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sábado, 18 de noviembre de 2023

La piedra almendrilla, un material de cantería de Nerja


 

Piedra almendrilla labrada y pulimentada


En el mes de junio de este año 2023 el Ayuntamiento de Nerja instaló a ambos lados de la entrada al paseo Balcón de Europa dos pilares de barandilla realizados en piedra almendrilla que pertenecieron a la que había en la rotonda-mirador Balcón de Europa hasta la década de 1960. No son los únicos elementos de este material que hay en la localidad, aunque son menos de los que había hasta hace poco tiempo. ¿Qué es la almendrilla?




Pilar de piedra almendrilla instalado tras su restauración en el lado oriental de la entrada al paseo Balcón de Europa


Pilar de piedra almendrilla instalado tras su restauración en el lado occidental de la entrada al paseo Balcón de Europa

 


En Nerja se denomina piedra almendrilla a un conglomerado calcáreo compuesto por cantos de mármol de distintos tamaños cementados con arcilla roja, dando lugar a un tipo de roca a la que el geógrafo francés René Lhénaff denominó «brecha mortadela» por su parecido con ese embutido. Estas brechas se formaron durante el Pleistoceno, hace 1,5 millones de años, en una serie de abanicos aluviales y dieron lugar a un tipo de suelo muy duro de espesor variable que en Nerja y Maro se conoce con el nombre de tablazos. 

 

La piedra almendrilla como material de cantería se empleó en Nerja en la arquitectura doméstica, en la arquitectura religiosa, en la funeraria y en el mobiliario urbano al menos desde la segunda mitad del siglo XIX, aunque dejó de utilizarse, salvo en algún caso, a mediados del siglo XX. Una vez extraída la piedra de los tablazos era labrada y pulimentada, consiguiéndose un acabado liso que unido a su cromatismo hacían de la almendrilla un material idóneo para determinados elementos de la construcción tanto en interiores como en exteriores: escalones, jambas, dinteles y arcos de puertas y ventanas, impostas, cornisas, molduras, así como para el bordillo de aceras y para bancos. A continuación, vamos a ver algunos ejemplos del uso de piedra almendrilla que se conservan en Nerja.

 

1. El paseo y mirador Balcón de Europa

 

En la década de 1830 el solar donde estuvo el castillo Bajo de Nerja, destruido unos veinte años antes durante la Guerra de la Independencia, fue convertido en un mirador, el Balcón de Europa, desde el que se contempla el mar. Este mirador  está precedido por un paseo que lo conecta con la plaza, llamada Mayor en aquel tiempo. Todo ese espacio que hasta entonces había sido zona militar se convirtió en un área de uso ciudadano y la plaza, el paseo y el mirador constituyeron el lugar de socialización, esparcimiento y fiesta de los nerjeños. En 1848, un ingeniero militar que visitó Nerja apuntaba en su informe que toda la plataforma tenía «antepecho y asientos» y en 1874 se reforzó «el resguardo del mirador», se arrecifó el paseo y se instalaron dieciséis asientos de piedra bruñidos[1]. Estos asientos, retirados en la década de 1930, eran de piedra almendrilla, tal como se aprecia en fotografías realizadas con anterioridad a dicha década y a su sustitución por otros de madera. Asimismo, el asiento corrido que rodea los laterales del paseo es de almendrilla y se mantiene en su estado original desde su instalación en el siglo XIX.



