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jueves, 31 de octubre de 2024

El primer mausoleo del Cementerio de San Miguel de Nerja


 

Como la nube pasa y se deshace...

Job 7,9



Mausoleo de Patricia Muñoz López († 1880). Nerja, Cementerio de San Miguel 




En 1787 el rey Carlos III estableció la obligación de inhumar los cadáveres en cementerios situados extramuros de las poblaciones, pues hasta entonces se hacía en el interior de las iglesias, en bóvedas o criptas, llamadas carneros, o en cementerios parroquiales adosados a los templos. La medida no se implantó de inmediato ni de manera generalizada, sino que se fue aplicando paulatinamente, sobre todo desde comienzos del siglo XIX.

 

Nerja tuvo un primer cementerio situado extramuros construido en 1804 en un solar hoy ocupado por el Cuartel de la Guardia Civil. Medio siglo después este cementerio terminó quedándose pequeño y rodeado de casas, debido al crecimiento de la población, por lo que se hizo necesario construir otro en un lugar más alejado, abandonándose el primero.

 

El nuevo cementerio, llamado de San Miguel, al que ya dediqué una entrada en este blog (hacer clic aquí para acceder a ella), fue proyectado por el maestro de obras de la villa, Pedro de Algarra y se abrió en 1853[1]. El diseño seguía el modelo de los cementerios neoclásicos; era un rectángulo, casi un cuadrado, de 40 x 35,5 m; en el centro del lado norte se situaba la capilla, conectada con la puerta de entrada, situada en el lado sur, por un pasillo de 1,50 m de ancho que divide el espacio en dos mitades o cuadros. El cementerio, que está rodeado por unos muros exteriores, disponía cuando se bendijo de setenta y cinco nichos y veintisiete zanjas y dos bóvedas de mampostería a ambos lados que ocupaban un área de unos 1.000 m2. En la fachada principal, orientada al sur, se encuentra la puerta de entrada con arco de medio punto, flanqueada por doble juego de pilastras y rematada por un frontón mixtilíneo en el que se inserta una placa con el siguiente texto: «Mandó construir este cementerio el Ayuntamiento Constitucional de Nerja siendo su presidente D. José García Peralta. Año 1853». En 1885 el cementerio se amplió, según proyecto de Francisco Cantarero Martín,  añadiéndosele un segundo patio de idénticas dimensiones y características que las del primero y algunas dependencias complementarias.



Nerja. Cementerio de San Miguel (Portada)



Un cuarto de siglo después de su apertura, la ascendente burguesía terrateniente e industrial de Nerja quiso disponer de mausoleos con los que mostrar su posición social y económica en la ciudad de los muertos de la misma manera que lo hacía en la de los vivos. Algunas de estas familias, cuyos miembros fallecidos habían sido inhumados en nichos, decidieron trasladarlos a tumbas suntuosas en los cuadros derecho e izquierdo del primer patio, en las que se exhibiría el poder económico y social de sus ocupantes por medio de construcciones funerarias realizadas en mármol u otros ricos materiales y ornamentadas con esculturas y distintos motivos iconográficos. 

 

La primera sepultura de estas características instalada en el cementerio de Nerja fue la de Patricia Muñoz López, natural de Tarancón (Cuenca), quien falleció en Nerja a la edad de 30 años (según consta en su acta de defunción, aunque de 26, según inscripción que figura en el mausoleo) en su domicilio, situado en la plaza de la Constitución (hoy plaza Balcón de Europa). Celestino Muñoz López, antiguo administrador de aduanas de Nerja, fue quien solicitó al Ayuntamiento, el 15 de mayo de 1880, el terreno para levantar un mausoleo bajo el que inhumar los restos de su hermana Patricia. A continuación transcribo el acuerdo municipal que autorizó la concesión, por ser el primero que adoptó el Ayuntamiento de Nerja y el que serviría de modelo para ulteriores solicitudes de construcciones de mausoleos o panteones. Dice así:

 

