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sábado, 1 de diciembre de 2018

La pintada anarquista de la ermita de las Angustias, un retazo de la historia de Nerja al descubierto




[L]A REVOLUCIÓN, Restos de pintada anarquista (1936-1937) aparecida en el exterior del muro sur de la ermita de las Angustias de Nerja (foto del autor)


El pasado mes de octubre, durante las obras que se están ejecutando en la ermita de Nuestra Señora de las Angustias de Nerja, mientras se trabajaba en la cara externa del muro sur en la eliminación de las capas de cal con que estaba recubierto el aparejo, formado por cajones de mampostería enlucida entre machones de ladrillo, que en su origen y hasta la segunda mitad del siglo XIX podía verse sin los encalados sucesivos que terminaron revistiéndolo, apareció un fragmento de pintura mural, una pintada localizada en la mitad del muro.

La pintada está muy perdida y de ella solo puede leerse la expresión [L]A REVOLUCIÓN; del resto se observan pequeñas manchas que no aportan información alguna. Quedan trazas de una pintada anterior en color rojo sobre la que se realizó esta segunda, reaprovechándose parcialmente algunas de las letras de aquella. Si la segunda está incompleta, la primera está totalmente perdida, al quedar oculta por esta como si de un palimpsesto se tratara. La pintada, que podemos adscribir a la C.N.T.-F.A.I. (Confederación Nacional del Trabajo-Federación Anarquista Ibérica), está realizada en dos colores: negro en la mitad superior de las letras y rojo para la inferior, colores ambos de la bandera de estas organizaciones anarquistas que entre el mes de julio de 1936 y febrero de 1937 ocuparon la ermita, convirtiéndola, tras ser desacralizada, en su sede local (la ermita es un santuario bendecido en 1720 que hasta 1853 fue de patronato privado, pasando a ser en dicho año de propiedad municipal). Esta entrada es una aproximación al conocimiento de la ocupación cenetista de la misma, en la que se reunirá la muy escasa información documental conservada que ha sido posible obtener, con el objetivo de documentar y contextualizar la pintada en cuestión.

En 2004 me ocupé de esta ermita nerjeña, cuando se llevó a cabo la restauración de sus pinturas murales, dirigida por la profesora Estrella Arcos von Haartman. La investigación histórica, efectuada con el objetivo de documentar la ermita y asesorar en calidad de historiador al equipo restaurador en sus trabajos, culminó en la publicación conjunta con la directora del mismo del libro La ermita de Nuestra Señora de las Angustias de Nerja y sus pinturas murales. En él recogía el dato incluido en uno de los dos o tres libros parroquiales del archivo de la iglesia de El Salvador de Nerja que se salvaron de su destrucción en 1936 y conservados en el Archivo Diocesano de Málaga, que también había sido publicado por Lisardo Guede, cronista oficial de la diócesis malacitana, en su obra Ermitas de Málaga: “Existe en este pueblo la ermita de la Virgen de las Angustias, Patrona del pueblo y fue saqueada y utilizada como Centro de la C.N.T.-F.A.I.”[1]. Muy posteriormente, y en este mismo blog, realicé un acercamiento al tema en una entrada titulada “La ermita de las Angustias de Nerja, centro de la C.N.T.-F.A.I. (1936-1937). Textos y documentos”, en la que publicaba una de las fotografías existentes del interior de la ermita en aquellos momentos y sobre las que más adelante me extenderé.

***

En 1936 Nerja era una localidad con una población de 6.844 habitantes que vivía fundamentalmente de la agricultura, sobre todo de la caña dulce que abastecía de materia prima a la fábrica azucarera San José, propiedad de la Sociedad Azucarera Larios, del trabajo que ofrecía dicha industria, así como otras más pequeñas, y en menor medida de la pesca y la explotación de la sierra. Había medianos propietarios locales que cultivaban sus tierras en régimen de aparcería o medianería, pequeños propietarios y colonos que trabajaban la tierra con sus propias manos, y un gran número de jornaleros que no poseían otra cosa que su fuerza de trabajo. Por encima de todos ellos estaba la poderosa Sociedad Azucarera Larios que dominaba todo el sector azucarero nerjeño, poseía gran cantidad de tierras e inmuebles urbanos, y había comprado todas las fábricas e ingenios de la localidad (también la colonia agrícola Las Mercedes y Maro y su fábrica San Joaquín), procediendo a su cierre para concentrar toda la producción en San José. Todas estas tierras de Larios estaban arrendadas a colonos para su explotación, con la obligación de cultivar de caña el 75% de la superficie, y la empresa decidía el ritmo de la cosecha, el precio de la caña, etc. A partir de 1875, a comienzos de la Restauración borbónica, los Larios se habían convertido en uno de los grandes caciques de Málaga, parte de la Axarquía y, por supuesto, del distrito electoral de Torrox, del que Nerja formaba parte, tejiendo una serie de intereses con las élites locales. Una muestra del reconocimiento prestado por dichas élites fue la imposición en la década de 1910 a la calle principal de Nerja, calle Pintada, del nombre Marqués de Larios y a la calle de la Cruz del de Luis Alvarado, administrador de Larios y diputado a Cortes por el distrito de Vélez-Málaga entre 1914 y 1920 promocionado por ellos. 

Esta estructura de la propiedad de la tierra tenía su correspondencia con la estructura social, existiendo un núcleo dirigente local de propietarios que, por lo general, solían ocupar los cargos y puestos municipales (en la Plaza, el Casino, en su origen Círculo Conservador, era el símbolo del prestigio y poder de este grupo), una reducida clase media, formada sobre todo por comerciantes que también poseía cierto número de tierras, también por funcionarios municipales, y una amplísima base social de campesinos, jornaleros y obreros. Parte de esta población vivía en la pobreza acogida a la beneficencia, azotada frecuentemente por epidemias y enfermedades endémicas, como la lepra, tal como se refleja en las actas municipales desde el siglo XIX y parte del XX. Sobre todos ellos ejercía una indiscutible influencia la omnipresente Sociedad Azucarera Larios. 

Nerja no fue ajena a la conflictividad social y política que se vivió en todo el país durante la II República y también en los periodos precedentes de la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX en los que se produjeron estallidos de las tensiones sociales. Nerja se había incorporado a las corrientes asociacionistas obreras y campesinas ya en 1875, año en que un número indeterminado de agricultores formaba parte de la Federación Regional Española de la A.I.T. (Asociación Internacional de Trabajadores o Primera Internacional), de carácter anarquista. A comienzos del siglo XX, dos sociedades obreras, La Luz de la Ciencia y La Revancha y otra de artesanos, El Mutuo Auxilio, de ideas librepensadoras y anticlericales, habían protagonizado las luchas obreras y campesinas en el conflicto cañero que enfrentó a productores y fabricantes en la primera década de esa centuria, del que ya me ocupé en una entrada anterior este mismo blog. 


Vidal Torruella, T., 19 de julio 1936. CNT-FAI. Cartel. Ediciones Tierra y Libertad


El 17/18 de julio de 1936 se produjo la sublevación militar contra el gobierno de la República, el del Frente Popular salido de las elecciones del 16 de febrero de dicho año, un golpe que se transformó rápidamente en revolución y guerra, la Guerra de España. Revolución y guerra que se dieron de manera simultánea en la zona republicana y en la que, al menos en una primera fase, el Poder fue ejercido por una serie de comités, integrados por partidos obreros y sindicatos de tendencia anarquista, socialista y comunista, suplantando en la mayor parte de los casos a las propias instituciones del Estado republicano. 