Asiento corrido de piedra almendrilla del paseo Balcón de Europa


 

La barandilla de hierro que cierra el paseo por sus laterales está anclada en el antepecho y sirve de respaldo al banco continuo, pero el mirador carece de antepecho y dispone de una renovada barandilla semicircular que estuvo fijada por sus extremos a sendos pilares también de piedra almendrilla. Estos pilares, presentes en el paseo desde el siglo XIX, como el resto de elementos que acabamos de citar, fueron retirados en 1964 cuando se comenzó la ejecución del Proyecto de consolidación de la roca del Balcón de Europa y ordenación de sus accesos, obra del arquitecto Ramiro Moya Blanco. Desde su ubicación original fueron trasladados a la entrada del Colegio XXV Años de Paz, posteriormente denominado Maestro Joaquín Herrera Álvarez, edificado entre 1964 y 1965, que se convertiría en Centro Cultural y Social Giner de los Ríos. Allí permanecieron hasta enero de 2021 en que se demolió el edificio. Los pilares fueron desmontados y conservados en los almacenes municipales hasta este año 2023 en que fueron sometidos a una restauración llevada a cabo por Chapitel. Conservación y Restauración, S. L., e instalados a la entrada al paseo.



Pilar de barandilla del mirador Balcón de Europa instalado en el antiguo colegio XXV Años de Paz (posteriormente, Maestro Joaquín Herrera y Centro Giner de los Ríos) a partir de 1964



Pilar de barandilla del mirador Balcón de Europa instalado en el antiguo colegio XXV Años de Paz (posteriormente, Maestro Joaquín Herrera y Centro Giner de los Ríos) a partir de 1964

 

2. La arquitectura religiosa

 

Dos son los templos de Nerja que cuentan con elementos de piedra almendrilla: la iglesia parroquial de El Salvador y la ermita de Nuestra Señora de las Angustias.

 

La iglesia de El Salvador se bendijo en 1697 y casi un siglo después, en 1782 finalizaría su ampliación proyectada por Ventura Rodríguez; en 1903 se procedió a renovar el enlosado de mármol de la iglesia, muy deteriorado por el uso y los terremotos, y de esa fecha datan los elementos de piedra almendrilla. Cuatro altares laterales, dos en el lado del Evangelio, el de San Rafael y el de la Inmaculada Concepción, y otros dos en el lado de la Epístola, el de la Virgen del Carmen y el de San Miguel, tienen sus plataformas rodeadas por escalón moldurado realizado en piedra almendrilla. También tienen escalón moldurado en este material las plataformas exteriores de la puerta principal del templo y los de las dos puertas laterales (en fotografías conservadas de la década de 1910, figuran, así mismo, la escalinata del altar mayor).




Escalones moldurados de piedra almendrilla de la iglesia de El Salvador


Escalones moldurados de piedra almendrilla de la iglesia de El Salvador (detalle)



Escalón moldurado que rodea la plataforma del altar de San Miguel en la iglesia de El Salvador


La ermita de Nuestra Señora de las Angustias se bendijo en 1720 y desde entonces ha experimentado algunas transformaciones que no han alterado sustancialmente su estructura original. Alrededor de 1905, después de que se solara de nuevo la iglesia de El Salvador, la solería de la ermita, inicialmente de barro y muy deteriorada entonces, fue sustituida por otra de mármol blanco y negro por cuenta del Ayuntamiento que ostentaba el patronato del santuario. Al igual que en el templo parroquial, se empleó el escalón moldurado de piedra almendrilla para el desnivel entre la nave y el presbiterio, así como para la plataforma sobre la que se asienta el altar. 



Escalones moldurados del presbiterio y plataforma del altar de la ermita de Nuestra Señora de las Angustias



Recientemente, en las inmediaciones de la ermita se ha empleado la almendrilla en los bordillos del acerado de la plaza en que se encuentra.



Escalón moldurado en piedra almendrilla que rodea la plataforma de acceso a la ermita de Nuestra Señora de las Angustias

 

3. La arquitectura doméstica

 

En Nerja, a partir de mediados del siglo XIX se desarrolló una arquitectura doméstica promovida por familias de propietarios pertenecientes a la élite local, que vivían en calles del centro histórico (Pintada, Cristo, Puerta del Mar, plaza Balcón de Europa y plaza de Cavanas). Eran casas amplias de planta baja y piso superior a las que se accedía por un zaguán, algunas de las cuales contaban con patio interior y jardín o huerto por su parte trasera. Muchas de estas viviendas han sido demolidas y sustituidas por otras de nueva construcción, pero quedan todavía en pie algunas que conservan un elemento común a todas: el escalón de la puerta principal era de piedra almendrilla.