«Se dio cuenta de la instancia que eleva D. Celestino Muñoz López, administrador que ha sido de esta Aduana y actualmente oficial vista en la de Zamora, solicitando en el Cementerio Municipal un cuadrado de terreno de un metro setenta centímetros por lado, o sea una superficie de dos metros ochenta y nueve centímetros, que encerrará en una verja de hierro en cuyo centro elevará un mausoleo de mármol para colocar en su fondo cuando corresponda legalmente las cenizas de su Sra. hermana D.ª Patricia Muñoz y López, que falleció en esta villa el 28 del pasado marzo. Visto el art. 4.º del Reglamento Orgánico del Cementerio, aprobado por el Excmo. Sr. gobernador de la provincia en 20 de enero de 1854, que autoriza a censo estas concesiones siempre que no desfiguren en manera alguna la dirección y construcción del lugar sagrado.

 

Abierta deliberación y considerando que el mausoleo da mayor realce a la suntuosidad y estética del cementerio sin perjudicar en nada a su capacidad, puesto que debe elevarse en la encrucijada derecha, o sea en la calle central que divide los cuadros. Considerando que el terreno solicitado equivale próximamente al de dos sepulturas, cada una de las cuales en nicho satisface un canon anual de dos pesetas cincuenta céntimos, el Ayuntamiento acordó: 1.º Conceder a D. Celestino Muñoz y López los dos metros ochenta y nueve centímetros de superficie en el Cementerio Municipal que devengará anualmente cinco pesetas para que pueda levantar, desde luego, el mausoleo en que hayan de colocarse las cenizas de su Sra. hermana pasado el tiempo y observadas las formalidades prevenidas en la Real Orden de 19 de marzo de 1848[2], debiendo adelantar en la misma proporción de los nichos y con iguales condiciones de seguridad y responsabilidades treinta pesetas, con las cuales deja satisfechas las cinco anualidades del canon. Y 2.º Que este acuerdo sirva de regla general para casos análogos»[3].

 

Mausoleo de Patricia Muñoz López (†1880) (parte frontal del basamento). Nerja, Cementerio de San Miguel




El mausoleo, situado en el cuadro derecho del primer patio según se entra al cementerio, está realizado en mármol blanco. Consta de un basamento prismático trapezoidal de base rectangular coronado por frontones triangulares con acróteras en los vértices; tiene un remate de perfil mixtilíneo y sendos pergaminos que sostienen una cruz latina de altura similar al basamento. Toda la sepultura está rodeada por una verja de hierro. La cara frontal del basamento está decorada con una serie de elementos en relieve de clara resonancia masónica (¿pertenecía el comitente, Celestino Muñoz, a alguna logia masónica?, ¿era masón el autor del mausoleo?, ¿lo eran ambos?): un arco en cortina que enmarca un reloj de arena alado y dos rosetas de cuatro pétalos; el remate contiene el relieve de dos ramas con bayas entrelazadas por su base que pudieran ser de laurel u olivo. El reloj de arena representa el tiempo, pero el reloj de arena alado es una alegoría del tempus fugit (el tiempo huye, el tiempo vuela), tomada de las Geórgicas del poeta Virgilio, y es un símbolo que forma parte de la iconografía funeraria masónica que representa el fluir del tiempo y lo inexorable de la muerte. Hay, además, una inscripción: «Patricia Muñoz. Nació el año 1854. Murió el año 1880».

 

Además de Patricia Muñoz López, fue inhumado bajo el mismo mausoleo el propio Celestino Muñoz López, como vimos, funcionario de Hacienda en la sección de Aduanas que prestó servicio en Nerja y en distintas localidades de España, falleciendo a comienzos del siglo XX, en 1902 como muy tarde. También fueron inhumados en la misma sepultura a partir de 1910 los suegros de Celestino Muñoz Luis Cañas García y Matilde Jaramillo Mera. Ignoramos si, en adelante, lo fueron otras personas.