En esos momentos el gobierno municipal de Nerja se encontraba en manos de una corporación integrada mayoritariamente por las fuerzas que formaban el Frente Popular, presidida por Manuel Martín Rico, alcalde y secretario general del P.C.E. (Partido Comunista de España) nerjeño, mientras que las dos grandes organizaciones sindicales presentes en la localidad eran la U.G.T. (Unión General de Trabajadores), mayoritaria, y la C.N.T.; a esta última se encontraba adscrito el Sindicato Único de Campesinos y Oficios Varios de Nerja, por cuyos estatutos se regía[2]. El sindicato se había constituido en el pueblo el 26 de marzo de 1936 y a principios del mes de mayo contaba ya con 280 afiliados[3]. Tanto los afiliados de la C.N.T. como la muy numerosa afiliación de la U.G.T. eran fundamentalmente jornaleros y campesinos, y trabajadores del sector pesquero y del industrial. Ambas organizaciones, junto con el P.C.E. y el P.S.O.E. (Partido Socialista Obrero Español), formaron los distintos comités establecidos en el pueblo en el mes de julio (Comité Político del Frente Popular, de Enlace, Trabajo, Abastecimiento y Alojamiento), ejercieron el poder al margen del propio Ayuntamiento, paralizado durante varios meses (el 5 de octubre, dos meses y medio después de iniciada la guerra, el alcalde emitía una serie de decretos, “con lo que vuelve a la normalidad el funcionamiento de la Corporación Municipal”[4]) y controlaron la fábrica azucarera San José, propiedad de Larios, una de las empresas, junto a las de Torrox y Torre del Mar, controladas por la C.N.T.-U.H.P.-U.G.T. en la provincia[5]. Los propietarios agrarios, por su parte, estaban integrados en un denominado Sindicato Agrícola.


Anuncio de las empresas Larios controladas en la provincia aparecido en la edición del diario Julio del 5 de octubre de 1936


Desde el inicio de la sublevación militar estallaron en Nerja las tensiones acumuladas durante los meses y años precedentes. Ya en el mes de marzo del 36 quedaron recogidas en las actas municipales intervenciones de concejales de izquierda que reclamaban “salvar a la República del sabotaje reaccionario” o exigir a la Guardia Civil, en protesta por los registros y cacheos que había efectuado, el registro de determinados edificios “por sospechar que haya armas con fuerzas de Málaga [...] en vista que el Gobierno ha decretado la necesidad de desarmar a los reaccionarios fascistas”; o propuestas, aprobadas por unanimidad, de “que no existan luces a las estampas en las calles, que hay pobres que no tienen con qué alumbrarse y se tapen las estampas y nichos que existen en las calles”[6], en referencia a las hornacinas callejeras con estampas, cruces o imágenes sagradas, invocando la Constitución republicana de 1931. El religioso será uno de los conflictos fundamentales de este periodo, desatándose una oleada de anticlericalismo, es decir, el combate del clericalismo (influencia e intervención del clero en asuntos políticos con objeto de orientarlos hacia sus propios fines), e iconoclastia (destrucción de imágenes sagradas). “Hubo sacerdotes –nos dice el historiador Pierre Vilar– que bendijeron los peores fusilamientos y multitudes que persiguieron a los religiosos hasta la tumba. Es el choque de una religión y una contrarreligión [...]”[7]. Sin embargo, nada de esto era nuevo en España ni exclusivo de los años de la II República; durante el siglo XIX y, posteriormente, durante la Semana Trágica de Barcelona, en 1909, se produjeron violentos estallidos anticlericales en repetidas ocasiones y fueron una constante de nuestra historia contemporánea hasta la Guerra de España.

Ya en mayo de 1931 había tenido lugar la quema de iglesias y conventos, pero en 1936 las acciones consistieron generalmente en la destrucción de imágenes, retablos y mobiliario, así como archivos, y en el expolio de gran parte de objetos litúrgicos, mientras que se conservaron los edificios para darles un uso civil. El escritor británico Gerald Brenan, que fue testigo de los acontecimientos ocurridos el 18 de julio en la ciudad de Málaga nos cuenta que 

“Las iglesias tenían avisos en las paredes escritos con tiza diciendo, ‘Respetad la propiedad del pueblo’ y firmados C.N.T. y F.A.I. No había ardido ninguna porque Málaga tuvo ya su orgía de templos quemados en mayo del 31, cuando los anarquistas incendiaron unos treinta conventos e iglesias, y se consideraba sin duda que ya era suficiente. En la era del comunismo libertario que se aproximaba, las iglesias se utilizarían como lugares de reunión y también como cines donde desplegar las maravillas de la naturaleza ante públicos de la clase obrera.”[8]

En este contexto tuvo lugar la destrucción del retablo e imágenes de la ermita de Nuestra Señora de las Angustias de Nerja y la transformación en su sede local por parte de la C.N.T. Una de las fuentes que se manejan en la investigación de la destrucción del patrimonio religioso durante la guerra es la llamada Causa General, instruida en 1940 por la Fiscalía del Tribunal Supremo para averiguar los hechos delictivos cometidos en España “durante la dominación roja”, que contiene información considerada por algunos como poco objetiva. Entre la documentación aportada se encuentran los informes de las diócesis episcopales y los formularios remitidos por los alcaldes en los que se enumeran los saqueos e incendios de lugares de culto y otros delitos. En el caso de Nerja, el formulario fechado el 20 de enero de 1941 y firmado por el alcalde Manuel Urbano, incluye la destrucción de la capilla del cementerio; el saqueo y destrucción total del Casino; la destrucción de la biblioteca del magistrado Francisco Bueno García; y el saqueo y quema de imágenes y objetos de culto de la parroquia y la ermita; todo ello el 19 de julio de 1936 y con la participación de “la mayoría del pueblo”[9]


Hoja de la Causa General correspondiente a Nerja en la que se se indican los saqueos y destrucciones habidos en la localidad (A.H.N. Fondos Contemporáneos. Causa General, leg. 1.059, exp. 12.)


Tengo dudas sobre la exactitud de algunos de los datos proporcionados, como, por ejemplo, el de la destrucción de la biblioteca de Francisco Bueno García. Era este el hijo del exalcalde e historiador nerjeño Alejandro Bueno García y poseía una nutrida biblioteca personal, en parte heredada de su padre, que actualmente se conserva en la sede de la fundación que lleva su nombre; obviamente la biblioteca no fue destruida, aunque sí pudo ser incautada posteriormente, pues el 12 de octubre de 1936, en el pleno que celebraba el Ayuntamiento, se leía un “oficio de la Juventud Libertaria de esta villa en que interesa que por la Alcaldía se les entregue la biblioteca que existe en calle Carabeo propiedad de Herederos de Alejandro Bueno”, disponiéndose que pasara a disposición del Ayuntamiento para la creación de una Biblioteca Municipal que se debería instalar en los locales del Casino[10]. Por lo que se refiere a la fecha del saqueo de la iglesia de El Salvador, que sería utilizada por la U.G.T., el nerjeño José Acosta Sánchez, que coincide en la del 19 de julio para el casino, ofrece la fecha del 24 de julio para la parroquia[11], errónea por lo que parece a tenor del testimonio que veremos a continuación. Sobre la ermita de las Angustias disponemos del testimonio del alcalde Manuel Martín Rico, que en el pliego de descargos presentado el 25 de febrero de 1940, solicitando la conmutación de la pena de muerte a la que había sido condenado, expone:

“En la noche del 19 de julio de 1936 se presentaron varios coches de otras localidades completamente ocupados con individuos que hacían propaganda y excitaban los ánimos incluso de las mujeres, pretendiendo saquear e incendiar las iglesias, cosa que pude evitar hasta dos veces en la misma noche subiendo a un camión y hablando al pueblo en el lugar denominado ‘Plaza de la Ermita’. Esta declaración mía puede ser confirmada por el pueblo que en casi su totalidad se hallaba presente. 

Al día siguiente fui a Málaga a poner los hechos en conocimiento del Gobernador Civil, pedir instrucciones e interesar el envío de fuerzas con las que poder garantizar el orden ya que aquel pueblo carecía de ellas. Cuando fracasadas mis gestiones regresé dos días después al pueblo, el Teniente Alcalde que asumía mis funciones me comunicó la constitución de un Comité de Guerra que, por su cuenta, había asumido la dirección del pueblo permitiendo que la iglesia fuese saqueada e incendiada [...].”[12] 

Por lo tanto, si bien la cadena de saqueos y destrucciones comenzó el día 19, los de la iglesia y ermita debieron producirse entre los días 20 y 21 de julio.

