Puente del barranco de Maro (fotografía del autor) |
Si partimos de Nerja tomando la Carretera N-340 en dirección
a Almería y, pasado el punto kilométrico 294, la abandonamos para seguir por
uno de los tramos antiguos de la ruta, que serpentea atravesando el barranco de
Maro, nos adentraremos en un paraje en el que parece que se hubiera detenido el
tiempo. Las paredes del barranco destilan el agua proveniente de las
filtraciones de las acequias que riegan las tierras de los pagos circundantes,
y en algunas zonas se abren cuevas que antaño se usaron como vivienda y hoy
sirven de aprisco para el ganado; el matorral y los cañaverales, los acebuches
y las higueras conviven con cultivos de regadío en las laderas abancaladas, y
por doquier se oye el canto de los pájaros. Muy cerca, hacia el sur, se encuentra
el mar, y por el lado opuesto, adentrándose en la sierra, prosigue la línea del barranco, que algo más
arriba adopta el nombre de barranco de la Coladilla y más arriba aún se conoce
como barranco de los Cazadores.
En febrero de 1937 este idílico lugar fue testigo del paso de
miles de mujeres, hombres y niños que habían salido de Málaga huyendo de las tropas
fascistas que tomaban la ciudad y, perseguidos por ellas, se dirigían a Almería
en un intento desesperado de salvar la vida y conservar la libertad. Ignoraban que
para muchos de ellos la carretera se convertiría en un gigantesco cementerio en
el que sus cuerpos, ametrallados por la aviación o destrozados por las bombas
que disparaban los cruceros Castilla,
Baleares y Almirante Cervera desde el mar, quedarían depositados para siempre.
Puente del barranco de Maro y acueducto del Águila. Legado Temboury, Archivo fotográfico, foto nº 5.094A |
En aquellos momentos, la carretera y el puente se
encontraban en un buen estado de conservación, ya que apenas habían
transcurrido cincuenta años desde su construcción. No era esta la primera obra realizada para
pasar el barranco de Maro, pues en época romana el barranco se atravesaba algo
más al norte por un pequeño puente, hoy desaparecido, que formaba parte de la
vía Castulo-Malaca, descrita en el Itinerario de Antonino[1]. El
puente y la ruta romana fueron utilizados durante la Edad Media y siglos
posteriores, transformada ya en el camino de Vélez-Málaga a Almuñécar, hasta la
segunda mitad del siglo XIX en que ambos fueron sustituidos por el nuevo puente
y la carretera. Unos años antes de su construcción, en torno a 1860, otra obra
de ingeniería, el acueducto del Águila, se había levantado en el barranco por
iniciativa de Joaquín Pérez del Pulgar, para llevar el riego a sus propiedades
del pago de ‘Las Mercedes’ y abastecer de agua a la fábrica azucarera que se
disponía establecer en él[2].
La carretera, integrada en la hoy conocida como Carretera N-340,
formaba parte del Plan General de Carreteras de la Península e Islas adyacentes,
aprobado por Real Decreto de 6 de septiembre de 1860. Este plan se había
realizado por disposición de la Ley de 22 de julio de 1857 y en ella se
confiaba su elaboración al Ministerio de Fomento, dado que muchas de las vías que
se habían construido hasta entonces eran inservibles. La ley distinguía entre
vías de servicio particular y vías de servicio público, clasificando estas
últimas en carreteras de primer, segundo y tercer orden. Las de primer orden
eran las que se dirigían de Madrid a capitales de provincia, departamentos de
Marina, puntos donde hubiera establecidas aduanas marítimas habilitadas para el
comercio general de importación y exportación, y enlaces con determinados
ferrocarriles; las de segundo orden eran las que unían capitales de provincia
entre sí; y las de tercer orden, todas las demás. Entre las carreteras de segundo
orden que se debían construir se encontraba la de Málaga a Almería por
Vélez-Málaga y Motril; esta también figuraba en la Ley de 11 de julio de 1877,
por la que se aprobaba el Plan de Carreteras del Estado que sustituiría al de
1864, como Carretera de 2º orden de Málaga a Almería por Torrox, Nerja, Motril,
Albuñol y Adra.
El trazado de la carretera de segundo orden de Málaga a
Almería por Nerja y Motril que debía transcurrir por la provincia de Málaga se
dividió en tres secciones. La primera, con una longitud de 27.000 m, iría de
Málaga al Tajo del Jaral; la segunda, del Tajo del Jaral a Nerja, tendría
25.358 m; y la tercera uniría Nerja con el límite provincial a lo largo de
13.346,69 m. A comienzos de mayo de 1865 la primera sección estaba todavía en
estudio, la segunda estaba en construcción, y la tercera, la que nos interesa,
acababa de ser proyectada.