Alegoría del Tempus fugit en el mausoleo de Patricia Muñoz López

 

En la actualidad, el cementerio de San Miguel de Nerja cuenta con veintiocho sepulturas suntuarias, entre panteones y mausoleos, situadas en los dos cuadros del primer patio o patio histórico. El cementerio contiene, además, un registro documental de familias, individuos y cronología de sus vidas que posee un valor histórico al que se suma un enorme valor patrimonial por la variedad de tipologías sepulcrales, por la cantidad y calidad de elementos arquitectónicos y escultóricos de carácter funerario que posee y sobre todo por el buen estado de conservación de los mismos, que lo convierten en uno de los cementerios patrimoniales más importantes y mejor conservados de la provincia de Málaga y para el que, desde aquí, reclamo la protección que merece como bien del Patrimonio Histórico Cultural de Nerja. 



Ramas entrelazadas en el mausoleo de Patricia Muñoz


 

 



[1] (A)rchivo (M)unicipal de (N)erja, Expediente para la corta de pinos para la construcción del cementerio. Leg. H 066, doc. 1.

[2] Se trata de la Real Orden de 19 de marzo de 1848, modificatoria y comprensiva de las de 27 de marzo de 1845 y 21 de febrero de 1846, sobre exhumación y traslación de cadáveres, y honorarios de los facultativos en los reconocimientos correspondientes. (Nota del autor).

[3] A.M.N. Libro de Sesiones Municipales de 1880, sesión de 15 de mayo.

martes, 17 de septiembre de 2024

La primitiva y primera Torre de Maro

 


 

Caseta de Carabineros de Maro, lugar en el que estuvo la primitiva torre

 

Cuando hablamos de la Torre de Maro nos estamos refiriendo a la que se ha conservado, situada en un cerro a 140 m de altitud, en una zona agreste con peñas y tajos que dan al mar en la parte de levante de la playa de Maro, antaño conocida con el nombre de Cala de los Turcos o Calaturcos. La construcción de esta torre está documentada entre los años 1592 y 1593 y sustituyó a otra de la que no queda rastro, levantada casi noventa años antes en un lugar distinto. A esa primera torre vamos a dedicar esta entrada.



La segunda Torre de Maro, construida entre 1592 y 1593


En 1487, cuando los Reyes Católicos conquistaron el territorio de la actual comarca de la Axarquía, Maro era una alquería de cierta importancia, dedicada a la agricultura, cuyo caserío se encontraba en un lugar distinto de la población moderna, en el entorno del nacimiento del río Maro y el cruce del mismo por la carretera N-340. Diecisiete años después, en 1504, sus habitantes moriscos lo abandonaron y huyeron al Norte de África, como lo harían los de otros lugares próximos a la costa, dejándolo completamente despoblado. En febrero de 1505, la reina Juana, necesitada de fondos, vendió Maro al secretario real Gaspar de Gricio; uno sus sucesores, Juan de Gricio, lo vendió al abogado de la Audiencia Real de Granada Felipe de Armengol, quien entre 1585 y 1586 construyó un ingenio azucarero que fue el origen de la actual población de Maro. 

 

Desde la finalización de la conquista del reino nazarí de Granada en 1492 la Corona tuvo que organizar la defensa de la costa en la que se situaba la frontera marítima.  Para ello se fueron dando una serie de disposiciones que culminaron en la Instrucción de 1497 en la que se diseñó el dispositivo defensivo de la costa del obispado de Málaga, haciéndose extensivo en 1501 a la del resto del reino de Granada. Entre otras cosas, se establecía una red de puestos de vigilancia costera denominados estancias, dotados de un determinado número de guardas, algunos de los cuales contaban con una torre vigía, mientras que otros carecían de ella.

 

En Maro, en las instrucciones de 1497 y de 1501 no se fija ninguna torre, pero se habla de una estancia, es decir, de un puesto de guardia, en la Peña Horadada de Maro. En la instrucción de 1497 se disponía que «en el peñón que es de aquella parte de Maro encima del río Guadalquibilejo a de haber dos peones por guardas»[1].

