(A Salvador Márquez Galindo, historiador torroxeño)
Santuario de Nuestra Señora de las Nieves (Torrox) (fotografía del autor)
El santuario de Nuestra Señora de las Nieves
de Torrox es una ermita que ya existía a finales del siglo XVI (la primera
referencia documental data de 1597), donde se rinde culto a una imagen de la
Virgen bajo dicha advocación. Adosada a
la misma se estableció una comunidad de frailes mínimos de la Orden de San
Francisco de Paula, invitados por acuerdo del concejo de Torrox, tomado en 1646,
para dedicarse a la instrucción de los niños y a la predicación, aunque los
frailes no llegaron hasta 1670, año en que instalaron un hospicio. Posteriormente,
en 1676, el Ayuntamiento de Vélez-Málaga dio la autorización para fundar el
convento cuyas obras estaban finalizadas antes de acabar el siglo. En 1710, el
Capítulo General de la Orden celebrado en Génova aprobó la transformación del
hospicio en convento, dotado de propiedades cedidas por vecinos de Torrox para
su mantenimiento, pasando así la ermita a convertirse en la iglesia de la
institución conventual. En 1836, a raíz de
la desamortización de Mendizábal, los frailes fueron exclaustrados,
incautándose el Estado del convento con todas sus propiedades –a excepción
de la iglesia, el coro y la sacristía– y fue puesto en venta y adquirido por Gabriel García. En 1851
este lo vendió a un propietario de la localidad, Fernando Sevilla, quien lo
utilizó como almacén de frutos[1];
posteriormente fue cuartel de la Guardia Civil y en la actualidad alberga dependencias
de la Diputación Provincial de Málaga. El convento de Nuestra Señora de las Nieves,
incluido el santuario, ha sido declarado por la Junta de Andalucía Bien de
Interés Cultural, con la categoría de Monumento, por el Decreto 146/2006, de 18
de julio.
Santuario de Nuestra Señora de las Nieves (Torrox). Exterior del camarín (fotografía del autor)
La iglesia es de planta de cruz latina con
una sola nave con coro alto a sus pies, presbiterio y camarín con bóveda
semiesférica en el que se halla la imagen de la Virgen de las Nieves, patrona
de Torrox, una talla muy retocada del siglo XVII. En el presbiterio existió un retablo
barroco que enmarcaba la embocadura del camarín, observable en una fotografía conservada
en el Legado Temboury, sustituido por un conjunto de yeserías neoplaterescas
tras la Guerra Civil[2]. La
nave y el presbiterio están cubiertos con armaduras de madera de tradición
mudéjar. Se accede al templo por dos
puertas, una abierta en la fachada principal orientada al este y otra en su
lado norte; hay una tercera que comunica con las antiguas dependencias del
convento.
Planta del santuario de Ntra. Sra de las Nieves (Torrox)
Altar mayor del santuario de las Nieves (Legado Temboury. Fotografía 5.805)
A ambos lados del presbiterio se abren varias
estancias, algunas de las cuales debieron formar parte de una ampliación de la
primitiva ermita, realizada una vez que los frailes se instalaron en el
convento. Una de ellas es una capilla situada en el lado de la Epístola que se
cubre con falsa bóveda semiesférica sobre pechinas, decorada con unas
interesantes pinturas murales a secco de
autor anónimo, realizadas en la primera mitad del siglo XVIII. Con toda seguridad al menos las pechinas y quizá
los muros de esta capilla, así como otros puntos de la ermita, deben conservar
pinturas ocultas bajo capas de cal, pues era una práctica muy común durante el
barroco cubrir las paredes y bóvedas, así como otros elementos arquitectónicos,
con una combinación de escenas de carácter religioso y motivos ornamentales,
conformando verdaderos conjuntos pictóricos, disimulándose así la pobreza de
los materiales utilizados, a la vez que se desarrollaban programas
iconográficos. Existen ejemplos de ello en el entorno, como son la ermita de
Nuestra Señora de las Angustias de Nerja o la ermita de la Virgen de los
Remedios de Vélez Málaga. Asimismo, la iglesia de El Salvador de Nerja tuvo
pinturas murales, hoy desaparecidas; en la iglesia de San Antonio de Padua de
Frigiliana, se ha recuperado parte de su decoración pictórica; y las iglesias de San Francisco y del convento
de carmelitas de Jesús, María y José, en Vélez-Málaga, presentan interesantes
pinturas murales; por su parte, la misma iglesia parroquial de Torrox también
debió tenerlas.
Cúpula decorada en la capilla del lado de la Epístola del santuario de las Nieves (fotografía del autor)
La cúpula está decorada con una arquitectura
fingida en grisalla, formada por seis pilastras toscanas con acanaladuras
azules que sostienen un entablamento circular cerrado por una corona de hojas
de acanto; en los espacios enmarcados por las pilastras se dispone abundante decoración
de roleos y pergaminos, también en grisalla, sobre fondo azul; en la base hay
doce ángeles de pasión, agrupados por parejas, sobre los que figuran seis
cartelas ovaladas con distintos motivos.