Escalón de entrada a vivienda en piedra almendrilla 




Otro ejemplo de escalón de entrada a vivienda hoy desaparecida, un raro ejemplo de almendrilla donde la matriz no es rojiza, sino grisácea 


De todas ellas cabe destacar la casa número 12 moderno de la calle Carabeo, con fachada de aire neoclásico, que hace años fue destinada a local de restauración. Aquí la piedra almendrilla no se reduce al escalón de la puerta principal, sino que se utiliza para el zócalo, arcos rebajados y jambas de puerta y ventanas, alféizares, imposta, fajas, cornisa y moldura de coronación del edificio, creándose un contraste cromático entre los tonos rojizos de la piedra y el blanco de los paramentos.



Fachada de la casa número 12 de la calle Carabeo



Ventanal de la casa número 12 de la calle Carabeo


 

4. La arquitectura funeraria

 

El cementerio de San Miguel se abrió en 1853 en las afueras de Nerja y sustituyó a otro anterior que había quedado dentro de la trama urbana del pueblo. Ha experimentado varias ampliaciones, pero el primer patio o patio histórico es el más interesante desde el punto de vista de la arquitectura funeraria. Está dividido en dos cuadros por un pasillo central en los que se encuentran sepulturas de carácter suntuario pertenecientes a destacadas familias nerjeñas de las segunda mitad del sigo XIX y primera mitad del XX: cuatro panteones, veintiún mausoleos y una tumba. 

 

El que nos interesa aquí es el mausoleo de la familia Narváez, un enterramiento cuadrado con forma de mesa, bajo la cual existe una cripta para inhumaciones, con un pilar central rematado por una cruz, íntegramente construido con piedra almendrilla. Es uno de los escasos mausoleos de este cementerio de los que no tenemos documentada su fecha de construcción, aunque ya existía en 1914.



Mausoleo de la familia Narváez en el cementerio de San Miguel de Nerja, realizado en piedra almendrilla



Mausoleo de la familia Narváez en el cementerio de San Miguel de Nerja (detalle)


 


[1] ARCHIVO MUNICIPAL DE NERJA, Libro de Sesiones Municipales del año 1874, sesiones de 23 de mayo, 22 de agosto y 26 de septiembre.

miércoles, 26 de abril de 2023

Un verano en Nerja del pedagogo Francisco Giner de los Ríos

 

 



Francisco Giner de los Ríos (Ronda, 1839-Madrid, 1915), pedagogo y fundador de la Institución Libre de Enseñanza



La familia Giner, oriunda de Valencia, llegó a la Axarquía en el siglo XVIII, cuando se estableció en Vélez-Málaga el médico Francisco Giner Falcó (1754-1818), procedente de Godella; en Vélez casó con Ana Fernández de Ayban y tuvieron descendencia que sería prolijo detallar aquí. Solo diremos que bisnietos suyos fueron, entre otros, los hermanos Francisco Giner de los Ríos (1839-1915), pedagogo y fundador de la Institución Libre de Enseñanza, el proyecto pedagógico más importante e influyente de la España contemporánea, y Hermenegildo Giner de los Ríos (1847-1923), profesor ligado a la Institución Libre de Enseñanza, jurista y político, y Alberto Giner Cossío (1851-1931), primo hermano de los anteriores.