 

Entre 1502 y 1503 se decidió construir una torre junto a Maro, en el lugar en que se encontraba la estancia. Desconocemos la fecha exacta, pero antes del verano de 1504 el capitán general del reino de Granada, Íñigo López de Mendoza, II conde de Tendilla y I marqués de Mondéjar, había concertado su construcción  con el alarife Bartolomé Fernández[2]. No se hizo en ese momento, pues la despoblación que iba afectando a la zona había ocasionado la bajada en la recaudación de los impuestos con que se financiaban la construcción y el mantenimiento de las fortificaciones y torres de la costa, dándose prioridad a la reparación de las ya existentes. 



Entorno de la Peña Horadada



En julio de 1505, unos meses después de que el secretario Gaspar de Gricio tomara posesión de Maro, Tendilla se puso en contacto con él, comunicándole que «la torre que se ha de haser en la peña Horadada, cabe Maro, yo tenia dados X [M] maravedís para començalla antes que fuese vuestra Maro»[3]


Posteriormente, Tendilla acordó con 

«el alcaide de Maro, en nonbre del secretario Gaspar de Griçio, cuyo es el dicho lugar, para que, pagando los maravedís que costase haser vna torre en la ystançia de la Peña Horadada de la Rábita de Maro, pudiese gozar e gosase del salario de los ocho peones guardas de las estançias de la torre del Pino e de la dicha Rábita de la Peña Horadada de Maro»[4]

La torre ya estaba construida en octubre de 1509, por lo que podemos fechar su construcción  en el período comprendido entre julio de 1505 y octubre de 1509, asignándosele una guarnición de cuatro guardas.

 

A mediados del siglo XVI, en 1553, se le hicieron reparaciones, pero poco después, en 1555, se encontraba en muy mal estado. En la relación de las torres y fortalezas de la costa hecha ese mismo año, el visitador escribe: 

«La Torre de Maro visité y hallé todos los materiales al pie della y hallé muy maltratada y caydo lo alto. Y dormí una noche en el estançia. Y está  la torre, en que dormí el pie della en una choça porque está para caerse»[5]

 

En 1589, Alonso de Cárdenas, corregidor de Granada a cuyo cargo estaba la costa mientras se encontraba vacante la Capitanía General de la misma, relataba que 

«en la Villa de Maro, ques en el Partido de Bélez, está una Torre bieja para caerse donde se recoge la gente y señalado sitio para otra y si se hiziese podría costar seyscientos ducados y ayudarían a esta obra los que tienen yngenios de açúcar»[6]. 

En efecto, unos años antes, en 1582, Juan de Gricio, nieto de  Gaspar de Gricio, el primer señor de Maro, se había desprendido del lugar vendiéndolo a Felipe de Armengol, quien, como se ha dicho, decidió plantar de cañas sus ricas tierras y construir un ingenio azucarero. Parece, pues, que la construcción de la nueva torre se hacía más necesaria que nunca, ya que los intereses económicos del propietario del ingenio azucarero obligaban a redoblar la vigilancia y atender aún más si cabe a la seguridad de la zona; es por ello que el licenciado Armengol se debió mostrar dispuesto a colaborar con las autoridades comprometiéndose a sufragar una parte del coste de las obras. Fue así como se terminó construyendo la nueva Torre de Maro, abandonándose la anterior, muy ruinosa.



Ingenio de Maro


Podemos establecer con bastante aproximación la situación de la primitiva torre gracias a los datos que nos ofrece el capitán Antonio Moreno en la relación de la visita que hizo a la costa en 1567; la torre se encontraba entre la cala de los Lobos (hoy, playa de la Caleta) y la cala de los Turcos (como se ha dicho, actual playa de Maro) [7], es decir, al sur de la población, en el entorno de la llamada Casa de la Marquesa. Restos de la misma se podían ver aún en el siglo XVIII; así en la Relación de los puestos que ocupaban las tropas y milicias para prevenir el contagio en la costa del reino de Granada, hecha en 1729, se citan  la Puebla de Maro y  su torre «del Diablo, derrivada»[8], y en el Mapa de la costa del Reyno de Granada dividido en sus nueve partidos, levantado en 1761, se señala junto a Maro, en el lugar que hemos indicado, una «Torre cahída»[9]