El proyecto de la tercera sección de la carretera entre
Nerja y el límite provincial fue redactado por el ingeniero de caminos Emilio
Iznardi Vasconi, finalizado por el también ingeniero de caminos Cipriano
Martínez González el 31 de octubre de 1864, y aceptado y elevado al Ministerio
de Fomento por el ingeniero jefe Antonio F. Molina para su aprobación
definitiva el 2 de mayo de 1865[3]. En
el proyecto se subdividía el trazado de esta sección en dos trozos, el primero
de 6.872,21 m y el segundo de 6.474, 48 m, estableciéndose el límite entre
ambos en el barranco de la Colmenilla o del río de la Miel. La carretera debía
tener 7 m de anchura, 5 para el firme y 2 para los paseos, y a lo largo de la
sección se contemplaba la construcción de una serie de obras de fábrica (3
sifones, 9 tajeas, 14 alcantarillas y 1 pontón) y dos obras especiales: un
puente para el río de la Miel y otro para el barranco de Maro, todo ello presupuestado
en 3.342.630,74 reales.
Pero las complicadas circunstancias políticas del país durante
los años previos a la caída de Isabel II en 1868 y en el convulso Sexenio
Democrático que le siguió impidieron que se iniciaran las obras de este y de otros tramos y
carreteras previstos. El proyecto que nos ocupa no fue aprobado definitivamente
hasta el 7 de septiembre de 1877, ya en tiempos de la Restauración; las obras
se subastaron el 23 de septiembre de 1882 y se adjudicaron a Manuel Fernández
Gómez un año después, el 10 de septiembre de 1883, aunque este cedería la
contrata a Diego Martín Martos en diciembre de 1886. Entretanto, a finales del
año anterior se había autorizado la realización de un proyecto reformado que
sería firmado por el ingeniero José Bores Romero el 20 de abril de 1887 y aprobado
definitivamente por Real Orden de 16 de noviembre de 1888 por 1.455.388,23
pesetas[4]. Como
parte del trazado transcurría por terrenos pertenecientes a los herederos de
Joaquín Pérez del Pulgar, fue necesario proceder a las correspondientes
expropiaciones que se acordaron entre estos y el contratista y se escrituraron
el 12 de mayo de 1887[5]. Los
primeros 5 km, en los que se encontraba el paso por el barranco de Maro, se
hallaban terminados en enero de 1889, aunque no se aprobó la recepción de los
mismos al encontrarse obras de fábrica no comprendidas en el proyecto, por lo
que hubo que redactar un presupuesto adicional y un proyecto reformado de las
obras del trozo primero, firmado por el ingeniero Ramón Díaz Petersen en 1893[6].
Plano del alzado del puente. Málaga, 31 de octubre de 1864. Ingenieros Emilio Iznardi y Cipriano Martínez. A.H.P.M. Carreteras, 1ª sección, leg. 24.965/1 |
Por tanto, el puente se había construido a lo largo del
segundo semestre de 1887 y durante el año 1888. Díaz Petersen, en la memoria de
este proyecto describía el puente ya terminado y refería que
“Cruzando estos pequeños arroyos [Badén y Fuente del Badén], se presenta el accidente más notable de todo el trozo, que es el barranco de Maro. Este barranco tiene unos 15 kilómetros de longitud, presenta sus márgenes sumamente escarpadas y hasta podemos decir que más que laderas son tajos verticales en la mayor parte del curso del arroyo con una profundidad en algunos kilómetros, a contar desde el mar, constante próximamente; y siendo su andadura muy considerable para que se pudiera pensar en salvarlo con una obra de fábrica, o bien un tramo metálico a la altura de los bordes superiores de su márgenes, hubo necesidad de escoger el punto de paso con la condición de poder descender por su ladera izquierda, con el objeto de disminuir la importancia de la obra con que se había de salvar y después poder ascender por la otra margen y continuar el trazado con buenas condiciones […].Hemos descendido pues con el trazado todo lo que han permitido las laderas y teniendo en cuenta también que se había de entrar y salir en curva en la obra de fábrica, ha resultado, atendidas todas estas consideraciones, una altura de 18 metros para la rasante sobre el punto más bajo del arroyo.”[7]
Sección longitudinal desarrollada del puente. Málaga, 31 de octubre de 1864. Ingenieros Emilio Iznardi y Cipriano Martínez. A.H.P.M. Carreteras, 1ª sección, leg. 24.965/1 |
El puente, un viaducto, es de un solo arco de medio punto de
8 m de luz. Sobre dos estribos que se encajonan en los laterales del fondo del
barranco arranca el arco del puente y se elevan sendas pilastras en las que
confluyen los muros laterales. Las medidas de los muros de la derecha son:
aguas arriba, 17 m de longitud y 8,60 m de altura, y aguas abajo, 22 m de
longitud y 9,22 m de altura; los muros de la izquierda tienen: aguas arriba,
28,90 m de longitud y 9 m de altura, y aguas abajo, 34,25 m de longitud y 9,85
m de altura. El firme y los paseos redujeron su anchura en un metro respecto al
resto de la carretera, pasando de 7 m a 6 m. El puente se corona con pretil en
el que se abren dos desaguaderos a cada lado protegidos con un pilón de respeto.
