍA, Francisco., Semblanza de Alejandro Bueno García (¿1960?), ejemplar manuscrito, Nerja, Archivo de la Fundación Francisco Bueno García.
[9] BUENO GARCÍA, Alejandro, Reseña..., pág. 14.
[10] Carta de Alejandro Bueno García a Narciso Díaz de Escovar, Nerja, 8-VIII-1906. A.D.E., caja 111, doc. 9.12.
[11] Carta de Alejandro Bueno García a Narciso Díaz de Escovar, Nerja, 10-IX-1906. A.D.E., caja 111, doc. 9.12.

2 comentarios :

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  2. Ildefonso Escobar Rubio18 de octubre de 2023, 22:04

    Fascinante, buen trabajo don Francisco.

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