Situación de la primitiva Torre de Maro, indicada en el mapa de 1761 como Torre cahida
 

El punto en que se sitúa la torre en la cartografía histórica citada está ocupado por la hoy abandonada caseta de Carabineros de Maro, construida en el siglo XIX para el Cuerpo de Carabineros, creado con el objetivo de perseguir el contrabando y asegurar el resguardo de las rentas públicas, y usada por la Guardia Civil a partir de 1940. Se encuentra, como la torre, junto a la caída al mar de las aguas del río de Maro en lo que se conoce como Chorrera de Maro. Debajo hay una oquedad o pequeño abrigo marino que justificaría el nombre de la Peña Horadada a la que se refiere la documentación antigua, topónimo que hoy no se conserva. Cabe suponer que, asimismo, la torre se construyó en el lugar en que se encontraba la llamada Rábita de la Peña Horadada (una rábita era un lugar de carácter religioso al que se retiraban hombres piadosos, a la vez que podía tener otros usos), como indica la documentación. Pero esto es algo que deberá confirmar la arqueología.



Punto en que el río de Maro, seco en el momento de tomar la fotografía, desemboca en el Mediterráneo, en una caída de agua, junto a la Caseta de Carabineros y de la primitiva torre


Parte de la Caseta de Carabineros de Maro
 



[1] (A)RCHIVO DE LA (A)LHAMBRA DE (G)RANADA. Leg. 58, fol. 8 v.

[2] SZMOLKA CLARES, J.; MORENO TRUJILLO, A. y OSORIO PÉREZ, M. J., Epistolario del Conde de Tendilla (1504-1506), 2 vol., Granada, Universidad de Granada, 1996, pág. 49.

[3] SZMOLKA CLARES, J. y otras, pág. 438. Carta dirigida a Gaspar de Gricio, fechada en Granada, el 27 de julio de 1505.

[4] BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA. Ms. 10.230, fol. 153 v.

[5] A.A.G. Leg. 20, doc. 38.

[6] (A)RCHIVO (G)ENERAL DE (S)IMANCAS. Secretaría de Guerra y Marina, leg. 254, doc. 268.

[7] (A)RCHIVO (G)ENERAL (M)ILITAR DE (M)ADRID. Colección Aparici, T.II., sig. 1-5-2.

[8] A.G.M.M. Colección General de Documentos, nº 3.902.

[9] Mapa de la Costa del Reyno de Granada dividido en sus nuebe partidos. (4º) Partido de Vélez que da principio en la Torre de Moya y finaliza en la del Cañuelo. S.a., s.l., Ca. 1761. CENTRO GEOGRÁFICO DEL EJÉRCITO, Archivo Cartográfico y de Estudios Geográficos,  nº 285.

viernes, 9 de febrero de 2024

Jorge Alaminos y su contribución a la Memoria de La Desbandá en Nerja


 

Jorge Alaminos, Memorial Málaga 1937. Propuesta de recuperación de la Memoria Histórica en el tramo de la antigua carretera Nacional 340 del barranco de Maro (portada)



A Jorge Alaminos, amigo y compañero, in memoriam

 

 

El día 9 de febrero de 1937, a las cuatro de la tarde, dos columnas, una de ellas motorizada, pertenecientes a las tropas fascistas italianas del Corpo di Truppe Volontarie (CTV), ambas al mando del coronel Mario Guassardo, alias Gusberti, entraban en Nerja[1]. Avanzaban por la carretera de la costa que unía Málaga con Almería por la que desde dos días antes un río humano de milicianos y civiles de la ciudad de Málaga y de otras localidades malagueñas y de provincias limítrofes huía, cortando el paso tras los últimos que habían logrado incorporarse a ella. Eran 150.000 hombres, mujeres y niños según el doctor canadiense Norman Bethune[2] (la cifra se eleva a 300.000, según últimas investigaciones[3]), quien en compañía de Hazen Size y Allen May se dedicó a trasladar a Almería en una ambulancia durante tres días y noches a cuantos pudo. Esta masa humana iba siendo bombardeada de manera implacable por la Armada sublevada desde el mar y ametrallada desde el aire por la aviación alemana e italiana, convirtiéndose la carretera en un gigantesco cementerio a cielo abierto.