El cuerpo del basamento y los estribos son de mampostería ordinaria, los
paramentos de mampostería careada, y las pilastras de mampostería ordinaria y
ladrillo. Los muros son de mampostería ordinaria, los paramentos de mampostería
careada y las verdugadas y aristones de ladrillo. En la coronación, la imposta
es de sillería aplantillada, los pretiles de fábrica de ladrillo, sillería
recta y sillería aplantillada, material empleado también para los guarda
ruedas. La bóveda tiene boquilla y cañón de sillería desbastada y ladrillo; los
tímpanos y rellanos de mampostería ordinaria y careada, y la chapa de hormigón
hidráulico. Hay que indicar que en el proyecto primitivo todos los paramentos
eran de ladrillo, pero este material fue sustituido por la mampostería careada
en el proyecto reformado, tal como se puede observar actualmente en el puente. La
piedra sillar y la mampostería que se emplearon provenía de las canteras de
Burriana, los tajos del río de Maro y de la Miel y del tajo del Águila, y los
ladrillos de los tejares de Nerja.
Alzado del puente sin los paramentos de ladrillo. Málaga, 31 de octubre de 1864. Ingenieros Emilio Iznardi y Cipriano Martínez. A.H.P.M. Carreteras, 1ª sección, leg. 24.971/2 |
Proyección horizontal del puente. Málaga, 31 de octubre de 1864. Ingenieros Emilio Iznardi y Cipriano Martínez. A.H.P.M. Carreteras, 1ª sección, leg. 24.965/1 |
A principios del siglo XX, la mayoría de las carreteras
españolas eran prácticamente inservibles ante la irrupción del automóvil, por
lo que se hacía necesaria su renovación y el uso de pavimentos asfálticos. Durante la dictadura de Primo de Rivera, el
itinerario de Motril-Málaga-Algeciras-Cádiz fue incluido en el Circuito
Nacional de Firmes Especiales, creado por el Real decreto-ley de 9 de febrero
de 1926. Este circuito, proyectado bajo el mandato del ministro de Fomento
Rafael Benjumea y Burín, conde de Guadalhorce, elegía las conexiones de las
principales ciudades y transcurría por los lugares más interesantes desde el
punto de vista histórico y artístico para fomentar el turismo, a la vez que se
adaptaba al tráfico de automóviles, suprimiendo pasos a nivel y mejorando
travesías, curvas y rasantes[8].
Estribo y arranque de la bóveda del puente (fotografía del autor) |
El aumento del tráfico debido al desarrollo del turismo de
masas en la costa, paralelo al incremento del tráfico de mercancías, obligó a la
realización de obras de mejora en la carretera durante la década de 1980,
modificándose el trazado por algunos puntos (supresión de curvas, ampliación de
la anchura de la calzada y arcenes, mejora del firme y señalización), y construyéndose
nuevos viaductos, como el que atraviesa el barranco de Maro entre el puente decimonónico
y el acueducto del Águila. Esto hizo que algunos tramos, como el que estamos
tratando, fueran abandonados y cedidos a los ayuntamientos en virtud de la
Orden de 23 de julio de 2001, por la que se regula la entrega a los los mismos de
tramos urbanos de la Red de Carreteras del Estado; en nuestro caso, la cesión
definitiva al Ayuntamiento de Nerja tuvo lugar en 2007. En la actualidad, la
Autovía del Mediterráneo, con su correspondiente viaducto al norte del ya citado
acueducto, ha sustituido a la carretera N-340 como vía de comunicación
principal de la costa, quedando esta casi como vía secundaria.