Una vez desprovista la ermita de imágenes, retablo y mobiliario, y desacralizada, la C.N.T. se estableció en ella. Se encalaron los restos visibles de iconografía religiosa que, como las virtudes teologales de la Fe y la Justicia situadas en los pilares que sostienen el arco triunfal, no habían sido cubiertos por capas de cal en el siglo XIX, así como los cuatro evangelistas de las pechinas de la cúpula del presbiterio, aunque se dejó sin cubrir la Pentecostés de la misma. Así mismo, se mantuvo el zócalo pintado con marmoreado que rodeaba interiormente el templo. A partir de ese momento la ermita acogió las funciones de un local político-sindical, que debemos imaginar muy intensas en aquellos conflictivos meses, pues carecemos de información que nos ilustre sobre la vida que se desarrollaba en su interior. Salvo la de unas fotografías que dan testimonio de ello, tomadas por el fotógrafo catalán Pelayo Mas, hijo del fundador del famoso Archivo Mas de Barcelona, especializado en fotografías de arte hispánico, tras la toma de Nerja el 9 de febrero de 1937 por la columna italiana del Corpo Truppe Volontarie, al mando del coronel Guassardo.


Pelayo Mas, Ermita de Ntra. Sra. de las Angustias (Nerja), 1937. Barcelona. Fundació Institut Amatller d'Art Hispànic. Arxiu Mas, móvil Guerra Civil-74


Con estas fotografías y otras que había tomado, o que tomaría posteriormente, de la destrucción del patrimonio religioso en distintos lugares, Pelayo Mas confeccionó un álbum representando el “Martirio del arte y destrucción de la Iglesia en la España Roja”, fechado en Sevilla en “julio 1938, III Año Triunfal” y que dedicó y regaló al arzobispo de Toledo, el “Emmo. y Rvdmo. Dr. Isidro Gomá, Cardenal Primado de la Iglesia en España, con la mayor reverencia y profundo agradecimiento de su devoto servidor y amigo que besa su sagrada púrpura”. El álbum pertenece a la archidiócesis de Toledo, pero los negativos de las fotografías se encuentran en el Arxiu Mas de Barcelona, donde pude localizarlos e identificarlos.

En las fotos se pueden apreciar las consignas que los miembros de la C.N.T. rotularon:

En el camarín de la Virgen: 
“C.N.T.”

En el muro del presbiterio, entonces al descubierto tras la retirada del retablo, en el lado derecho:
“SUBSCRIPCIÓN A BENEFICIO DE LA COLUMNA C.E.F.A.”

y en el lado izquierdo:
“COMPAÑERO: UNO DE TUS PRINCIPALES DEBERES ES LA ASISTENCIA TODOS LOS JUEVES A LA REUNIÓN. SI NO COMPARECES DEMUESTRA CON ELLO TU POCO AMOR A LA CAUSA DE LOS TRABAJADORES. 

C.N.T. A.I.T.

DÍAS DE COTIZAS

LUNES Y SÁBADO”

En el muro del presbiterio, junto a la puerta de acceso a la sacristía:
“TU PATRIA ES EL MUNDO, TU FAMILIA LA HUMANIDAD.”

Y en la nave, sobre la puerta, actualmente clausurada, que daba acceso a la vivienda del ermitaño:
“EL SINDICATO ERES TÚ.

DEFENDIÉNDOLO, TE DEFIENDES.

C.N.T.=F.A.I.=A.I.T.”

Por tanto, la pintada aparecida en el exterior, en un muro visible desde la carretera nacional 340, cuyo trazado antiguo transcurría entonces paralelo al mismo, hay que entenderla en ese contexto y debió ser realizada por los mismos cenetistas en el periodo comprendido entre el 20/21 de julio de 1936 y el 9 de febrero de 1937, sin que podamos precisar el momento exacto, al no conservarse la consigna completa en ella reproducida. No quedan restos de las inscripciones del interior, aunque intuyo que tras el actual retablo y bajo algunas de las capas de cal pudieran conservarse las que allí había. Como cuando las casas de ciertos pueblos que antaño existieron, pero fueron condenados a la desaparición, al olvido y a la nada al ser inundados por el agua de pantanos que se decidió construir allá donde se encontraban, quedan al descubierto por efecto de las sequías y nos revelan que ahí estuvieron y ahí siguen y reclaman nuestra mirada, así, ochenta y dos años después de ser realizada, [L]A REVOLUCIÓN de la pintada exterior de la ermita de las Angustias de Nerja emerge ahora, reclamando nuestra atención sobre este capítulo de su pasado. 


[L]A REVOLUCIÓN, Restos de pintada anarquista (1936-1937) aparecida en el exterior del muro sur de la ermita de las Angustias de Nerja (foto del autor)





[1]Archivo Diocesano de Málaga, Caja 371, Nerja; CAPILLA LUQUE, F., y ARCOS VON HAARTMAN, E., La ermita de Nuestra Señora de las Angustias de Nerja y sus pinturas murales, Málaga, 2012, pág.13, y GUEDE FERNÁNDEZ, L., Ermitas de Málaga (compendio histórico), Málaga, 1987, pág. 158.
[2]  CORTÉS TORRES, F., “Sindicato Único de Campesinos y Oficios Varios de Nerja (1936)”. En: https://memoriahistoricacntmalaga.blogspot.com/2015/07/sindicato-unico-de-campesinos-y-oficios.html (Fecha de consulta: 26 de noviembre de 2018).
[3]Solidaridad Obrera, 6 de mayo de 1936, pág. 3. Véase también VELASCO GÓMEZ, J., Luchas políticas y sociales durante la II República en Málaga. 1931-1936, Málaga, 2005. Documentación custodiada en el Archivo Histórico Provincial de Málaga.
[4](A)rchivo (M)unicipal de (N)erja, Libro de sesiones del Ayuntamiento de 1935-1936, acta del 5 de octubre de 1936.
[5]Julio, 5 de septiembre de 1936.
[6]A.M.N., Libro de sesiones del Ayuntamiento de 1935-1936, actas del 13 de marzo y 31 de marzo de 1936.
[7]VILAR, P. Historia de España, París, 1963, págs. 147-148.
[8]BRENAN, G., Memoria personal 1920/1975, Madrid, 1976, págs. 414-415.
[9]Archivo Histórico Nacional, Fondos Contemporáneos. Causa General, leg. 1.059, exp. 12.
[10]A.M.N., Libro de sesiones del Ayuntamiento de 1935-1936, actas del 12 de octubre y 19 de octubre de 1936.
[11]ACOSTA SÁNCHEZ, J., Nerja, primer encuentro con mi pueblo, Málaga, 1965, pág. 49. 
[12]Archivo del Juzgado Togado Militar nº 24 de Málaga. Expediente de Manuel Martín Rico.

lunes, 1 de octubre de 2018

El antiguo pórtico de la ermita de Nuestra Señora de las Angustias de Nerja




Ermita de las Angustias (Nerja). Autor desconocido. Década de 1910. Foto: cortesía de Alejandro Jaime Peñuela



1. La ermita

En la plaza de la Ermita de Nerja hay un pequeño santuario en el que se venera a la patrona de la localidad, la Virgen de las Angustias, que cuando se construyó estaba situado extramuros, en pleno campo y a la orilla del camino de Vélez-Málaga a Almuñécar[1]. Las obras del templo finalizaron en febrero de 1720, fecha en que también fue bendecido, según consta en la documentación custodiada en el Archivo Catedralicio de Málaga, y fue construido por iniciativa de Bernarda Alférez y Velasco, entonces viuda de Luis López Enríquez de Alcántara (propietario del ingenio azucarero de Nerja desde 1700 hasta su muerte en septiembre de 1713), quien se convirtió en su primera patrona. Parece que el edificio que levantó Bernarda Alférez no fue sino el resultante de la modificación y ampliación de otro más pequeño y sencillo construido unos años antes, en 1714, por iniciativa, ya fuera solo de su esposo en su último año de vida, ya de ambos conjuntamente, pero finalizado, en todo caso, cuando este ya había fallecido; sin embargo, no es posible confirmar si este primer oratorio llegó a ser bendecido y estuvo abierto al culto en algún momento[2]. Esto se desprende del cotejo de la información documental de archivo de que se dispone con la que va proporcionando la lectura de los paramentos del edificio en la intervención que actualmente se lleva a cabo en la ermita, lo que está permitiendo fijar con bastante precisión las distintas fases constructivas del edificio y situar en una secuencia cronológica aquellas alteraciones (la ermita ha tenido muchas a lo largo de su historia) que aún no habían podido serlo, o que se desconocían, y sobre las que hasta ahora nos habíamos movido siempre en el terreno de la hipótesis.