Portada de la primera edición en inglés de la obra de Norman Bathune The crime on the road Málaga-Almeria, Publicaciones Iberia, 1937 (ejemplar conservado en la Biblioteca Nacional de España)



Desde un primer momento, por razones distintas, a ninguno de los dos bandos contendientes en la Guerra de España, el sublevado y el republicano, le interesó dar demasiada publicidad a este hecho, al que muchos se referían entonces como La Huía y hoy se conoce comúnmente con el nombre de La Desbandá. La información sobre lo que sucedió, inicialmente recogida por la prensa, fue menguando hasta convertirse en prácticamente irrelevante en el relato de la guerra que los vencedores iban imponiendo, quedando circunscrito su tratamiento al terreno del arte y la literatura. Pero en la década de 1980, en el departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Málaga se inició la investigación histórica del éxodo de la carretera de Málaga a Almería y a partir de entonces lo que se había ido ocultando durante mucho tiempo comenzó a salir a la luz con la publicación de libros y artículos y la grabación de entrevistas de supervivientes que contaban su experiencia en la «carretera». Se han grabado documentales y realizado exposiciones; se celebran conferencias y debates; se vienen realizando cada año marchas conmemorativas de homenaje a las víctimas que recorren la carretera entre Málaga y Almería o algunos tramos de ella; se han dedicado «lugares de memoria» para reconocimiento de este hecho que culminaron con la declaración de los tramos antiguos de la carretera N-340 Lugar de Memoria Histórica de Andalucía por Acuerdo de 20 de marzo de 2012, del Consejo de Gobierno. En definitiva, y en palabras de las historiadoras Lucía Prieto y Encarnación Barranquero, se ha ido construyendo «la Memoria de un episodio de la Guerra Civil española cuya trascendencia superó ampliamente el ámbito local», Memoria cuya construcción «tiene una dilatada trayectoria y se ha realizado a partir de la confluencia del compromiso del activismo memorialista y la investigación histórica»[4].



Cartel de la exposición La Desbandá, 1937. De Málaga a los Pirineos

 

En este contexto, la Asociación 'La Volaera' de Nerja, a propuesta y con el impulso de Jorge Alaminos Fernández, uno de sus socios fundadores, se incorporó al movimiento memorialista de La Desbandá. Él fue un entusiasta promotor de esta posición en el seno de las asociaciones a las que perteneció y un activo participante en todas las iniciativas que para el conocimiento y la difusión de La Desbandá y el homenaje a las víctimas de la «carretera» se han llevado a cabo en Nerja, en persona y poniendo su oficio, el diseño gráfico, al servicio de esta causa. 

 

Jorge Alaminos tuvo una conciencia social y política que le llevó a participar en diversos frentes, dentro y fuera de España, desde la militancia, la crítica, la denuncia y la reivindicación, con propuestas para cambiar el estado de las cosas. Sus diseños de portadas de libros y publicaciones, sus viñetas digitales impregnadas de crítica social y política, su participación en proyectos relacionados con la Memoria Histórica y con la conservación y valoración de los paisajes históricos y el Patrimonio Histórico y Cultural del municipio de Nerja, donde nació y vivió, entre otros muchos, dan prueba de ese compromiso.



