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martes, 18 de marzo de 2014

La fuente de la calle Angustias y los inicios del suministro de agua a viviendas en Nerja




La primitiva fuente de la calle Angustias de Nerja proyectada en 1878 por Salvador Gutiérrez Gallego



En 1877 las aguas de Nerja provenientes del río Chíllar se canalizaban a través de tres acequias, la Alta, la de Enmedio y la del Pueblo, con sus correspondientes brazales, que proporcionaban el agua tanto para el riego de sus tierras como para el funcionamiento de fábricas y molinos  y para el consumo humano. De la acequia del Pueblo se tomaban las aguas que surtían las tres fuentes públicas que entonces abastecían a la población, dos de ellas muy próximas, situadas en el sector sur de la misma, una en la Plaza (actualmente Plaza Balcón de Europa) y otra en la Plazoleta o plazuela de Cabanas, y una tercera ubicada en la confluencia de las calles Pintada y de la Cruz que era la única disponible para toda la parte central y alta de la localidad.

En el año que nos ocupa las tres fuentes eran claramente insuficientes, pues Nerja había crecido considerablemente en dirección norte. En la década de 1820 el límite urbano de la localidad se encontraba en las calles de Granada, Gitanos (posteriormente denominada Bronce), de la Cruz y Pintada, quedando aisladas en la parte superior la calle Angustias y la calle de las Carretas; la trama urbana se prolongaba hacia el Este con las calles Carabeo, Cristo y Huertos, y hacia el Oeste por la calle Vélez (hoy El Barrio) y camino de Málaga. A mediados del siglo XIX se habían abierto las calles Parra y Arropieros, y en 1870 ya existían las calles Méndez Núñez, Nueva, Molino, Guzmán el Bueno, Cervantes, San José, Trancos, Colón y San Juan, acercándose la población cada vez más al cementerio construido extramuros en 1853. Por lo tanto, las fuentes que hasta un determinado momento estuvieron relativamente cercanas a las casas de casi todos los nerjeños, habían quedado alejadas del área urbana ampliada.

Por otra parte, estos vecinos de los sectores central y norte habían visto cómo su situación se había ido complicando, ya que de la fuente de la calle Pintada manaba una cantidad de agua insignificante porque esta se perdía casi en su totalidad al hallarse obstruida la cañería por la que discurría; el conducto se encontraba a mucha profundidad y su reparación resultaba entonces enormemente costosa y volvería a serlo en el futuro cuantas veces hubiera que repararlo. La mayor parte del vecindario debía bajar hasta la fuente de la Plaza o la de la Plazoleta para abastecerse, con el consiguiente perjuicio, además del peligro que suponía la lejanía del acceso al agua en caso de producirse un incendio. La solución al problema pasaba por construir una nueva fuente al norte de aquella para atender las necesidades de la parte superior y central del pueblo y prolongar la canalización de la misma hasta la citada fuente de calle Pintada, de forma que esta pudiera disponer de un caudal considerable y fuera completamente aprovechable. Esto no era una novedad, pues ya diez años antes, en 1867, el Ayuntamiento se había planteado construir una fuente pública al final de calle Angustias “para dar trabajo a los jornaleros y clase menesterosa”, aunque el asunto quedó en una mera  declaración de intenciones.



Plano del trayecto de la cañería (Salvador Gutiérrez Gallego, 1878)

En el mes de julio de 1877 trece de los grandes contribuyentes de Nerja, todos ellos propietarios e industriales, que vivían en las calles de la Gloria, Pintada y Puerta del Mar, se dirigían al Ayuntamiento ofreciéndose a proporcionarle el dinero necesario para la ejecución de las citadas obras, hasta un máximo de 3.500 pesetas a devolver en el plazo de cuatro años. El ofrecimiento no era desinteresado, pues a cambio pedían autorización para realizar tomas de la cañería principal que proporcionaran agua corriente a sus hogares por medio de un grifo. Sin embargo, el Ayuntamiento declinó la propuesta, pues ya tenía consignada en el presupuesto de ese año la cantidad necesaria para llevar a cabo las obras, y, de momento, no se pronunció sobre la solicitud de los proponentes.

Con fecha 22 de diciembre de 1877 el alcalde de Nerja remitía al gobernador de la provincia, para su aprobación, el expediente para la construcción de una fuente pública en la calle Angustias que debía alimentar también a la de calle Pintada. Se incluía un proyecto bastante simple, carente de planos, y un presupuesto cuya realización había sido adjudicada a los maestros de albañilería Antonio Romo Ruiz y Francisco Cantarero Martín. Tras muchas dilaciones, cinco meses después se recibía una comunicación de la sección de Fomento del Gobierno Provincial en la que se formulaban diversos reparos y se denegaba la autorización hasta tanto no fueran subsanados.

Como una de las objeciones era que en realidad lo presentado no se podía considerar un proyecto, sino más bien un presupuesto, y Nerja carecía de personal especializado para elaborarlo, con fecha 7 de septiembre de 1878 el Ayuntamiento encargó su realización a Salvador Rodríguez Gallego, un afamado maestro de obras de Málaga que destacó construyendo importantes viviendas entre 1870 y 1885, el cual fechó el proyecto en dicha ciudad unos días después, el 20 de septiembre, siendo remitido de inmediato al gobernador de la provincia.