La ermita construida y bendecida en 1720 es en su mayor parte, desde el punto de vista arquitectónico, la que puede verse actualmente, con ciertos cambios y agregados: Un edificio de planta rectangular, dividido interiormente en dos espacios, la nave y el presbiterio, siendo el segundo de mayor altura que la primera, al que se encuentra adosado por su cabecera un camarín, bajo el que existe una cripta para enterramientos y al que se accede por su correspondiente escalera (Scala Dei). Formando parte de la construcción, hay unas dependencias externas, dedicadas a vivienda del ermitaño y sacristía, situadas en su cara noroccidental, inicialmente de dos alturas situadas a la misma cota, aunque parcialmente elevadas muy posteriormente. Los materiales empleados en su construcción fueron el ladrillo y la mampostería, que en el exterior se mostraban desnudo, aquel, y enlucida con mezcla de cal y arena, esta, y completamente revocados en el interior, como era habitual en la época en este tipo de edificios. Carecía de pórtico y sobre el arco de medio punto de su puerta de entrada se abría una pequeña hornacina que debió albergar alguna pequeña imagen. La ermita fue decorada interiormente, primero con un sencillo programa pictórico y en la década de 1730 con un segundo programa de pinturas al seco más complejo, localizado en sus bóvedas fingidas y muros.


La ermita de las Angustias de Nerja tal como debió ser al finalizar su construcción en 1720. Reconstrucción virtual realizada por Dori Castillo Delgado


A partir de mediados del siglo XIX y en un contexto del que trataremos a continuación, se realizaron varias intervenciones que afectaron a las dependencias externas y apertura de vanos. Sin embargo, las que aquí nos interesan son aquellas que transformaron el aspecto del santuario y la percepción visual que se tenía del mismo, como fueron el blanqueo del edificio, totalmente en el exterior y parcialmente en el interior, primero con pigmentos en tonos ocres amarillentos o azulados, e incluso grises, y posteriormente sin ellos, y, sobre todo, el añadido de un pórtico de aire neoclásico. Se trataba de ocultar aquellos elementos de estética barroca que los cambios experimentados en el gusto rechazaban, y de darle a la ermita un aspecto acorde con el del exterior de los edificios y el ornato público que se iban imponiendo a partir de entonces en Nerja y que se generalizarían durante la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX . 


Pinturas murales barrocas realizadas al seco con motivos de pergaminos y roleos en los paramentos del presbiterio de la ermita, recuperadas en 2004, pero desde el siglo XIX ocultas por capas de cal. Foto del autor


2. El contexto 

Desde su fundación y hasta 1826 la propiedad y el patronato de la ermita habían estado en manos de la familia fundadora, los López de Alcántara, hasta que en dicho año murió el último patrono de la familia, el sacerdote Francisco Antonio Rodríguez de Alcántara, quien al fallecer en Granada legó la ermita a los esposos Miguel Rebolledo y María de la Concepción Romero en agradecimiento por los cuidados que le dispensaron en la última etapa de su vida. María de la Concepción Romero enviudó y fue dedicando los recursos destinados al mantenimiento de la ermita a sus necesidades particulares, dejó de sufragar las misas que los días festivos debían celebrarse, vendió la corona, joyas y ajuar de la imagen, sustituyéndolos por otros de muy escaso valor, y dejó de atender las reparaciones que el edificio iba precisando. 

Desde el año 1848, en vista del deterioro y la ruina que se iban apoderando del edificio, el Ayuntamiento de Nerja inició un largo litigio con la patrona, que se prolongó por espacio de cinco años, ante el obispado de Málaga para hacerse con la ermita. En agosto de 1852 comunicaba al obispo que “el edificio [está] con necesidad de reparación y algunas de las piezas de la casa del sacristán en inminente ruina”, indicando que “si la patrona no puede acudir a la reparación de un santuario que fue siempre el objeto de nuestra veneración [...] el Ayuntamiento, el clero, los mayores contribuyentes, el pueblo todo se obliga a cuidar de él.”[3]

Un mes después, en septiembre el vicario arcipreste de Torrox y párroco de su iglesia, José María Navarro, enviado por el obispado a reconocer la ermita y remitir el informe correspondiente, escribía que “reconocí con el mayor detenimiento el interior del edificio, camarín de la santa imagen, sacristía y habitación del ermitaño, e hice que un maestro alarife lo reconociera y certificase de su estado”. Fue el maestro de obras de la villa de Nerja, Pedro de Algarra, el encargado de ello, indicando en su informe que 
“resulta hallarse esta bastantemente deteriorada tanto por sus altos como por sus bajos, exigiendo por ello una extraordinaria composición y reparación en el cielo raso inmediato al camarín de la santa imagen, sus tejados parte de ellos por hallarse cimbrados y no tener por esta razón las aguas llovedizas la corriente que se requiere, resultando por ello a hacer este retroceso con grave perjuicio del enmaderado que lo contiene, así como en las piezas interiores de dicha ermita, su sacristía y camarín, varios reparos de precisa y urgente necesidad.”

Parece que los informes surtieron efecto y María de la Concepción Romero terminaría cediendo gracias al empeño personal del entonces alcalde, José García Peralta, no sin recibir una suma en metálico como compensación; el día 1 de agosto de 1853 otorgaba escritura de cesión de la ermita conjuntamente al canónigo de la catedral de Málaga, el nerjeño Juan Gutiérrez Correa y a la “Corporación Municipal de la (...) villa de Nerja por representación de su común[4]. Al poco tiempo Gutiérrez Correa dejó como único patrono a la Corporación Municipal, que actualmente sigue manteniendo el patronato de la ermita, obviamente en representación del pueblo de Nerja. 

Una vez obtenidas las escrituras y demás credenciales, el día 28 de agosto el ayuntamiento procedió a realizar un inventario de las imágenes y enseres de la ermita, afortunadamente conservado, y los días 7 y 24 de diciembre designó, respectivamente, al ermitaño y capellán de la misma. Aunque no se ha conservado documentación de archivo referente a las obras, cabe pensar que estas debieron ejecutarse a partir del mes de agosto y quizá estuvieran concluidas, al menos en lo principal, a finales del año 1853 o primeros meses de 1854, sin que se pueda descartar que en meses o años sucesivos se realizaran más intervenciones. Y todo ello en unos momentos en que el Ayuntamiento de Nerja ponía fin a un gran proyecto constructivo, como era el nuevo cementerio de San Miguel, consagrado el mismo año 1853. No fueron simples reparaciones las que se llevaron a cabo en la ermita, a tenor de la información que la lectura de paramentos que más arriba mencionábamos va arrojando sobre el edificio. Se hicieron modificaciones sustanciales en la zona de la sacristía y vivienda del ermitaño y algunos añadidos, como el pórtico objeto de esta entrada.

3. El pórtico


Ermita de las Angustias (Nerja). Ca. 1949. Foto Som Cerezo


Ya hemos comentado que la ermita de las Angustias era un edificio barroco situado junto a Nerja, en el campo y no en un espacio urbano. Este oratorio de patronato privado, que con el paso del tiempo se había ido convirtiendo en centro de devoción popular, adquirió una nueva significación al pasar a ser de patronato municipal. Dejó de ser un santuario particular para transformarse en un edificio público dotado de un carácter institucional (fue en él y no en la iglesia parroquial de El Salvador donde las autoridades locales y el rey Alfonso XII rezaron un Te Deum de acción de gracias a la llegada del monarca a Nerja, el día 20 de enero de 1885, en su periplo por las localidades afectadas por el terremoto del mes anterior). Además, a partir de la década de 1850 se daría un impulso a la urbanización del entorno de la ermita, donde ya existía una plazuela en las primeras décadas del siglo XIX, con la construcción de viviendas (en 1857, por ejemplo, se le concedían para ello al industrial José Maeso terrenos municipales en la ermita[5]), con lo que esta se convertía en un elemento regulador de la zona. También en 1857 la ermita se convertía en el santuario de la Patrona de Nerja, al ser nombrada la Virgen de las Angustias por el obispo de Málaga.