Jorge Alaminos, portada de La guerrilla antifranquista en Nerja de José María Azuaga Rico, 1996


 

Ya en 1996 Jorge Alaminos había diseñado la portada del libro La guerrilla antifranquista en Nerja[5], obra del historiador José María Azuaga Rico, en la que se estudia el movimiento guerrillero que en la posguerra combatió en la sierra de Almijara y del que formaron parte destacados guerrilleros de Nerja, Río de la Miel, Frigiliana y Torrox. Muchos años después, en  2013, la Asociación 'La Volaera', fundada en marzo de 2011, que no era precisamente una asociación memorialista, sino para la conservación y difusión del Patrimonio Histórico, por iniciativa de Jorge Alaminos, decidió implicarse en actividades de Memoria Histórica que tuvieran relación con Nerja. Así, organizó la conferencia Resistencia y guerrilla antifranquista en Nerja, impartida por el ya citado historiador José María Azuaga Rico el 12 de febrero de aquel año 2013, en el Museo de Nerja, precisamente en los días en que se conmemoraba el episodio de La Desbandá. Jorge se encargó de diseñar la invitación y el cartel para la conferencia con unos elementos mínimos pero muy potentes tan característicos de toda su obra gráfica, que fueron el prototipo para la publicidad de todos los actos que a partir de entonces organizó la asociación. 



Jorge Alaminos, invitación de la conferencia Resistencia y guerrilla antifranquista en Nerja, organizada por la Asociación 'La Volaera' y pronunciada por el historiador José María Azuaga Rico el 12 de febrero de 2013 en el Museo de Nerja


 

El año siguiente, 2014, fue el primero en el que la Asociación 'La Volaera' tomó parte activa en las conmemoraciones de La Desbandá propiamente dichas, con la organización de las Jornadas 1937. Nerja en el camino de La Desbandá. Estas jornadas tuvieron lugar en el Museo de Nerja el día 7 de febrero con la conferencia del artista visual e investigador Rogelio López Cuenca Málaga, 1937, y el día 8 con la presentación del libro de José María Azuaga Rico Tiempo de lucha. Granada-Málaga: represión, resistencia y guerrilla (1939-1952)[6], cuya portada había diseñado Jorge Alaminos. 



Jorge Alaminos, invitación de las jornadas 1937. Nerja en el camino de la Desbandá, organizadas por la Asociación 'La Volaera' los días 7, 8 y 9 de febrero de 2014



Jorge Alaminos, invitación de la conferencia Málaga, 1937, organizada por la Asociación ´La Volaera' y pronunciada por el artista plástico e investigador Rogelio López Cuenca en el Museo de Nerja el día 7 de febrero de 2014



Las jornadas culminaron el día 9 de febrero con la celebración de la primera marcha por la antigua carretera N-340 desde Nerja hasta el barranco de Maro, en cuyo puente se rindió homenaje a quienes lo habían transitado en aquella dramática huida en 1937. Jorge diseñó toda la publicidad de los distintos actos de las jornadas y con Dori Castillo, usando una pequeña cámara fotográfica digital, realizó un vídeo del homenaje que tuvo lugar en el puente (pinchar aquí para ver el vídeo). En años sucesivos la Asociación 'La Volaera' organizó esa marcha y cuando dejó de hacerlo tomaron el relevo el Colectivo Feminista de Nerja, Izquierda Unida y Podemos, incorporándose también este año 2024 la Asociación 'Entre Cañas', continuadora de 'La Volaera', de la que Jorge fue también socio fundador y miembro activo hasta su fallecimiento el pasado 28 de enero.



Jorge Alaminos, invitación de la presentación del libro Tiempo de lucha. Granada-Málaga: represión, resistencia y guerrilla (1939-1952) del historiador José María Azuaga Rico organizada por la Asociación 'La Volaera' en el Museo de Nerja el día 8 de febrero de 2014



Jorge Alaminos formó parte de otros dos proyectos relacionados con la Memoria de La Desbandá, como autor o coautor y siempre como diseñador gráfico del material publicado. El primero fue el Memorial Málaga 1937. Proyecto de recuperación de la Memoria Histórica en el tramo del barranco de Maro de la antigua Carretera Nacional 340, presentado por la Asociación 'La Volaera' en 2016 y del que Jorge fue autor, una propuesta para el tramo comprendido en el Barranco de Maro, dado su alto interés histórico, patrimonial y paisajístico, y para su puesta en valor como Lugar de Memoria Histórica. En él se contemplaba la limpieza de los andenes y la reparación del firme del tramo de la carretera de 930 m de longitud, incluido el paso por el puente, y el establecimiento de una plaza-memorial en un ensanche del camino. 



