La primitiva fuente de la calle Angustias de Nerja proyectada en 1878 por Salvador Gutiérrez Gallego
En 1877 las aguas de Nerja provenientes del río Chíllar se
canalizaban a través de tres acequias, la Alta, la de Enmedio y la del Pueblo,
con sus correspondientes brazales, que proporcionaban el agua tanto para el
riego de sus tierras como para el funcionamiento de fábricas y molinos y para el consumo humano. De la acequia del
Pueblo se tomaban las aguas que surtían las tres fuentes públicas que entonces
abastecían a la población, dos de ellas muy próximas, situadas en el sector sur
de la misma, una en la Plaza (actualmente Plaza Balcón de Europa) y otra en la
Plazoleta o plazuela de Cabanas, y una tercera ubicada en la confluencia de las
calles Pintada y de la Cruz que era la única disponible para toda la parte
central y alta de la localidad.
En el año que nos ocupa las tres fuentes eran claramente
insuficientes, pues Nerja había crecido considerablemente en dirección norte.
En la década de 1820 el límite urbano de la localidad se encontraba en las
calles de Granada, Gitanos (posteriormente denominada Bronce), de la Cruz y
Pintada, quedando aisladas en la parte superior la calle Angustias y la calle
de las Carretas; la trama urbana se prolongaba hacia el Este con las calles
Carabeo, Cristo y Huertos, y hacia el Oeste por la calle Vélez (hoy El Barrio)
y camino de Málaga. A mediados del siglo XIX se habían abierto las calles Parra
y Arropieros, y en 1870 ya existían las calles Méndez Núñez, Nueva, Molino,
Guzmán el Bueno, Cervantes, San José, Trancos, Colón y San Juan, acercándose la
población cada vez más al cementerio construido extramuros en 1853. Por lo
tanto, las fuentes que hasta un determinado momento estuvieron relativamente
cercanas a las casas de casi todos los nerjeños, habían quedado alejadas del
área urbana ampliada.
Por otra parte, estos vecinos de los sectores central y
norte habían visto cómo su situación se había ido complicando, ya que de la
fuente de la calle Pintada manaba una cantidad de agua insignificante porque
esta se perdía casi en su totalidad al hallarse obstruida la cañería por la que
discurría; el conducto se encontraba a mucha profundidad y su reparación
resultaba entonces enormemente costosa y volvería a serlo en el futuro cuantas
veces hubiera que repararlo. La mayor parte del vecindario debía bajar hasta la
fuente de la Plaza o la de la Plazoleta para abastecerse, con el consiguiente
perjuicio, además del peligro que suponía la lejanía del acceso al agua en caso
de producirse un incendio. La solución al problema pasaba por construir una
nueva fuente al norte de aquella para atender las necesidades de la parte
superior y central del pueblo y prolongar la canalización de la misma hasta la
citada fuente de calle Pintada, de forma que esta pudiera disponer de un caudal
considerable y fuera completamente aprovechable. Esto no era una novedad, pues
ya diez años antes, en 1867, el Ayuntamiento se había planteado construir una
fuente pública al final de calle Angustias “para dar trabajo a los jornaleros y
clase menesterosa”, aunque el asunto quedó en una mera declaración de intenciones.
En el mes de julio de 1877 trece de los grandes
contribuyentes de Nerja, todos ellos propietarios e industriales, que vivían en
las calles de la Gloria, Pintada y Puerta del Mar, se dirigían al Ayuntamiento
ofreciéndose a proporcionarle el dinero necesario para la ejecución de las citadas
obras, hasta un máximo de 3.500 pesetas a devolver en el plazo de cuatro años.
El ofrecimiento no era desinteresado, pues a cambio pedían autorización para
realizar tomas de la cañería principal que proporcionaran agua corriente a sus
hogares por medio de un grifo. Sin embargo, el Ayuntamiento declinó la
propuesta, pues ya tenía consignada en el presupuesto de ese año la cantidad
necesaria para llevar a cabo las obras, y, de momento, no se pronunció sobre la
solicitud de los proponentes.