La ermita de las Angustias había adquirido un nuevo carácter ‘oficial’ que debía expresarse presentando, al menos en su exterior, un aspecto diferenciado del que tenía el sencillo edificio dieciochesco incorporando un elemento de aparato que le proporcionara suntuosidad y magnificencia. Y este elemento fue el pórtico, situado en la fachada principal, con el que se creaba un espacio cubierto de transición entre el exterior y el interior del templo que, a la vez, le otorgaba una función de tipo social y ceremonial. 


Capilla de San Jorge del cementerio Inglés (Málaga). Manuel Mesa. 1839-1840. Foto del autor


El pórtico era similar a los de orden dórico tomados de la arquitectura clásica griega por los arquitectos neoclásicos, y decimos similar porque presentaba algunas diferencias con estos, en parte obligadas al tenerse que adaptar a la fachada preexistente; en realidad era un pórtico historicista en la medida en que no reproducía fielmente un orden clásico, sino que lo reinterpretaba, como, por otra parte, hacía también el neoclasicismo con la arquitectura clásica de la Antigüedad. Era un pórtico tetrástilo, es decir, de cuatro columnas, aunque estas se sustituyeron aquí por pilares cuadrados con las esquinas biseladas; los pilares tenían basa (elemento este ajeno al orden dórico) y los fustes estaban rematados por capiteles formados por equino y ábaco. Sobre ellos se situaba un listón o dintel (el arquitrabe) y sobre él la cornisa, faltando el friso que en el orden dórico debe colocarse entre ambos. El pórtico estaba rematado por un frontón triangular en el que figuraba el monograma de la Virgen María, y se cubría con tejadillo a dos aguas.


Museo Loringiano (Finca La Concepción. Málaga). H. Strack. 1859. Legado Temboury. Archivo fotográfico. Foto nº 1.977 A


La adopción del orden dórico propio de la estética neoclásica para el pórtico de la ermita, aunque en este caso libremente interpretado, obedecía a una práctica habitual incluso a estas alturas del siglo XIX. El neoclasicismo es un estilo que surgió en el siglo XVIII y fue adoptado por los ilustrados y la burguesía revolucionaria, que veía en la Antigüedad de Grecia y Roma el modelo estético a seguir. A mediados del siglo XIX este estilo, que había comenzado siendo revolucionario, ya se había convertido en un estilo conservador que aportaría “su imagen a edificios institucionales y públicos en general, pues mantiene su aura de estilo superior, noble y decoroso, avalado por la Antigüedad”[6], otorgándoles a todos ellos un aire de racionalidad, severidad, orden y moderación.  Pórticos neoclásicos se incluyeron en iglesias y cementerios (tanto en portadas, como en capillas y panteones), en villas particulares y edificios públicos hasta bien avanzado el siglo XIX, incluso hasta finales del mismo. En Málaga tenemos varios ejemplos con los que pudiera entroncar el de la ermita de las Angustias, salvando las diferencias: el pórtico dórico de la capilla de San Jorge del cementerio Inglés, proyectado por Manuel Mesa en 1839 y finalizado en 1840 para vivienda del guarda y su familia y habitación para clérigos, y transformado en capilla entre 1890 y 1891[7]; el Museo Loringiano, un templo tetrástilo dórico mandado construir en 1859 por los marqueses de Casa-Loring en su Finca La Concepción para albergar antigüedades romanas, proyectado por el arquitecto alemán Heinrich Strack, discípulo del neoclasicista Schinkel[8]; y, en cierto sentido, con la portada del cementerio de San Miguel de Málaga (1830) o la de la capilla de las Ánimas del cementerio de San Miguel de Nerja (1853), proyectada por el mismo maestro de obras de la villa, Pedro de Algarra. El pórtico fue demolido a comienzos de la década de 1980, siendo sustituido por otro de ladrillo visto que a nosotros nos recuerda los que disponen ciertas viviendas rurales o algunos chalets de urbanizaciones que en torno a esas fechas proliferaron en algunos pueblos de nuestra costa o cercanos a ella.


Portada principal del cementerio de San Miguel (Málaga). Legado Temboury. Archivo fotográfico. Foto nº 5.059 B


Portada de la capilla de las Ánimas del cementerio de San Miguel (Nerja)


No se conservan planos ni alzados del pórtico, que con seguridad tuvo que ser sometido a la valoración de la Academia Provincial de Bellas Artes de Málaga, a la que, por norma y desde 1851, había que someter los diseños de los edificios, quedando afectadas también las “capillas abiertas al culto, siquiera sean de propiedad particular”[9]. La primera fotografía que nos permite conocer el pórtico, y de la que ignoramos su autor y fecha exacta de realización, podría situarse en la década de 1910 y en ella aparecen miembros de familias pertenecientes a la burguesía local y en un segundo plano trabajadores y campesinos. La foto bien podría servir para ilustrar un estudio sobre la sociedad nerjeña de la época, aunque a nosotros nos interesa en este momento como documento para el estudio de la evolución de la ermita y análisis de su antiguo pórtico neoclásico; la fotografía sería utilizada unos años después, en 1920, como postal de propaganda de la tienda La Ideal de Manriquez & Cía. Hay otras posteriores que también nos muestran el pórtico, tomadas la mayor parte de ellas por el fotógrafo nerjeño Emilio A. Som Cerezo; todas constituyen una documentación de primer orden sobre el pórtico y las variaciones del exterior de la ermita durante gran parte del siglo XX. 


Ermita de las Angustias (Nerja) con el pórtico construido a comienzos de la década de 1980. Foto del autor



[1]Véase, CAPILLA LUQUE, F., y ARCOS VON HAARTMAN, E., La ermita de Nuestra Señora de las Angustias de Nerja y sus pinturas murales, Málaga, 2012.
[2]En la obra citada en la nota 1 recogíamos el dato proporcionado por José A. de Estrada en su obra Población general de España, sus reynos y provincias, ciudades, villas y pueblos, islas adjacentes, y presidios de África, publicada en 1768, donde se dice que en Nerja “hay una ermita de Nuestra Señora de las Angustias labrada año 1714” (ob.cit., T. II, pág.38), considerándola inexacta y atribuyendo la fecha a una información errónea recogida por el autor, o quizá la de comienzo de las obras; pero la lectura de paramentos a que nos referimos en esta entrada hace que revisemos nuestras conclusiones iniciales y planteemos la posibilidad de un primer edificio construido en la fecha que Estrada proporciona, aunque ampliado en los años sucesivos.
[3](A)rchivo (M)unicipal de (N)erja. Leg. Histórico 1850-1870.
[4]Archivo Histórico Provincial de Málaga. Escribanía de Juan Bautista Vignola, leg. 4.391, fols. 1.304 rº-1.306 vº.
[5]A.M.N. Libro de Sesiones de 1857, sesión de 5 de diciembre.
[6]HERNANDO, J., Arquitectura en España, 1700-1900, Madrid, 2004, pág. 150.
[7]RODRÍGUEZ MARÍN, F.J., “Patrimonio y ciudad. Valores culturales y artísticos del Cementerio inglés de Málaga: entre la magnificencia y el olvido”, Isla de Arriarán. Revista cultural y científicanº 25, 2005, págs. 23-60.
[8]RAMOS FRENDO, E.M., “Aproximación a las villas de recreo de la familia Heredia en Málaga”, Baetica. Estudios de Arte, Geografía e Historia28, 2006, págs. 91-108.
[9]Real Orden de 23 de junio de 1851 (Gaceta de Madridde 1 de julio de 1851).

jueves, 2 de agosto de 2018

La composición del Ayuntamiento de Nerja durante la Segunda República



Sello de tinta de la Alcaldía Republicana de Nerja. Archivo Municipal de Nerja, Libro de Sesiones de 1935-1936



PRÓLOGO

El 28 de enero de 1930 el general Miguel Primo de Rivera presentaba al rey Alfonso XIII su dimisión como presidente del Consejo de Ministros y este nombraba al general Dámaso Berenguer para sustituirlo, con el encargo de volver “a la normalidad constitucional” tras siete años de dictadura, como si “no hubiese pasado nada […] sustancialmente anormal”, en palabras de Ortega y Gasset[1]. Se iniciaba un periodo, el del fin de la Monarquía, que se prolongaría durante algo más de un año, conocido con el nombre de “dictablanda”, que concluiría el 14 de abril de 1931 con la proclamación de la Segunda República. 