Estado actual del firme y los pretiles del puente (fotografía del autor) |
La situación en que se encuentra actualmente el puente del
barranco de Maro deja mucho que desear. Si bien el basamento, los estribos,
pilastras y bóveda resisten firmes y están en buen estado de conservación, los
pretiles del puente y de los muros laterales y el firme presentan un estado
lamentable. Faltan tramos de los pretiles que han sido sustituidos por vallas
quitamiedo o por materiales ajenos a esta obra de ingeniería, y muchas de las
piezas de sillería han sido expoliadas, por lo que urge acometer una
restauración del puente que, junto con otros elementos de esta
antigua carretera, forma parte del patrimonio de la obra pública, un patrimonio poco
conocido, estudiado y valorado. En palabras de la profesora y especialista en
patrimonio industrial de la Universidad de Valencia, Inmaculada Aguilar Civera
este es
“un patrimonio amplio y complejo que recoge distintos aspectos de la organización pública del estado, de su ordenación del territorio, de las numerosas y grandes infraestructuras desarrolladas a lo largo de los siglos, de los diferentes sistemas del transporte: viario, ferroviario, hidráulico, marítimo, aéreo y de las comunicaciones, es decir, la historia de las Obras Públicas y su implicación en el territorio.”[9]
Independientemente de su valor como bien del patrimonio de
la obra pública, el puente forma parte del catálogo de bienes protegidos del Plan Especial de Protección del sitio
histórico Paraje Pintoresco de Maro, por lo que, como elemento de un Bien
de Interés Cultural como es dicho sitio histórico, deben garantizarse su
conservación y puesta en valor.
Por otra parte, el puente, así como el tramo abandonado de
la carretera N-340 al que pertenece, y otros de la provincia de Málaga, fue
declarado Lugar de Memoria Histórica de Andalucía por Acuerdo de 20 de marzo de
2012, del Consejo de
Gobierno. Con ello, se reconoce el valor histórico y simbólico de la carretera
por la que en 1937 tuvo lugar el éxodo al que al principio nos referíamos,
tristemente conocido con el nombre de la ‘Desbandá’.
En noviembre de
2015, la Asociación Cultural para la Conservación y Difusión del Patrimonio
Histórico ‘La Volaera’ presentó al Ayuntamiento de Nerja un proyecto para la
recuperación del puente del barranco de Maro y del tramo de la carretera, de
unos 930 m de longitud, con propuestas para su conservación y puesta en valor
como bien del patrimonio histórico, a la vez que se dignifica como el Lugar de
Memoria Histórica de Andalucía que es.
Memorial Málaga 1937. Proyecto de recuperación de la memoria histórica en el tramo de la Carretera Nacional 340 del barranco de Maro. Asociación 'La Volaera' de Nerja |
[1]
GOZALBEZ CRAVIOTO, Carlos, “La Vía
romana ‘Ítem Cástulo-Malaca’, a su paso por Nerja”, Jábega 48, 1984, págs. 3-8.
[2] Véase
http://franciscocapillaluque.blogspot.com.es/2013/12/el-acueducto-del-aguila-acueducto-del.html
[3] (A)RCHIVO
(H)ISTÓRICO (P)ROVINCIAL DE (M)ÁLAGA, Carreteras. Sección 1ª, leg. 24.964,
docs. 2 y 3.
[4]
A.H.P.M., Carreteras. Sección 1ª, leg. 24.971, doc. 3.
[5]
A.H.P.M., Protocolos, leg. 5.512, fols. 1.810r-1843v.
[6]
A.H.P.M., Carreteras. Sección 1ª, leg. 24.979, doc. 3.
[7]
A.H.P.M., Ibidem.
[8] Véase
MARTÍN GAITE, Carmen, El conde de
Guadalhorce, su época y su labor, Madrid, 2003.
[9]
AGUILAR CIVERA, Inmaculada, “Patrimonio cultural de la obra pública. Acciones
del pasado, propuestas de futuro”, en CASTILLO RUIZ, José (Coord.), Patrimonio histórico y desarrollo
territorial, 2009, págs. 205-223.
Enhorabuena por su artículo, Dr. Capilla.
ResponderEliminarEsperamos que la Corporación Municipal tome nota del alto valor patrimonial de la zona.
Un abrazo.
Jorge y Dori
El lugar me parece muy atrayente y fascinante. Aunque ya lo conocía, este año he podido visitar y recorrer con detalle el conjunto de puente, acueducto y azucarera, tres construcciones realizadas con mucho oficio y que me parecen soberbias. El puente, como usted bien dice, necesita actuaciones urgentes en pretiles y pavimento, y atajar en lo posible las filtraciones que presenta su bóveda. En cuanto a la azucarera, ojalá pronto se pueda rehabilitar de una forma sensata. Muchas gracias por toda esta información y por la documentación gráfica. Un saludo.
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