 

La relación de los Giner con Nerja se documenta en febrero de 1874, año en el que Alberto Giner Cossío, quien vivía con sus abuelos en la casa familiar de Vélez-Málaga y había estudiado Medicina en Granada, accedió a ocupar la segunda plaza titular de médico cirujano de Nerja (posteriormente, ascendió a la primera)[1]. Alberto Giner adquirió una casa y un huerto sobre los acantilados marinos en la calle Carabeo de Nerja y en décadas sucesivas que llegan hasta el año de su fallecimiento, se fue haciendo con otros solares y casas aledañas. Ejerció la medicina en Nerja durante pocos años, pues a comienzo de la década de 1880 marchó a El Pardo (Madrid), donde asumió la dirección de los Asilos de esa localidad, y, a través de su primo Francisco, entró en contacto con la Institución Libre de Enseñanza, de la que fue médico y profesor de excursiones. Sin embargo, Alberto Giner Cossío mantuvo hasta su muerte una relación con Nerja muy estrecha y prolongada, y su casa de la calle Carabeo se convirtió en lugar de encuentro de la familia durante los veranos. Allí acudieron con asiduidad sus primos y sobrinos, amigos y conocidos, y fue un polo de atracción para una parte importante del krausismo español (filosofía de la que Francisco Giner de los Ríos fue uno de sus máximos representantes en España), para intelectuales y poetas. 





Imagen actual de la fachada de la casa que fue de Alberto Giner Cossío en la calle Carabeo de Nerja donde estuvo Francisco Giner de los Ríos



Uno de esos veranos Francisco Giner de los Ríos fue a Nerja. Lo cuenta su sobrina Gloria Giner García[2] en el número extraordinario del Boletín de la sección de México de los antiguos alumnos de la Institución Libre de Enseñanza, publicado con motivo del cincuentenario del fallecimiento del pedagogo, en el que se hace eco de su permanente curiosidad científica[3]. No especifica el año en que tuvo lugar aquella estancia, aunque posiblemente fuera en torno a 1910, o quizá algo antes, y cuando acudió a Nerja, convencido por su sobrino Bernardo[4], hermano de Gloria, era ya mayor y se sentía «hundido y agotado»; volvía por primera vez al lugar en el que había fallecido su hermano José Luis, en enero de 1876, a la edad de 32 años.





Vista parcial de Nerja (ca. 1910). Biblioteca de Cataluña, Fondo Editorial Albert Martin, caja 58/9.097



A continuación reproducimos los fragmentos que Gloria Giner dedicó a la estancia de su tío Francisco en Nerja en los recuerdos familiares publicados en el citado Boletín:

 

«Un verano [Francisco Giner de los Ríos] estuvo, al fin, en Nerja. Nos reunimos en la casa quince personas de la familia íntima. La mayoría eran ya viejos. Por las tardes sentados en el mirador del huerto sobre el mar, recordaban sus reuniones de niños en la casa del abuelo común que tenía en Vélez-Málaga, cerca de donde estábamos, un negocio de pasas. Las cajas de envases les servían a los muchachos como ladrillos para levantar tabiques y hacer compartimientos donde poderse acomodar para dormir tantos como eran. Y nos contaba tío Paco a los jóvenes, los episodios y las escenas que allí tenían lugar. Una de ellas, de tipo patriarcal, era el acto de rezar el Rosario, Rosario peripatético, pues, llevado por los abuelos, únicos que permanecían sentados, los niños, los trabajadores y los sirvientes de la finca, rezaban dando vueltas en torno a la gran nave del taller, perfumada con el delicioso aroma de las pasas frescas.  Iban rezando y andando de uno en fondo; cuando se alejaban del abuelo, dejaban de rezar para hacer planes, más o menos diabólicos, para el día siguiente, discutiéndolos con calor; pero al pasar por delante de los viejos, ponían cara de buenos y reanudaban la oraciones y letanías. Contándonos estas anécdotas se reía tío Paco, así como recordando una canción que le hacía mucha gracia en su desentono:

 

"En la torre más alta

de San Agustín,

hay un pájaro, madre,

que canta en latín .

Monín ven acá,

ven acáaaaa, monín.”

 

Estas charlas tenían lugar cuando no salíamos de paseo. Íbamos por las playas o hacia la sierra y él nos llamaba la atención jovialmente sobre cosas que se nos pasaban por alto.