Una de las decisiones que tomó el gobierno de Berenguer afectó a la organización municipal con la promulgación, el 15 de febrero de 1930, de un Real Decreto por el que cesaban todos los ayuntamientos de España y se procedía a su renovación. La mitad de los concejales serían los mayores contribuyentes de cada localidad y la otra mitad estaría formada por aquellos concejales que habiendo formado parte de la Corporación desde 1917 en adelante hubieran sido los más votados en todas las ocasiones. En el caso de Nerja, además, al ser un municipio de más de 5.000 habitantes, el alcalde no sería elegido por los propios concejales, sino designado directamente por el Gobierno, tal como disponía la normativa[2]. Estos ayuntamientos se constituyeron el día 25 de febrero de 1930 y eran los que estaban activos en los primeros meses de 1931.


I. 1931


Alfonso Sánchez Portela. Proclamación de la II República Española. 14 de abril de 1931


La situación política del país se fue deteriorando y el 13 de febrero de 1931, Berenguer fue sustituido por el almirante Juan Bautista Aznar al frente del Gobierno, quien convocaría primero elecciones municipales, pretendiendo convocar posteriormente elecciones a Cortes con carácter constituyente. 

Por Real Decreto de 13 de marzo de 1931 se convocaron las elecciones municipales, fijándose la jornada electoral para el domingo 12 de abril. Una semana antes, el domingo 5 de abril, tendría lugar la proclamación de candidatos por las Juntas municipales del censo electoral. Las elecciones se regirían por la Ley electoral de 8 de agosto de 1907, cuyo artículo 29 disponía que “en los distritos donde no resultaren proclamados candidatos en mayor número de los llamados a ser elegidos, la proclamación de candidatos equivale a su elección y les releva de la necesidad de someterse a ella”. Y esto fue lo que ocurrió en Nerja, donde los concejales fueron proclamados electos de manera automática el mismo día 5 de abril de 1931 y no hubo, por tanto, elección popular. En muchas localidades los caciques forzaban un número de candidatos que no sobrepasara el de concejales a elegir para impedir que hubiera elección popular cuyos resultados podían ser adversos a sus intereses, cuando no maniobraban para que se presentara una lista única directamente promovida por ellos. En la provincia de Málaga hubo lugares donde se impusieron candidaturas monárquico-laristas, promovidas por Larios, de ahí su nombre.

Nerja contaba, según el padrón rectificado de diciembre de 1929, con 6.549 habitantes, por lo que le correspondía un número de 14 concejales (alcalde, 3 tenientes de alcalde y 10 regidores), tal como se establecía en el artículo 35 de la entonces vigente Ley Municipal de 2 de octubre de 1877. El día 15 de abril, el día después de la proclamación de la República como consecuencia de los resultados electorales (en Málaga capital esto sucedió a las diez de la noche del 14 de abril), se constituyó el nuevo Ayuntamiento, formado por los siguientes concejales, cuya adscripción política desconocemos (siete de ellos, los marcados con un asterisco, no eran nuevos, pues habían formado parte de la Corporación municipal saliente y uno, además, había sido el anterior alcalde): 

Antonio Arce Cabello*
Manuel Armijo García
Antonio Arrabal Sánchez*
José Bocanegra Guidet
Aurelio Boscowitch Guerrero*
Manuel Casanova Vera
José Cereto Lesace
Miguel Herrero Navas
Adolfo López Sánchez*
Juan Bautista Moreno Moreno*
José Rico Maeso
José Rivas Fernández
Francisco Romo López*
Rafael Ruiz Bobadilla*

En la sesión se procedió a la elección de alcalde, siendo elegido Juan Bautista Moreno Moreno, y del primer teniente de alcalde, que sería Miguel Herrero Navas. La elección de los demás cargos fue suspendida, en palabras del nuevo alcalde “en vista del estado anormal porque atravesamos”[3]. Para entender el “estado anormal” al que se refería el regidor, y del que no se proporciona más información, hay que acudir al comunicado emitido por el Gobierno Civil de Málaga, anunciando que en algunos pueblos de la provincia “por haberse presentado protestas contra la proclamación de concejales por el artículo 29, no se ha dado a estos posesión, dejando por tanto de constituirse los Ayuntamientos”[4]

La sesión constitutiva se reanudó nueve días después, el 24 de abril. Los cargos de segundo y tercer teniente de alcalde recayeron, respectivamente, en José Cereto Lesace y en Aurelio Boscowitch Guerrero; el procurador síndico sería Rafael Ruiz Bobadilla y el regidor interventor Francisco Romo López. El alcalde finalizó la sesión dando lectura 
“a unas entusiastas cuartillas expresando su satisfacción por el advenimiento de la República, alentando a todos los Sres. Concejales para que presten la valiosa cooperación, noble y desinteresadamente, en la administración del muy querido Nerja por la prosperidad y engrandecimiento del pueblo, para así saborear la satisfacción del deber cumplido; terminando con un 'Viva la República Española'.[5]

Pero el Gobierno provisional de la República, siendo “considerable el número de las elecciones últimas que han sido protestadas por viciosas”, convocó nuevas elecciones “allí donde hubiese fundada sospecha de que fue falseada u oprimida [la voluntad popular] en los últimos comicios” para el domingo 31 de mayo, supuesto en el que se encontraba Nerja. A la vez, ordenaba la constitución de Comisiones Gestoras en todos ellos hasta la celebración de las elecciones y la constitución de los nuevos ayuntamientos[6].

El 24 de mayo de 1931 se constituyó en la Casa Consistorial de Nerja la correspondiente Comisión Gestora nombrada por el gobernador civil de la provincia, Miguel Coloma Rubio. Ejercería las funciones de alcalde el mismo Juan Bautista Moreno Moreno y sería gestor José Santiago Martínez; el 5 de junio se nombraría un segundo gestor: Manuel Ramírez Moreno.

Las elecciones parciales se celebraron en España el día 31 de mayo. El Gobierno Civil ofreció los resultados de treinta y un municipios de la provincia de Málaga en los que se habían llevado a cabo las elecciones y en los que había triunfado la Conjunción Republicano-Socialista, un resultado que anticiparía en un mes los de las elecciones a Cortes Constituyentes del 28 de junio. En el listado no se encontraba Nerja; ¿qué había ocurrido? No disponemos por el momento de documentación que lo aclare, pero las irregularidades debieron conducir a la anulación de los comicios. El Gobierno provisional de la República había promulgado el Decreto de 29 de mayo fijando normas para la celebración de nuevas elecciones de concejales en aquellas poblaciones en que se protestaron, y según esta norma, en el caso de que se presentasen protestas y reclamaciones en estos nuevos comicios, se contemplaba la posibilidad por parte del Gobierno Civil de “anular la elección si los hechos ofrecen gravedad, influyendo en el resultado de la votación”[7]. Esto debió suceder en Nerja, donde el nuevo ayuntamiento, que se constituyó el 21 de agosto de 1931, había sido elegido en los comicios celebrados en la localidad no el 31 de mayo, sino el 16 de agosto. Su composición era la siguiente:

Manuel Armijo García
José Bocanegra Guidet
Andrés Cabrera Fernández
Manuel Casanova Vera
José Cereto González
Antonio Fernández Martín
Enrique Fernández Morano
Miguel Herrero Navas
Francisco M. Jaime Platero
José López Cano (fallecido el 8-1-1932)
Joaquín Navas López
Miguel Palomas Romerosa
José Ruiz Molina
Manuel Urbano Muñoz

No conocemos la filiación política de todos ellos; en las actas municipales se cita expresamente a dos concejales pertenecientes al grupo Radical Socialista, pero no se recoge el listado completo de los distintos grupos políticos municipales. La documentación estadística de la provincia ofrece, sin embargo, los siguientes datos para Nerja en 1932: 3 concejales de Acción Republicana (partido progresista y republicano dirigido por Manuel Azaña), 10 del Partido Radical Socialista (partido republicano de izquierda, influido por la socialdemocracia, no marxista) y 1 vacante, venciendo los partidos integrantes de la Coalición Republicano-Socialista, tal como también lo habían hecho en Nerja en las elecciones a Cortes Constituyentes del 28 de junio[8].