Jorge Alaminos, invitación del acto de presentación del libro Espacio de Memoria democrática. Propuesta antigua CN-340 del barranco de Maro y proyección del documental Nerjeños en La Desbandá, celebrado en el Museo de Nerja el día 26 de enero de 2023


 

El segundo proyecto fue Espacio de Memoria democrática. Propuesta antigua CN-340 del barranco de Maro[7], un libro resultado de la colaboración entre la Asociación Cultural y Memorialista 'Entre Cañas' de Nerja y la plataforma Otro Maro y Nerja es posible con el alumnado de Proyectos I, grupo F de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Granada del curso 2020-2021, junto a docentes, colaboradores e investigadores de otras disciplinas, una publicación coordinada por Jorge Alaminos y el profesor de la materia José María Romero. En el proyecto se contempla una actuación en una primera fase sobre un segmento de 300 m de longitud, mínima y respetuosa con el entorno, consistente en la instalación de arcos vegetales, zonas de descanso, e intervención en el firme de la calzada y pretil del puente. Este proyecto y el libro-propuesta del mismo fueron presentados públicamente en el Museo de Nerja el día 26 de enero de 2023, acto en el que se estrenó el documental Nerjeños en La Desbandá, realizado por la Asociación 'Entre Cañas' con el testimonio oral de participantes en el éxodo de la carretera de Málaga a Almería en febrero de 1937.



Jorge Alaminos, Espacio de memoria democrática. Propuesta antigua CN-340 del barranco de Maro (portada)


 

La deuda que el movimiento memorialista en general y el de Nerja en particular tienen con Jorge Alaminos es impagable; estas líneas son solo un mínimo reconocimiento póstumo de la aportación siempre generosa de Jorge en la recuperación de la memoria de las víctimas de un episodio tan cruento y dramático de nuestra historia. No cabe duda de que sus trabajos cimentan e iluminan la Memoria de La Desbandá en Nerja y su recuerdo permanecerá siempre en quienes tuvimos el privilegio de trabajar a su lado.




Jorge Alaminos presentando el libro Espacio de memoria democrática. Propuesta antigua CN-340 del barranco de Maro en el Museo de Nerja el día 26 de enero de 2023



 



[1] NAVAS MUÑOZ, Antonio, «La Italia fascista en Málaga durante la guerra civil española: acciones militares y diplomáticas entre 1936-1937», Tiempo y Sociedad 65, 2017, pp. 65-128.

[2] BETHUNE, Norman, El crimen del camino Málaga-Almería, Madrid, Publicaciones Iberia, 1937.

[3] FERNÁNDEZ MARTÍN, Andrés y BRENES SÁNCHEZ, M.ª Isabel, 1937. Éxodo Málaga Almería. Nuevas fuentes de investigación, Málaga, Aratispi Ediciones, 2016.

[4] BARRANQUERO TEXEIRA, Encarnación y PRIETO BORREGO, Lucía (coords. y eds.), La Desbandá, 1937. De Málaga a los Pirineos (Catálogo de la exposición), Málaga, 2022, p. 33.

[5] AZUAGA RICO, José María, La guerrilla antifranquista en Nerja, Nerja, Izquierda Unida - Los Verdes - Convocatoria por Andalucía, 1996.

[6] AZUAGA RICO, José María, Tiempo de lucha. Granada-Málaga: represión, resistencia y guerrilla (1939-1952), Salobreña, Alhulia, 2013.

[7] ALAMINOS, Jorge y ROMERO, José María (coords.), Espacio de Memoria democrática. Propuesta antigua CN-340 del barranco de Maro, Nerja, 2022.