 

De estas excursiones hubo una memorable: la que hicimos en pleno agosto a “Cerro Gordo”, promontorio que, con la “Punta de la Mona”, forma la preciosa bahía de “La Herradura”, a veintitantos kilómetros de Nerja. Salimos carretera adelante acompañados de un carro de una mula, contratado por los más temerosos de la familia, para que pudiésemos descansar a ratos; porque el sol abrasaba y el termómetro marcaba los 50°. La carretera, en pésimo estado, serpenteaba sin cesar sobre precipicios. El mar, azul cobalto, sin olas, cabrilleaba deslumbrador al pie del acantilado; pero el ejemplo del tío Paco marchando delante, blanco de traje y pelo, y la calva de bronce bruñido al sol, nos vedaba aprovecharnos de la sombra del carro todo lo que hubiéramos deseado. Con un martillo en la mano iba golpeando rocas acá y allá, para obtener un pedazo que metía en un saco que llevábamos en la tartana. Y era tan incansable que, el diablero, el hombre que guiaba la diabla o tartana, nos miraba atónito y nos hacía la señal de que "el pobre señor" andaba algo destornillado.Cuando bajamos a la playa para bañarnos, la arena quemaba los pies de tal modo que ni siquiera pudimos descalzarnos. Al regreso, se había levantado el terral, viento de fuego que achicharraba las plantas a su paso. ¡Huelga decir el recibimiento que nos hicieron en casa, horrorizados con el día! Tío Paco sonreía entre arrepentido y satisfecho de la hazaña. En cuanto se bañó y se puso de limpio de pies a cabeza, sacó del saco los minerales recogidos y los colocó para su estudio y clasificación con nosotros. Parecía imposible que en tan poco tiempo hubiese podido rehacerse hasta aquel punto quien había llegado hundido, agotado, deshecho por la emoción de volver por vez primera a aquel sitio donde años antes había muerto, aún joven, su hermano menor. No había quien lo arrancase de Madrid: tuvo que hacerlo, como quien lleva un niño a la fuerza su sobrino Bernardo. Y luego pasó una de las temporadas más felices de su vida, en el seno de su familia íntima y querida»[5].




Vista de los acantilados marinos y huertos de la calle Carabeo de Nerja (ca. 1910). La flecha roja indica el mirador al que se hace referencia en el texto que aún hoy existe. Biblioteca de Cataluña. Fondo Editorial Albert Martin, caja 58/9.095

 


[1] Archivo Municipal de Nerja. Libro de Sesiones Municipales de 1874, acta del 7 de febrero.

[2] Gloria Giner García (1886-1970) era hija de Hermenegildo Giner de los Ríos, el hermano de Francisco, y de Laura García Hoppe. Maestra y escritora, casó con Fernando de los Ríos Urruti, catedrático de Derecho Político y varias veces ministro durante la II República. Tuvieron una hija, Laura de los Ríos Giner (1913-1981), casada con Francisco García Lorca, hermano del poeta Federico García Lorca.

[3] GINER GARCÍA, Gloria, «Don Francisco en la vida de familia», Boletín de la Corporación de Antiguos Alumnos de la Institución Libre de Enseñanza, del Instituto escuela y de la Residencia de Estudiantes de Madrid. Grupo de México, México, 18 de febrero de 1965, págs. 10-12.

[4] Bernardo Giner de los Ríos García (1888-1970), hijo, asimismo, de  Hermenegildo Giner de los Ríos y de Laura García Hoppe, y hermano de Gloria Giner, fue arquitecto racionalista, político y ministro durante la II República. Casó con Elisa Morales Veloso y tuvieron varios hijos, entre ellos el poeta Francisco Giner de los Ríos Morales (1917-1995), vecino e hijo adoptivo de Nerja. Fue una figura destacada del exilio español en México.

[5] GINER GARCÍA, Gloria, obra citada, pág. 11.