Con fecha 22 de diciembre de 1877 el alcalde de Nerja
remitía al gobernador de la provincia, para su aprobación, el expediente para
la construcción de una fuente pública en la calle Angustias que debía alimentar
también a la de calle Pintada. Se incluía un proyecto bastante simple, carente
de planos, y un presupuesto cuya realización había sido adjudicada a los
maestros de albañilería Antonio Romo Ruiz y Francisco Cantarero Martín. Tras
muchas dilaciones, cinco meses después se recibía una comunicación de la
sección de Fomento del Gobierno Provincial en la que se formulaban diversos
reparos y se denegaba la autorización hasta tanto no fueran subsanados.
Como una de las objeciones era que en realidad lo presentado
no se podía considerar un proyecto, sino más bien un presupuesto, y Nerja
carecía de personal especializado para elaborarlo, con fecha 7 de septiembre de 1878 el
Ayuntamiento encargó su realización a Salvador Rodríguez Gallego, un afamado maestro
de obras de Málaga que destacó construyendo importantes viviendas entre 1870 y
1885, el cual fechó el proyecto en dicha ciudad unos días después, el 20 de
septiembre, siendo remitido de inmediato al gobernador de la provincia.
Secciones transversales de las cañerías ( Salvador Gutiérrez Gallego, 1878)
Un ejemplar del proyecto, que consta de memoria, planos,
pliego de condiciones y presupuesto, se conserva en el Archivo Municipal de
Nerja diseminado en diferentes legajos. Se establecía tomar el agua de la
acequia del Pueblo en un punto situado junto a la ermita de Nuestra Señora de
las Angustias, surtiendo a las dos fuentes con un caudal de 16 metros cúbicos
por hora. La distancia desde este punto hasta la nueva fuente sería de 235 m y
desde ella hasta la otra, siguiendo por calle Pintada, 85 m, lo que hacía un
total de 320 m. La cañería la compondrían atanores de barro de 10 cm de
diámetro ajustados con zulaque (una especie de betún en pasta hecho con pelo de
cabra, aceite, cal y otros materiales) para evitar filtraciones por las juntas;
toda ella se revestiría con otra cañería de ladrillos. En el tramo que
descendía por calle Pintada se añadiría otra cañería solo de ladrillo para
conducir las aguas sobrantes de la fuente hasta la acequia del Pueblo, parte de
la cual discurría cerca de la fuente que había en la esquina de dicha calle con
la de la Cruz. La nueva fuente se construiría de ladrillo hasta una altura de
0,70 m, teniendo 2 m de frente y 0,80 m en sus costados, con coronación de
sillería. El fondo era un macizo de mampostería cubierto de ladrillos gruesos,
sobre el que se encontraba el pilón, recubierto interiormente con losetas. En
el frontis de mortero hidráulico con una sencilla moldura en su contorno se
disponían tres caños de bronce dorado por los que debía manar el agua. Todos
los materiales se obtendrían en la propia localidad, excepto los atanores de
barro que serían adquiridos en Vélez-Málaga, por ser estos de mejor calidad.
Las obras se presupuestaban en 2.009,73 pesetas y se establecía un plazo de
veinticinco días para su ejecución.
El 13 de noviembre de 1878 el proyecto era aprobado por la
Sección de Fomento de Málaga y el 10 de
diciembre se realizaba en las dependencias municipales la subasta de las obras
que fueron adjudicadas a Miguel García
Cereto (Acereto en su firma). Dichas obras estuvieron concluidas el 8 de
febrero de 1879, fecha en que se procedió a la recepción de las mismas por el
municipio, una vez que los maestros Antonio Romo Ruiz y Francisco Cantarero
Martín hubieron certificado que cumplían todas las condiciones establecidas en
el proyecto.