La sesión constitutiva fue tensa. Se pidió la incapacidad de dos concejales: Joaquín Navas López, por acreditarse que no cumplía el requisito de edad para ser concejal, y Francisco Miguel Jaime Platero, por ser en esos momentos el rematante del aprovechamiento de leñas de los montes de propios; tras un acalorado debate, finalmente ambos fueron invitados a retirarse, a la vez que se les abría expediente de incapacitación; ambos se reincorporarían como concejales electos el 4 de julio de 1932, una vez que decayeron las causas de incapacitación. Igualmente complicada fue la elección de alcalde, tenientes de alcalde y procurador síndico. Todos estos cargos fueron proclamados interinos, al no obtener ninguno de ellos en primera votación mayoría absoluta. Enrique Fernández Morano se convirtió en alcalde-presidente interino; José Cereto González, Manuel Casanova Vera y Miguel Palomas Romerosa ocuparon, respectivamente y en régimen de interinidad, la primera, segunda y tercera tenencia de alcaldía; Manuel Armijo García era elegido procurador síndico interino. El 24 de agosto se repitieron las votaciones, arrojando idéntico resultado. El 31 de agosto se votó por tercera vez. Los concejales estaban divididos en dos grupos de a seis y todas las votaciones resultaron empatadas (se votó dos veces para cada cargo con el mismo empate), por lo que hubo que recurrir al sorteo. La alcaldía en propiedad recayó en Miguel Herrero Navas; las tenencias de alcaldía primera, segunda y tercera, igualmente en propiedad, respectivamente, en José Cereto González, Manuel Casanova Vera y Miguel Palomas Romerosa (el 5 de marzo de 1934 ocuparía la primera tenencia Enrique Fernández Morano, al quedar esta vacante); mientras que José Ruiz Molina se convertía en procurador síndico. 


II. 1934


Alejandro Leroux, fundador del Partido republicano Radical y Presidente del Consejo de Ministros durante el bienio radical-cedista


Las elecciones a Cortes de 19 de noviembre de 1933 pusieron fin al llamado bienio reformista y dieron el triunfo al Partido Republicano Radical (PRR) de Alejandro Lerroux (centro-derecha) y a la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), liderada por José María Gil-Robles. En la provincia de Málaga, a excepción de la capital y algunos municipios, dominó la derechista coalición radical-agraria; así mismo, en la comarca de la Axarquía todos los municipios, salvo Arenas, dieron el triunfo a la derecha. Lerroux accedía al gobierno y comenzaba el bienio radical-cedista, durante el que se iban a desmontar casi todas las reformas que habían realizado los anteriores gobiernos. Esta involución política provocó a lo largo del año 1934 una gran conflictividad obrera y campesina, la radicalización del PSOE, y el estallido en Asturias de la Revolución de Octubre que se propagó rápidamente por otras zonas del país (el 7 de octubre se declaró el Estado de Guerra en todo el territorio de la República) y fue finalmente sofocada. La situación sirvió al Gobierno de excusa para disolver todos aquellos ayuntamientos que estaban controlados por socialistas o republicanos de izquierda y el nombramiento, sin mediar elección popular, de nuevas corporaciones integradas por concejales de derechas o políticamente afines. En la provincia malagueña, en este proceso, desempeñó un papel fundamental el nuevo gobernador civil, el lerrouxista Alberto de Insúa, que tomó posesión de su cargo el 20 de diciembre de 1933, que era partidario de que entrasen en los ayuntamientos militantes de Acción Popular (partido conservador y confesional católico, fundado por Ángel Herrera Oria y José María Gil-Robles, núcleo de la CEDA)[9]. Las destituciones dieron comienzo en enero de 1934 y se prolongaron durante gran parte del año. Al Ayuntamiento de Nerja, mayoritariamente republicano y radical socialista, le llegó su turno el 25 de octubre de 1934, siendo cesado por orden gubernativa y sustituido por otro integrado por afines al gobierno, por lerrouxistas, y por miembros de Acción Popular.

El día siguiente, 26 de octubre, se constituía el nuevo ayuntamiento, bajo la presidencia del delegado gubernativo, Emilio Sánchez Sánchez, dándose lectura al oficio del gobernador civil, fechado el día anterior: 
“Autorizado por la superioridad para proceder a la reorganización de esa Corporación y teniendo en cuenta que razones de orden político en íntima conexión con las circunstancias excepcionales del momento determinan la necesidad de renovar a los componentes de ese Ayuntamiento, he acordado cesar en sus cargos los concejales que constituyen esa Corporación, designando para sustituirlos a [...]”:

José Arrabal Rodríguez
José Bocanegra Guidet
Aurelio Boscowitch Guerrero
Basilio Bueno Oña
José Cerezo Sánchez
Manuel Fernández Acosta
Wenceslao Fernández Cerezo
José Gómez Martín
Rafael Gómez Robles
Ricardo Gutiérrez González
Miguel Moreno Moreno
Diego Platero Sánchez
Antonio María Rico Nogueras
José Sánchez Gallardo

Fue elegido alcalde Aurelio Boscowitch Guerrero y las tres tenencias de alcaldía recayeron en Miguel Moreno Moreno, la primera, en Antonio María Rico Nogueras, la segunda, y en Ricardo Gutiérrez González, la tercera; José Bocanegra Guidet ocuparía el cargo de regidor síndico.


III. 1936

El 14 de diciembre de 1935 accede a la presidencia del Gobierno el centrista Manuel Portela Valladares y el 21 tomaba posesión el nuevo gobernador civil de Málaga, Valeriano del Castillo Sáenz de Tejada. Unos días después, el 7 de enero de 1936, este disuelve la corporación municipal de Nerja, cesando al alcalde y a todos los concejales, y nombra una Comisión Gestora. Enrique Fernández Morano se convertía en presidente de la Comisión y Francisco Miguel Jaime Platero y Rafael Jimena Ramos en vocales.




La Voz (Madrid) 17-2-1936 



El 16 de febrero se celebraron las elecciones a Cortes que dieron el triunfo al Frente Popular. El nuevo gobernador civil de Málaga, Enrique Valmaseda Vélez, de Izquierda Republicana, el partido fundado por Manuel Azaña en 1934, el día 21 de febrero, el mismo de su toma de posesión, cesaba a la Comisión Gestora Municipal de Nerja y restituía al alcalde y los concejales que lo habían sido por elección popular en 1931 y cesados el 26 de octubre de 1934; quedaban excluidos de esta resolución los que estuvieran sometidos a procedimiento judicial que llevara aparejada la suspensión de sus cargos. El nuevo gobierno, considerando que la voluntad del electorado había sido vulnerada con la disolución de los ayuntamientos llevada a cabo durante el gobierno de Lerroux, tomó la decisión de reponer todos aquellos ayuntamientos elegidos en los comicios de 1931, los únicos de carácter municipal que se habían celebrado. Pero estas corporaciones ya no eran las mismas que funcionaron entre 1931 y 1934, bien porque gran parte de los concejales había presentado su dimisión, bien por otras causas. De manera que los gobernadores tuvieron que ir cubriendo las vacantes que habían quedado o iban a quedar en lo sucesivo por medio de nombramientos, y lo hicieron de personas pertenecientes a los partidos que formaban el Frente Popular.

En Nerja fueron repuestos solo el alcalde electo, Miguel Herrero Navas, y los concejales electos Andrés Cabrera Fernández y José Ruiz Molina, que tomaron de nuevo posesión de sus cargos el mismo día 21 de febrero. Los demás, por diversos motivos, no se reincorporaron a ellos: Manuel Armijo García, Manuel Casanova Vera, Antonio Fernández Martín, Enrique Fernández Morano, Francisco M. Jaime Platero, Joaquín Navas López, Miguel Palomas Romerosa, y Manuel Urbano Muñoz presentaron la dimisión, que les fue aceptada; José Bocanegra Guidet y José Cereto González estaban incapacitados; y José López Cano había causado una vacante al haber fallecido en enero de 1932. Con otras palabras, se había repuesto el ayuntamiento surgido de la única elección popular que había tenido lugar en Nerja durante la República, pero la composición del mismo poco tenía que ver con aquel; de los catorce concejales, incluido el alcalde, solo permanecían tres, por lo que, tal como disponía la reciente Ley Municipal de 10 de octubre de 1935, el 8 de marzo de 1936, el gobernador civil procedió al nombramiento de once concejales interinos para cubrir las vacantes. 