Los ángeles niños, desnudos y compungidos, portan
los instrumentos de la Pasión del Señor: la columna de la flagelación; el
látigo y otros instrumentos de azotes; los clavos y la corona de espinas; el
martillo y las tenazas; la lanza que Longinos hundió en el costado de Cristo y
la caña con la esponja empapada en vinagre que se le dio a beber; y la escala utilizada para bajarlo de la
cruz.
Ángeles de Pasión con columna de la flagelación (fotografía del autor)
Ángeles de Pasión con instrumentos de azotes (fotografía del autor)
Ángeles de Pasión con corona de espinas y clavos (fotografía del autor)
Ángeles de Pasión con martillo y tenazas (fotografía del autor)
Ángeles de Pasión con escala (fotografía del autor)
Cuatro de las cartelas ovaladas contienen
símbolos marianos que, junto a otros recogidos en las Letanías Lauretanas,
fueron extraídos del Antiguo Testamento y ampliamente utilizados en el barroco.
En una de ellas se representan unos narcisos y en otra una azucena, ambos de color
blanco, que aluden a la pureza de María y que encuentran su referencia en el
siguiente versículo del Cantar de los Cantares:
Yo soy un narciso de Sarón, una azucena de las vegas. (Cant 2,1)
Cartela con los narcisos (fotografía del autor)
Cartela con la azucena blanca (fotografía del autor)
Otras dos cartelas contienen un ciprés y una
palmera, asimismo símbolos asociados a la Virgen, que proceden de las palabras
pronunciadas por la Sabiduría en el libro del Eclesiástico:
Crecí como cedro del Líbano y como ciprés del monte Hermón, crecí como palmera de Engadí y como rosal de Jericó; como olivo crecí en la pradera y como plátano junto al agua. (Eclo 24,13-14)
Cartela con el ciprés (fotografía del autor)
Cartela con la palmera (fotografía del autor)
Las dos cartelas restantes muestran sendas efigies de
san Pedro y san Pablo, este último representado con la espada, uno de sus
atributos, y el primero como un anciano de pelo cano. Ambos apóstoles, cuando
se les representa asociados, simbolizan la instauración de la Iglesia.
Cartela de San Pedro (fotografía del autor)
Cartela de San Pablo (fotografía del autor)
En lugar de mostrar las distintas escenas de
la Pasión o representar a la Virgen en su advocación de Inmaculada Concepción, iconografía
tan difundida desde el siglo XVII, la cúpula muestra un universo simbólico y
polivalente que forma parte de la cultura de emblemas y jeroglíficos, tan en
boga durante el renacimiento y el barroco. Los instrumentos de la Pasión no dejan de ser
simples objetos y las flores y los árboles, bellos elementos del mundo vegetal,
pero todos ellos adquieren otro sentido y se convierten en atributos cuando se
los sitúa en un determinado contexto; contienen un mensaje dirigido a quienes
lo saben leer.
No existe un estudio histórico artístico del
santuario, como el que el historiador torroxeño Salvador Márquez Galindo ha realizado
de la iglesia parroquial de la localidad[3], que ofrezca
la información proporcionada por la documentación de archivo y permita conocer
detalles sobre la construcción de esta capilla. Desconocemos si fue fundada por
iniciativa de la propia comunidad de Mínimos o de particulares, el uso al que
estaba destinada, a qué advocación o advocaciones se rendía culto en ella o si
disponía de cripta para enterramientos, así como datos precisos sobre la fecha exacta
de realización y autoría de las pinturas. Si bien en la cúpula se ofrece un
discurso coherente en sí mismo, queda la sensación de que esta es solo una
parte de un programa más amplio, parcialmente perdido, que a través de la
investigación podría ser conocido.
Las pinturas presentan un deficiente estado de
conservación, con pérdidas por algunas zonas debido a las humedades, por
lo que urge acometer la restauración de las mismas si no se quiere llegar a una
situación irremediable. En la comarca se ha recuperado parcialmente otra
representación de ángeles pasionistas en la ermita de Nuestra Señora de las
Angustias de Nerja y se sabe que la hubo también en la parroquia de El Salvador
de dicha localidad, aunque fue destruida en las últimas reparaciones de la
iglesia; pero no existe en toda la Axarquía otra muestra de los símbolos
marianos y de los dos apóstoles con la atribución que hemos comentado más que
esta del santuario de Nuestra Señora de las Nieves de Torrox, por lo que tienen
un valor añadido que obliga a extremar, aún más si cabe, las medidas para su
protección y salvaguarda.
[1] RUIZ GARCÍA, P., La taha de Frigiliana. Nerja, Torrox, Maro y Frigiliana después de la
Conquista, Vélez-Málaga, Arte y Cultura, 1994, págs. 87-92.
[2] La fotografía nº 5.805 del Legado Temboury está catalogada como lámina de revista del altar de Nuestra Señora de las Nieves de la iglesia parroquial de Torrox, lo cual es un error, pues no pertenece a la parroquia, sino a la ermita y muestra el estado de la capilla mayor con el retablo antes de su pérdida y transformación tras la Guerra Civil.
[3] MÁRQUEZ GALINDO, S., La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación de Torrox. Análisis histórico-artístico del templo torroxeño, Málaga-Torrox, 2010.
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