Alzado y sección transversal de la fuente ( Salvador Gutiérrez Gallego, 1878)
Unos meses después de que entrara en funcionamiento la nueva
fuente y se garantizara el caudal que correspondía a la de calle Pintada, el 14
de septiembre de 1879, aquellos grandes contribuyentes que dos años antes
habían solicitado el abastecimiento de agua a sus viviendas volvían a realizar
la misma petición, aprovechando que el pavimento de la calle Pintada estaba
levantado. Esta vez el Ayuntamiento accedió a la solicitud con una serie de
condiciones. El agua se derivaría de la alcantarilla de la citada fuente
pública y debería llegar a las casas por una tubería que correría por el centro
de la calle Pintada y se haría por cuenta de los interesados. Además, cada uno
de ellos debería satisfacer para el fondo de propios una contribución anual de
cinco pesetas. El Ayuntamiento se reservaba el derecho de utilizar sin
indemnización la cañería matriz de los concesionarios para abrir otras fuentes
en la parte baja del pueblo.
Estos beneficiarios eran algunos de los miembros más
destacados de la élite de poder local: industriales, propietarios de tierras, e
incluso el notario de Nerja y el secretario municipal. Eran Antonio Martínez
Manescau, Antonio Martínez Roca, Lorenzo Terol Prolongo, Rafael de Guevara y
Pérez, Jerónimo de Guevara y Sanjuán, Juan Ferrándiz Zaragoza, José Rico
Medina, Antonio López Zamara, Francisco Cantarero Martín, Sergio Gómez
Fernández, José Rico Navas, Francisco Martín González y Antonio Urbano López,
que vivían, respectivamente, en el número 7 de la calle Gloria, en los números
17 y 22 de Puerta del Mar, y en los números 4, 9, 10, 11, 17, 18, 20, 24, 26,
27 y 37 de la calle Pintada.
Así fue como se inició el abastecimiento domiciliario de
aguas en Nerja, que a partir de entonces, tímidamente, se iría ampliando a
otras viviendas de gente pudiente de la localidad. Ya en el siglo XX, Francisco
Cantarero Rodríguez, hijo del nombrado maestro de obras, solicitaría en 1913 el
abastecimiento de agua para uso doméstico en la casa de aire mudéjar que se
había construido en uno de los extremos de la calle San Miguel, y el año siguiente, siendo
alcalde de Nerja, emprendería importantes obras de conducción de aguas al
pueblo, traídas del manantial de la Fuente Santa; también instalaría una fuente
en la plaza que lleva su nombre en 1917. Además se construyeron otras fuentes
en Nerja, como la de calle Carabeo; pero todo ello sobrepasa los límites de esta historia y
deberá ser objeto, quizá, de una entrada posterior.
La primitiva fuente de la calle Angustias no existe en la actualidad, pues fue sustituida hace unas décadas por otra distinta, con una función prácticamente ornamental, que dispone de un solo caño, en lugar de los tres que tenía, y un pilón de mármol idéntico al de la fuente que existe en la plaza Balcón de Europa, junto a los Arcos del Paseo. En efecto, este pilón no es otro que la media taza de la fuente que hubo en la plaza, desmontada en los años inmediatamente anteriores a 1895. Una media taza se instaló en la fuente de la calle Pintada y la otra media, esta de la fuente actual de la calle Angustias, se utilizó primeramente en la fuente de la plazuela de Cavanas, para terminar en ella (véase en este mismo blog La fuente de la antigua plaza de la Constitución de Nerja).
La primitiva fuente de la calle Angustias no existe en la actualidad, pues fue sustituida hace unas décadas por otra distinta, con una función prácticamente ornamental, que dispone de un solo caño, en lugar de los tres que tenía, y un pilón de mármol idéntico al de la fuente que existe en la plaza Balcón de Europa, junto a los Arcos del Paseo. En efecto, este pilón no es otro que la media taza de la fuente que hubo en la plaza, desmontada en los años inmediatamente anteriores a 1895. Una media taza se instaló en la fuente de la calle Pintada y la otra media, esta de la fuente actual de la calle Angustias, se utilizó primeramente en la fuente de la plazuela de Cavanas, para terminar en ella (véase en este mismo blog La fuente de la antigua plaza de la Constitución de Nerja).
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