El 9 de marzo el Ayuntamiento de Nerja quedaba compuesto por:

José Acevedo Ortiz
Vicente Álvarez Rojas
Andrés Cabrera Fernández
Santiago Cerezo Fernández
Manuel Fernández Villalta
Manuel García Reyes
Francisco Gutiérrez Mendoza
Joaquín Herrera Muñoz
Miguel Herrero Navas
Gerónimo López Muñoz
Francisco Mena Álvarez
José Muñoz López
Andrés Navas Rico
Antonio Som Álvarez (renunció el 13-6-1936) 

El alcalde, Miguel Herrero Navas, sometió a votación las tenencias de alcaldía, que estaban vacantes y recayeron en Francisco Gutiérrez Mendoza, la primera, en Manuel Fernández Villalta, la segunda, y en José Muñoz López, la tercera, dándose unanimidad en las tres votaciones. Aunque no tenemos la filiación de todos los concejales, estos pertenecían a las fuerzas políticas que formaban el Bloque Popular (la candidatura formada en la provincia de Málaga por Unión Republicana, Izquierda Republicana, Partido Socialista Obrero Español y Partido Comunista de España para concurrir a las elecciones generales de febrero de 1936), incluidos por primera vez varios concejales comunistas.

El día 5 de junio de 1936 en una sesión extraordinaria del Ayuntamiento se lee el siguiente oficio del nuevo gobernador civil de Málaga, José Antonio Fernández Vega, de Izquierda Republicana: 

“Vista la actuación de ese Alcalde contraria al orden público, y resultando de las averiguaciones realizadas por este Gobierno que aparece el mismo como responsable de las alteraciones de orden público que ocurren en esa localidad, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 80 de la vigente Ley Municipal he acordado suspenderle en el cargo de Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de esa localidad. Así mismo he acordado en uso de las facultades que me están conferidas admitir la dimisión que del cargo de concejal me tiene presentada por incompatibilidad D. Manuel Fernández Villalta, designando para sustituirle a D. Manuel Martín Rico, quien al propio tiempo desempeñará la Alcaldía-Presidencial de la Corporación.”[10]

El nombramiento de Manuel Martín Rico, Secretario General del Partido Comunista de España en Nerja, que había tomado posesión de la Alcaldía la tarde del 4 de junio, fue ratificado por unanimidad en la sesión municipal del día 5 de junio en su doble cargo de concejal y alcalde. Sería el último alcalde republicano de Nerja.


Manuel Martín Rico. Último alcalde republicano de Nerja (4 de junio de 1936-9 de febrero de 1937)


EPÍLOGO

El 17-18 de julio de 1936 tenía lugar la sublevación militar encabezada por los generales Franco, Mola, Goded y otros contra el Gobierno de la República y unos días después daba comienzo la Guerra de España.

El día 9 de febrero de 1937 fuerzas del Corpo Truppe Volontarie, enviadas por Mussolini en apoyo del ejército sublevado, entraron en Nerja y ocuparon la localidad. El día siguiente, 10 de febrero, en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento de Nerja, el delegado de Falange Española, Antonio María Rico Nogueras, daba posesión a los miembros de la Comisión Gestora Municipal formada por José Santiago Martínez, que sería su presidente, Francisco Romo López y Manuel Ruiz Cabalín[11].

El 18 de febrero, en presencia del Delegado Gubernativo, José Rico Nogueras, tenía lugar la constitución definitiva de la Gestora y se daba posesión a dos nuevos miembros de la misma[12]. Su composición era:

Enrique Fernández Morano
Francisco Navas Fernández
Francisco Romo López
Manuel Ruiz Cabalín
José Santiago Martínez



Hazen Sise, ayudante del doctor Norman Bethune. Huida por la carretera de Málaga a Almería (febrero de 1937)


ANEXO  I

Corporaciones Municipales de Nerja (1931-1936)


12-4-1931
Corporación Municipal 
(art. 29)
16-8-1931
Corporación Municipal
(elección popular)
26-10-1934
Corporación Municipal
(designación gubernativa)
21-2-1936
Corporación Municipal
(reposición de elección popular de 1931 y designación gubernativa)


Antonio Arce Cabello*
Manuel Armijo García
Antonio Arrabal Sánchez*
José Bocanegra Guidet
Aurelio Boscowitch Guerrero*
Manuel Casanova Vera
José Cereto Lesace
Miguel Herrero Navas
Adolfo López Sánchez*
Juan Bautista Moreno Moreno*(Alcalde)
José Rico Maeso
José Rivas Fernández
Francisco Romo López*
Rafael Ruiz Bobadilla*


Manuel Armijo García
José Bocanegra Guidet
Andrés Cabrera Fernández
Manuel Casanova Vera
José Cereto González
Antonio Fernández Martín
Enrique Fernández Morano
Miguel Herrero Navas (Alcalde)
Francisco M. Jaime Platero
José López Cano (fallecido el 8-1-1932)
Joaquín Navas López
Miguel Palomas Romerosa
José Ruiz Molina
Manuel Urbano Muñoz

José Arrabal Rodríguez
José Bocanegra Guidet
Aurelio Boscowitch Guerrero (Alcalde)
Basilio Bueno Oña
José Cerezo Sánchez
Manuel Fernández Acosta
Wenceslao Fernández Cerezo
José Gómez Martín
Rafael Gómez Robles
Ricardo Gutiérrez González
Miguel Moreno Moreno
Diego Platero Sánchez
Antonio María Rico Nogueras
José Sánchez Gallardo


José Acevedo Ortiz
Vicente Álvarez Rojas
Andrés Cabrera Fernández 
Santiago Cerezo Fernández
Manuel Fernández Villalta (dimite 5-6-1936)
Manuel García Reyes
Francisco Gutiérrez Mendoza
Joaquín Herrera Muñoz
Miguel Herrero Navas (Alcalde) (destituido 5-6-1936)
Gerónimo López Muñoz
Manuel Martín Rico (Alcalde) (nombrado 5-6-1936)
Francisco Mena Álvarez
José Muñoz López
Andrés Navas Rico
Antonio Som Álvarez (dimite 13-6-1936)



ANEXO  II

Comisiones Gestoras Municipales de Nerja (1931-1937)


24-5-1931
Comisión Gestora Municipal
7-1-1936
Comisión Gestora Municipal
10-2-1937
Comisión Gestora Municipal


Juan Bautista Moreno Moreno (presidente)
Manuel Ramírez Moreno
José Santiago Martínez

Enrique Fernández Morano (presidente)
Francisco M. Jaime Platero
Rafael Jiménez Ramos


Enrique Fernández Morano (desde 18-2-1937)
Francisco Navas Fernández (desde 18-2-1937)
Francisco Romo López
Manuel Ruiz Cabalín
José Santiago Martínez (presidente)









[1]ORTEGA Y GASSET, J. “El error Berenguer”, El Sol, 15-11-1930.
[2]Real Decreto de 15 de febrero de 1930 disponiendo que el día 25 del corriente mes se constituyan los Ayuntamientos en la forma que se expresa (Gaceta de Madrid de 17-2-1930).
[3]Archivo Municipal de Nerja, Libro de Actas Municipales años 1927-1931, sesión de 15 de abril de 1931.
[4]La Unión Mercantil, 21-4-1931.
[5]A.M.N. Libro de Actas Municipales años 1927-1931, sesión de 24 de abril de 1931.
[6]Decreto de 13 de mayo de 1931 (Gaceta de Madrid de 14-5-1931).  
[7]Decreto de 29 de mayo de 1931 (Gaceta de Madrid de 30-5-1931). 
[8]Archivo Histórico Provincial de Málaga. Sección Estadística, leg. 23.300, citado en VELASCO GÓMEZ, J. La Segunda República en Málaga 1931-1936, Málaga, 2008, pág. 364 y 368.
[9]Ibidem, pág. 276.
[10]A.M.N. Libro de Actas Municipales años 1935-1936, sesión de 5 de junio de 1936.
[11]A.M.N. Libro de Actas Municipales años 1936-1937, sesión de 10 de febrero de 1937.
[12]A.M.N. Libro de Actas Municipales años 1936-1937, sesión de 18 de febrero de 1937.