Secciones transversales de las cañerías (Salvador Gutiérrez Gallego, 1878)

Un ejemplar del proyecto, que consta de memoria, planos, pliego de condiciones y presupuesto, se conserva en el Archivo Municipal de Nerja diseminado en diferentes legajos. Se establecía tomar el agua de la acequia del Pueblo en un punto situado junto a la ermita de Nuestra Señora de las Angustias, surtiendo a las dos fuentes con un caudal de 16 metros cúbicos por hora. La distancia desde este punto hasta la nueva fuente sería de 235 m y desde ella hasta la otra, siguiendo por calle Pintada, 85 m, lo que hacía un total de 320 m. La cañería la compondrían atanores de barro de 10 cm de diámetro ajustados con zulaque (una especie de betún en pasta hecho con pelo de cabra, aceite, cal y otros materiales) para evitar filtraciones por las juntas; toda ella se revestiría con otra cañería de ladrillos. En el tramo que descendía por calle Pintada se añadiría otra cañería solo de ladrillo para conducir las aguas sobrantes de la fuente hasta la acequia del Pueblo, parte de la cual discurría cerca de la fuente que había en la esquina de dicha calle con la de la Cruz. La nueva fuente se construiría de ladrillo hasta una altura de 0,70 m, teniendo 2 m de frente y 0,80 m en sus costados, con coronación de sillería. El fondo era un macizo de mampostería cubierto de ladrillos gruesos, sobre el que se encontraba el pilón, recubierto interiormente con losetas. En el frontis de mortero hidráulico con una sencilla moldura en su contorno se disponían tres caños de bronce dorado por los que debía manar el agua. Todos los materiales se obtendrían en la propia localidad, excepto los atanores de barro que serían adquiridos en Vélez-Málaga, por ser estos de mejor calidad. Las obras se presupuestaban en 2.009,73 pesetas y se establecía un plazo de veinticinco días para su ejecución.

El 13 de noviembre de 1878 el proyecto era aprobado por la Sección de Fomento  de Málaga y el 10 de diciembre se realizaba en las dependencias municipales la subasta de las obras que fueron adjudicadas a  Miguel García Cereto (Acereto en su firma). Dichas obras estuvieron concluidas el 8 de febrero de 1879, fecha en que se procedió a la recepción de las mismas por el municipio, una vez que los maestros Antonio Romo Ruiz y Francisco Cantarero Martín hubieron certificado que cumplían todas las condiciones establecidas en el proyecto.



Alzado y sección transversal de la fuente (Salvador Gutiérrez Gallego, 1878)


Unos meses después de que entrara en funcionamiento la nueva fuente y se garantizara el caudal que correspondía a la de calle Pintada, el 14 de septiembre de 1879, aquellos grandes contribuyentes que dos años antes habían solicitado el abastecimiento de agua a sus viviendas volvían a realizar la misma petición, aprovechando que el pavimento de la calle Pintada estaba levantado. Esta vez el Ayuntamiento accedió a la solicitud con una serie de condiciones. El agua se derivaría de la alcantarilla de la citada fuente pública y debería llegar a las casas por una tubería que correría por el centro de la calle Pintada y se haría por cuenta de los interesados. Además, cada uno de ellos debería satisfacer para el fondo de propios una contribución anual de cinco pesetas. El Ayuntamiento se reservaba el derecho de utilizar sin indemnización la cañería matriz de los concesionarios para abrir otras fuentes en la parte baja del pueblo.

Estos beneficiarios eran algunos de los miembros más destacados de la élite de poder local: industriales, propietarios de tierras, e incluso el notario de Nerja y el secretario municipal. Eran Antonio Martínez Manescau, Antonio Martínez Roca, Lorenzo Terol Prolongo, Rafael de Guevara y Pérez, Jerónimo de Guevara y Sanjuán, Juan Ferrándiz Zaragoza, José Rico Medina, Antonio López Zamara, Francisco Cantarero Martín, Sergio Gómez Fernández, José Rico Navas, Francisco Martín González y Antonio Urbano López, que vivían, respectivamente, en el número 7 de la calle Gloria, en los números 17 y 22 de Puerta del Mar, y en los números 4, 9, 10, 11, 17, 18, 20, 24, 26, 27 y 37 de la calle Pintada.

Así fue como se inició el abastecimiento domiciliario de aguas en Nerja, que a partir de entonces, tímidamente, se iría ampliando a otras viviendas de gente pudiente de la localidad. Ya en el siglo XX, Francisco Cantarero Rodríguez, hijo del nombrado maestro de obras, solicitaría en 1913 el abastecimiento de agua para uso doméstico en la casa de aire mudéjar que se había construido en uno de los extremos de la calle San Miguel, y el año siguiente, siendo alcalde de Nerja, emprendería importantes obras de conducción de aguas al pueblo, traídas del manantial de la Fuente Santa; también instalaría una fuente en la plaza que lleva su nombre en 1917. Además se construyeron otras fuentes en Nerja, como la de calle Carabeo; pero todo ello sobrepasa los límites de esta historia y deberá ser objeto, quizá, de una entrada posterior.

La primitiva fuente de la calle Angustias no existe en la actualidad, pues fue sustituida hace unas décadas por otra distinta, con una función prácticamente ornamental,  que dispone de un solo caño, en lugar de los tres que tenía, y un pilón de mármol idéntico al de la fuente que existe en la plaza Balcón de Europa, junto a los Arcos del Paseo. En efecto, este pilón no es otro que la media taza de la fuente que hubo en la plaza, desmontada en los años inmediatamente anteriores a 1895. Una media taza se instaló en la fuente de la calle Pintada y la otra media, esta de la fuente actual de la calle Angustias, se utilizó primeramente en la fuente de la plazuela de Cavanas, para terminar en ella (véase en este mismo blog La fuente de la antigua plaza de la Constitución de Nerja).



La fuente de la calle Angustias en la actualidad



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